Por un Fondo Único de Reconstrucción Nacional

Publicado originalmente en: El Sol de México

Por Alan Aizpuru*

Con el terremoto del 19 de septiembre, al igual que 32 años atrás, la Ciudad de México y el país vivieron un vuelco social que emuló al de las placas tectónicas bajo la tierra. Terminó de descubrir lo que ya sabíamos, pero continuaba solapado: injusticias, inequidades, apadrinamientos y una industria inmobiliaria corrupta. También descubrió una hermandad tan potente y tan sincera que sorprendió al mundo entero.

La reconstrucción de nuestro país requiere una planeación política y social que trascienda los procesos electorales y los intereses partidistas o empresariales. En otras palabras, exige una política transexenal sin precedentes. La reconstrucción de nuestro país no debe ser negocio financiero entre particulares ni una pauta publicitaria para políticos: es un llamado a la unidad de ideas y objetivos para poner los cimientos de un nuevo México libre de corrupción.

Ante tal responsabilidad, y para asegurar el éxito del proceso, lo primero que se necesita es contar con el apoyo y la confianza pública. ¿Cómo puede un proyecto así contar con la confianza pública? Con la participación de todos los sectores de la sociedad, donde los afectados tengan un lugar preponderante en la toma de decisiones, no solamente en papel; donde entidades públicas y empresarios, académicos, organizaciones de la sociedad civil y medios de comunicación, entre otros, colaboren sin que ninguno de ellos lleve la batuta única.

Si bien varios sectores han comenzado ya su propio esfuerzo de reconstrucción, lo que se debe evitar es la fragmentación de éstos, pues, como dice el dicho, “unidos somos más”. La manera de evitar la duplicidad de funciones, fomentar la transparencia y hacer que la ayuda llegue a quienes más lo necesitan es la creación de un Fondo Único de Reconstrucción Nacional, propuesta impulsada desde la sociedad civil.

El Fondo Único, dirigido por un cuerpo de profesionales, iría más allá de los partidos y de los negocios particulares. Le permitirá a los observatorios de transparencia y rendición de cuentas un monitoreo focalizado y exhaustivo de los recursos: llegaría a quienes de verdad necesitan la ayuda.

No debemos ceder a la desconfianza frente a los mecanismos de poder, ni al juego del dinero. No debemos dejar que aquellos que propiciaron las condiciones del desastre sean los que dirijan su proceso de reconstrucción. La reconstrucción debe abrir nuevas vías a través de un diálogo nunca antes logrado. Reconstruyendo los edificios caídos reconstruiremos también las estructuras maltrechas de la sociedad mexicana. Levantaremos no solamente casas, sino los cimientos sociales de nuestro país, para no repetir los errores de siempre.

*Representante de la CdMx de Nosotrxs

@NosotrxsMX

Antes de los sismos el dinero del Fonden ya era opaco, por eso las ONGs exigen vigilarlo con lupa

Publicado originalmente en: Sin Embargo

El Gobierno federal lanzó la plataforma “Fuerza México” para promover la rendición de cuentas, transparencia y seguimiento a los recursos públicos destinados para la reconstrucción de los daños por los sismos, de acuerdo con lo que ahí se consigna. Entre el “sistema de fondos” destaca el Fondo de Desastres Naturales (Fonden), que para este año cuenta con 9 mil millones de pesos, 6 mil millones asignados más los 3 mil millones del fideicomiso disponibles del año pasado.

Sin embargo, investigadoras de México Evalúa y el CIEP alertaron que hubo irregularidades en el 5 por ciento de los recursos del Fonden ya usados tras desastres naturales en Oaxaca, Guerrero y Chiapas. Además enfatizaron la importancia de un mecanismo de seguimiento por lo que la Auditoría Superior de la Federación detectó en años pasados: empresas que no contaban con la capacidad ni con los recursos para ejecutar los contratos, a algunas no se les pudo acreditar ni siquiera su existencia, retrasos en el inicio y entrega de obras, recursos que no se aplicaron o de los que no se comprobó su ejercicio….

Diversas organizaciones ya presionan para que el dinero de los donativos y públicos se transparenten ante la desconfianza sobre el manejo de estos recursos por parte de los gobiernos federal y locales.

Más de 153 mil viviendas en Oaxaca, Chiapas, Morelos, Puebla y Estado de México registran algún tipo de daño tras los sismos del 7 y 19 de septiembre, de acuerdo con censos oficiales. Para el proceso de reconstrucción, el Gobierno federal tiene recursos de la Federación y de los estados, pero la Auditoría Superior de la Federación (ASF) ha detectado irregularidades en la aplicación del Fondo de Desastres Naturales (Fonden).

Los fideicomisos locales, por la falta de control en las contrataciones de empresas, tienden a la corrupción, advirtió la organización México Evalúa.

En esta línea, la agrupación Nosotrxs ha llamado a un fondo único que reúna todas las aportaciones internacionales, bancarias, partidarias, sociales y privadas con el propósito de “coordinar los recursos, aumentar la capacidad de vigilancia y evitar el uso político-electoral en términos de transparencia” mediante un comité técnico con perfiles profesionalizados, observadores internacionales y con autoridad moral sin afiliación partidista que gocen de la suficiente credibilidad para impulsar el proceso que requiere un conocimiento en políticas públicas, administración y ejercicio de recursos, dijo en entrevista su director Luis F. Fernández.

Por ahora, el Gobierno federal lanzó la plataforma “Fuerza México” para publicar una base de datos y dar seguimiento con transparencia y rendición de cuentas el uso de los recursos públicos destinados al reto de la reconstrucción.

Con pérdida total, hasta el momento se reportaron 33 mil viviendas en Oaxaca; 16 mil 813 en Chiapas; 3 mil 319 en Puebla; mil 695 en el Estado de México; mil 527 en Guerrero y 349 en Morelos, de acuerdo con la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu).

Los recursos públicos disponibles para la población afectada en situación de extrema pobreza son el Fondo de Desastres Naturales (Fonden) con un saldo de 9 mil millones de pesos para 2017 y el Fondo de Aportaciones para la Infraestructura Social (FAIS) de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol) con un monto de 27 mil millones de pesos etiquetados para todos los estados en el Presupuesto de Egresos de la Federación de 2017 y fiscalizado anualmente por la Auditoría Superior de la Federación.

Fiorentina García, investigadora del Centro de Investigación Económica y Presupueataria (CIEP), explicó que la fuente de financiamiento más importante ante desastres como los sismos es el Fonden, el cual se financia de dos formas. Una parte son recursos federales (6 mil 400 millones de pesos asignados este año) y otra parte es un fideicomiso (3 mil millones de pesos disponibles desde el año pasado). Para 2018 se propusieron 7 mil millones de pesos, un 5 por ciento más.

Los recursos no se entregan directamente a los estados porque existe un mecanismo con lineamientos específicos. Cuando el Gobierno federal levanta la declaratoria de emergencia y señala a las entidades afectadas, éstas son responsables de hacer un Comité de evaluación de daños, integrado por un representante del ejecutivo federal o estatal, de Protección Civil y de diferentes sectores (educación, salud, infraestructura…). Tras evaluar y cuantificar los daños, el Comité estatal hace una petición de recursos a la Secretaría de Gobernación, expuso García.

No obstante, resaltó que desde la Ley de Disciplina Financiera se obliga a los estados a contar con su propio fondo para atender los desastres naturales, pero no existe un registro de ello. Hasta el primer trimestre de 2017, se había empleado el 5 por ciento del Fonden por los desastres naturales anteriores (en Oaxaca, Guerrero y Chiapas), documentó.

Fiorentina García dijo que la principal herramienta para evitar que exista un desvío de recursos es seguir el proceso de los comités de evaluación de daños, así como los avances de las obras.

Mariana Campos, coordinadora del programa de gasto público y rendición de cuentas en la organización México Evalúa, alertó que estos recursos federales que forman “un sistema de fondos” se depositarán en fideicomisos estatales, los cuales se encargarán de contratar obras y servicios. Aunque estos se caracterizan por “su opacidad y riesgo de corrupción” por la falta de control en la contratación y evaluación de las empresas –al haber adjudicación directa por caso extraordinario– por parte de las autoridades locales.

Sobre las auditorías al ejercicio de los recursos del Fonden, ejemplificó que tras las inundaciones que sufrió Chiapas en 2011 los resultados fueron “lamentables”. El Fonden se emplea cuando los daños ocasionados por los fenómenos naturales superan la capacidad financiera de las entidades o dependencias de la administración pública.

“Las autoridades estatales [de Chiapas] contrataron a empresas que no contaban con la capacidad técnica ni con los recursos materiales y humanos para ejecutar los contratos. El gobierno estatal no se aseguró de haber conseguido las mejores condiciones de contratación para el erario en 84 contratos de obra pública por mil 250 millones de pesos”, dijo Campos con base en la ASF.

“Una de las observaciones más graves fue que no se integró la información y documentación que acreditara la existencia legal de 47 empresas contratadas. Las obras avanzaron lentamente por lo que no se cumplió con el principio de inmediatez, que es el elemento fundamental en la respuesta que se debe dar en caso de emergencia”, agregó.

Por ello, Campos enfatizó que en la discusión que realiza el Congreso actualmente sobre el Presupuesto de Egresos de la Federación para 2018 deben establecerse mecanismos para una mejor ejecución del Fonden a nivel local y federal. Además, urgió a la Secretaría de Hacienda y a la Secretaría de Gobernación a capacitar a los estados para el control y transparencia de la contratación.

Además, el colectivo de analistas Data4 expuso que pueden pasar muchos meses para que las entidades que sufrieron un desastre reciban los recursos del Fonden, por lo que se creó la figura de los “Apoyos Parciales Inmediatos” (APIN) para financiar en situaciones urgentes y críticas, pero el proceso también es tardado. En 2014 pasaron 55 días para su aprobación, documentó.

LAS OTRAS IRREGULARIDADES DE FONDEN

En la cuenta pública de 2013, la Auditoría Superior de la Federación observó que el Fonden puso a disposición de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) recursos por 432 millones 789 mil pesos para la reconstrucción de obras en el estado de Oaxaca para atender los fenómenos naturales ocurridos en 2012 (huracán Carlota) y 368 millones 190 mil pesos para los registrados en 2013 (huracán Ingrid y Manuel). También se puso a disposición de la Comisión Nacional del Agua (Conagua) un importe de 25 millones 976 mil pesos para la reconstrucción de obras en Oaxaca.

De esos datos, el organismo fiscalizador concluyó que la Secretaría de Gobernación, la SCT y la Conagua “no cumplieron con las disposiciones legales y normativas aplicables” porque la Conagua y la SCT adjudicaron contratos mediante invitación a cuando menos tres personas cuando debieron hacerlo mediante el procedimiento de licitación pública; y la SCT no acreditó la contratación y el ejercicio de 210 millones 657 mil pesos autorizados, aunque el plazo para ejercerlos ya se había cumplido.

En el mismo informe de 2013, la ASF también revisó los 3 mil 025 millones de pesos del Fonden para la atención de los desastres provocados por las fuertes lluvias en Guerrero, pero las secretarías de Hacienda, de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano, de Comunicaciones y Transportes y la Comisión Nacional del Agua “no cumplieron con las disposiciones legales y normativas”.

La Sedatu inició obras y acciones con atrasos de más de cien días, comprometió recursos mediante contrataciones por 445 millones 403 miles pesos, superior a los 120 millones 582 mil pesos autorizados. Asimismo, no acreditó el cumplimiento del plazo de ejecución de las obras establecido en 52 contratos y tampoco corroboró que las viviendas fueran entregadas por parte del contratista a la dependencia en la fecha estipulada en el contrato.

La SCT, por su parte, no comprobó que un contratista diera cumplimiento al plazo de ejecución de la obra y comprometió recursos mediante contrataciones por 3 mil 626 millones de pesos, más de los mil 769 millones autorizados por el Fonden.

LOS OTROS FONDOS Y LOS “CRÉDITOS PREFERENCIALES”

Contra la catástrofe ocasionada por los sismos, además del Fonden y el FAIS también se puede recurrir al Fondo de Reconstrucción (Fonrec) con siete mil millones de pesos a través de una línea de crédito solicitada por los estados que administra Banobras con los bonos cupón cero.

Si el Banco Mundial los autoriza hasta la primera quincena de octubre, de igual manera se contaría con el Bono Catastrófico hasta por 150 millones de dólares.

En el caso de la Ciudad de México, que concentra más de 500 casas en nivel rojo, está el Fondo de Desastres Naturales de la Ciudad de México con 9 mil 400 millones de pesos. Este fin de semana el titular de Protección Civil, Luis Felipe Puente, aseguró que la capital no tendría acceso al Fonden federal porque es exclusivo para los mexicanos en situación de pobreza, algo “que no le queda”. Además, afirmó que el Fonden está en “cero pesos” por lo que “requiere en estos momentos de una atracción de fondos de la Secretaría de Hacienda”.

Sin embargo, el domingo el Jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera Espinosa, declaró que la capital del país es “la primera entidad” en entregar documentación completa de los reportes de daños en las delegaciones para acceder a los recursos del Fonden. En la Ciudad hay 155 mil personas en pobreza extrema y 2 millones 434 mil en pobreza, de acuerdo con el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).

Con ello, dijo, se apoyará para el retiro de cascajo en la fase de demolición con un gasto aproximado de 2 mil 500 millones de pesos, de los cuales el Fonden aportaría mil 250 millones de pesos y el resto serían recursos de la metrópoli. El segundo destino es para las personas damnificadas aunado a los apoyos que brinda el gobierno local.

Por su parte, la Secretaría de Hacienda aseguró que las personas de la Ciudad de México; Cuernavaca y Jiutepec, en Morelos; Cuautlancingo, Puebla, Cholula, San Martín Texmelucan y San Miguel Xoxtla, en Puebla; y Tlaxcala, Papalotla de Xicohtén, Xicohtzinco y Apizaco, en Tlaxcala, tendrán acceso a “créditos preferenciales” los cuales se alimentarán con recursos federales, estatales o municipales para la reconstrucción o reparación de sus viviendas.

Serán provistos por la Sociedad Hipotecaria Federal (SHF) y el Fondo de Operación y Financiamiento Bancario a la Vivienda (FOVI), la cuales emitirán créditos hipotecarios para la adquisición, reconstrucción y atención de daños estructurales parciales de vivienda.

Para los municipios de Guerrero, Estado de México, Morelos, Puebla y Tlaxcala declarados en emergencia, las familias recibirán recursos directos del Fonden, al igual que en los estados de Chiapas y Oaxaca, según el tipo de daño y sustentado en un censo.

El Banco de México, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, Banjercito y la Asociación de Bancos de México también lanzaron el “Plan Billetes”, el cual consiste en establecer Módulos de Atención de Servicios para el retiro de efectivo con tarjetas bancarias que faciliten el acceso al Fondo de Desastres Naturales.

Son cinco módulos de atención y servicios en Asunción Ixtaltepec, Oaxaca, operados por Banjercito, para la disposición de efectivo con la tarjeta de débito emitida y entregada por BANSEFI a los beneficiarios de los recursos del FONDEN. Serán custodiados por personal de la Secretaría de la Defensa Nacional.

La reconstrucción y la desconfianza ciudadana en las autoridades

Publicado originalmente en: Proceso

La desconfianza ciudadana hacia las autoridades crece a medida que se acerca el proceso de reconstrucción de las viviendas dañadas por los sismos del 7 y 19 de septiembre. Aun cuando el gobierno federal y los estatales, así como empresas, fundaciones filantrópicas, agencias de cooperación extranjeras y partidos políticos prometieron sumas millonarias para esa tarea, el problema es cómo aplicarlas sin que se cuele la corrupción, advierte a Proceso Jacqueline Peschard, presidenta del Comité de Participación Ciudadana y del Comité Coordinador del Sistema Nacional Anticorrupción.

Aún no termina la atención humanitaria a los más de 250 mil damnificados por los terremotos del 7 y 19 de septiembre y la sociedad civil ya comenzó a organizar estrategias de reconstrucción para evitar la corrupción, pues son muchos los ciudadanos que desconfían de las autoridades.

En vísperas del arranque del proceso electoral 2018 –que se anuncia muy disputado–, la apuesta ciudadana está en vigilar los fondos multimillonarios destinados a la reconstrucción para evitar la compra de votos, así como el clientelismo político y empresarial.

La ecuación no resulta sencilla, ya que el gobierno federal y los estatales, empresas, fundaciones filantrópicas, agencias de cooperación extranjeras, organizaciones de la sociedad civil e incluso partidos políticos prometieron sumas millonarias a las labores de reconstrucción.

Pero la desconfianza impera entre estos actores, pues “cada quien quiere mantener el control sobre sus propios recursos”, señala Jacqueline Peschard, presidenta del Comité de Participación Ciudadana y del Comité Coordinador del Sistema Nacional Anticorrupción (SNA).

En entrevista con Proceso, la socióloga advierte: sin coordinación y transparencia máxima en la asignación de los recursos y sin la participación de los propios damnificados en la planeación habrá muchos espacios para la corrupción.

“Lo que nos preocupa es que se cuele la corrupción en esto. Sería el peor de los mundos que todo ese esfuerzo, todo ese deseo ciudadano de participar, apoyar y trabajar para los otros termine beneficiando a no sabemos quién y por esto le tenemos que poner un dique.”

El 27 de septiembre, el Comité de Participación Ciudadana propuso la formación de una comisión integrada por organismos de la sociedad civil, empresarios y autoridades, que se encargue de monitorear el uso de los recursos que se destinen a las labores de reconstrucción y dé seguimiento a las investigaciones de presuntos casos de corrupción.

La idea, recalca Peschard, consiste en “articular los distintos fondos” y exigir que se transparenten sus reglas de operación y objetivos –de los fideicomisos también–, con el afán de evitar su dispersión y manejo discrecional.

Recuerda que existe una propuesta más radical: desde la semana antepasada el movimiento Nosotrxs subió a las redes un mensaje para proponer que todo el dinero se reúna en un “fondo único de reconstrucción nacional”, desde el cual se manejarían los recursos con “la más absoluta transparencia en tiempo real”.

Leer mas…

 

Urge ONG fondo único para reconstrucción

Publicada originalmente en: El Norte

Mauricio Merino, coordinador general de la organización civil Nosotrxs, insistió en la necesidad de crear un solo fondo nacional de reconstrucción para evitar la dispersión de recursos y facilitar la transparencia de los mismos.

“Están creándose toda clase de fideicomisos, fondos y aportaciones dispersos, y eso es exactamente lo que nos preocupa. Nosotros no estamos de acuerdo en que se siga dispersando el respaldo para la reconstrucción, es muy grave lo que está pasando”, afirmó.

La propuesta de Nosotroxs es que todos los donativos internacionales enviados al País, se concentren en un fideicomiso único que sea manejando con transparencia por un comité técnico conformado por especialistas.

El profesor e investigador del CIDE admitió que la codicia, la desconfianza o la corrupción están medrando en contra de esta propuesta que calificó de urgente.

Pero advirtió que en la medida que los recursos estén dispersos y se manejen por separado, no se puede orquestar un proceso de reconstrucción nacional de largo aliento, técnicamente adecuado y socialmente responsable.

“Los principales afectados (de los sismos) deben formar parte de cada una de las acciones que se pongan en curso, ese es el problema de fondo, se está mirando sólo a estos fideicomisos como si reconstruir consistiera en repartir dinero o levantar casitas, y no es así.

“Es un proceso mucho más complejo que, además, tiene una larga experiencia internacional que México no está tomando en cuenta. No nos parece suficiente que se nos diga que estos fondos, fideicomisos, van a ser transparentes, eso no es suficiente”, enfatizó.

En entrevista, Merino puntualizó que sin una propuesta como esta se corre el riesgo de corrupción, poca rendición de cuentas, falta de planeación técnica y de eficacia, así como exclusión social de los afectados.

“Si no se hace un proceso de planeación de largo aliento, con la participación de las personas afectadas, no prosperan, no tiene éxito, se vuelven negocios privados o se vuelven recursos que se desvían para otros propósitos.

“Ya en este momento existe incertidumbre”, aseguró, “¿dónde está ese dinero y cómo se va usar? Se necesita armonizar todo ese esfuerzo en una planeación bien articulada”.

Obras públicas con un sobre costo de 36%: Nosotrxs

Publicado originalmente en: El Universal

La corrupción del Gobierno tanto estatal como federal se refleja en el sobre costo de las obras públicas, el cual en promedio es de 36 por ciento más de su costo real, aseguró recientemente el director ejecutivo de Nosotrxs, Luis Fernández.

Al sobre precio en la construcción, dijo, se suma el tiempo en que tardan en llevarlas a cabo y cómo está estipulado en los contratos entre los distintos niveles de gobierno y las empresas a las que se asignan a las obras. En promedio, precisó, se tarda 121 por ciento más del tiempo acordado en los términos contractuales.

“En la evaluación de 80 proyectos de construcción realizada por la Auditoría Superior de la Federación (ASF) muestra que los proyectos de construcción de las dependencias en México cuestan 36.6 por ciento más de lo que realmente costarían”, dijo.

Leer más…

nosotrxs_abril-mayo-09

El régimen de la captura

El régimen que tenemos produce corrupción porque está basado en la captura de los puestos públicos por afinidad política, cercanía o interés

Por Mauricio Merino, Coordinador general de Nosotrxs

Publicado originalmente en El Universal

En este momento quizás resulte inútil escribirlo, pero lo que este país necesita para sobrevivirse no es un nuevo presidente, sino un nuevo consenso. Drogados por el efecto de la competencia electoral, estamos siendo incapaces de advertir al elefante de la sala: el régimen político de México no es viable. Equivocados desde el origen, creímos que la pluralidad era el remedio a los defectos del partido que fue único. Pero no fue así.

El régimen que tenemos produce corrupción, porque está basado en la captura de los puestos públicos por afinidad política, por cercanía o por interés. No es necesario bordar mucho sobre esta idea simplísima: ganar las elecciones equivale a hacerse de los puestos públicos para repartirlos enseguida entre los leales. Si nos dolemos de los despropósitos de los intermediarios políticos es porque los sabemos dueños de las decisiones. Más allá de las simpatías que nos puedan producir sus líderes, el hecho puro y duro es que las coaliciones que están compitiendo por los votos en realidad están en pugna para quedarse con los puestos y los presupuestos que habrán de repartir.

A lo largo del siglo que ya cumple 18 años, intentamos cercarlos con instituciones imaginadas para contener los excesos que cometen. Creímos que los contrapesos de la pluralidad servirían para mitigar los efectos más nocivos de esa captura sistemática: si habrían de quedarse con los puestos y los presupuestos, al menos había que llamarlos a rendir cuentas de sus actos. Pero tropezamos con el mismo error que quisimos combatir: esas instituciones también fueron capturadas. Y más: entregadas a las cámaras legislativas, se convirtieron en un nuevo botín y en un nuevo espacio para negociar y ejercer posiciones de poder.

La tragedia que están viviendo los nuevos órganos (supuestamente) autónomos en varios estados del país —véanse ahora mismo los casos de Tlaxcala, que ya se está convirtiendo en un emblema del cinismo, o los despropósitos sin tregua de la Asamblea Legislativa de la CDMX en el nombramiento de los nuevos magistrados o de comisionados del órgano de transparencia o la magulladura que sufrió el prestigio del Inai por causas semejantes— no obedece sino a ese mismo proceso de captura. El resultado es que los funcionarios que debían construir un cerco de exigencia para evitar los abusos de quienes toman decisionesestán siendo designados o sometidos por quienes regulan los latidos del verdadero corazón del régimen.

Los intermediarios políticos aprendieron muy de prisa la lección: tener órganos destinados al control democrático de las autoridades, cuyos integrantes no respondan a las instrucciones del sistema, no es un buen negocio para nadie. Así que primero se propusieron descalificarlos y luego hacerse de ellos. Cuando se demoran los nombramientos de fiscales, de comisionados o de magistrados, no es porque falte gente inteligente, sino porque los partidos no logran los arreglos adecuados, al margen de los méritos de las personas. Hacen listas de sus leales y, en cuanto pueden, las imponen. Así que capturadas desde el origen o sometidas a lo largo del trayecto, esas instituciones dejan de cumplir sus cometidos democráticos para perpetuar el ejercicio autoritario del poder. Todos se están cuidando las espaldas.

Se engañan quienes creen que las cosas cambiarán después de los comicios. El régimen político consiste en una trama de leyes y estructuras apuntaladas por valores autoritarios ampliamente compartidos, que seguirá vigente y no hará sino reproducir la mecánica de la captura, al amparo de otra narrativa. Podrán cambiar los nombres, las palabras y los ademanes, pero no las prácticas. Lo hemos visto una y otra vez en todos los ámbitos de la vida política de México. Y mientras ese régimen se mantenga intacto, tampoco cambiarán las consecuencias.

@NosotrxsMx

nosotrxs_abril-mayo-06

SEA Sonora: Transparencia versus captura

Los sistemas anticorrupción en México tienen más enemigos de los que pueden enfrentar.

Por: Guillermo Noriega Esparza, representante de Nosotrxs Sonora

Publicado originalmente en El Sol de México

Los tienen en la clase política a la que no le conviene su óptimo funcionamiento y los tienen también en una parte de la opinión pública y de la sociedad.

 En estos últimos, la desesperación y el escepticismo les impiden dimensionar la importancia de tutelar, resguardar y defender estos sistemas. Desafortunadamente algunos por ignorancia y otros por mala fe, han optado por descalificar visceralemente (y a priori) demandando resultados inmediatos a una iniciativa ciudadana que por naturaleza tardará un par de generaciones en madurar.

Salvo contadas excepciones, la clase política les captura y, consecuencia lógica, la opinión pública les denosta.

En lo que se refiere a los espacios de participación ciudadana, el legislativo les impuso una serie de reglas, procedimientos y absurdos normativos que harían de su implementación a nivel local prácticamente un imposible: creyeron que en todos los estados del país abundan organizaciones especializadas en transparencia; dieron por sentado que las universidades e instituciones educativas no son susceptibles de captura política; le apostaron a que la preparación académica de los integrantes de las comisiones de selección o de los integrantes de los CPC sería más relevante, incluso por encima de la ética, el reconocimiento o el prestigio social.

Algunos creyeron que los CPC tenían que asemejarse a un comité técnico de evaluación, como aquellos que existen para la política social. Insistieron en que no era un espacio propicio para activistas sociales y por ello excluyeron a muchos perfiles valiosos, reduciendo los espacios a algunas élites y perdiendose la oportunidad de tender puentes efectivos de comunicación con la sociedad.

En distintas comisiones de Selección, como la de Sonora, le apostamos a que la máxima transparencia en la integración del CPC sería un antídoto eficaz para evitar su captura. No siempre fue posible. En donde sí funcionó el gobierno lo ha explicado de forma ejemplar: “en el CPC lo mejor fue no intentar ni meternos”.

En Sonora diseñamos un sistema de cédulas de evaluación y un programa integrador, definimos un perfil ideal, le otorgamos valor cuantitativo a cada elemento cualitativo y realizamos ponderaciones, realizamos entrevistas y calificaciones públicas. Un elemento fundamental es que se pudo conocer, como en prácticamente ningún otro estado, la cédula individual por aspirante con las calificaciones por cada seleccionador. Es decir, la opinión pública pudo realizar un escrutinio exhaustivo de las valoraciones que realizamos y de nuestros criterios individuales y como comisión seleccionadora.

Cumplimos prácticamente con todos los elementos que establecen los estándares internacionales para designaciones transparentes y abiertas.

Sin embargo, la transparencia no logró evitar la captura. La inclusión de perfiles cercanos al poder público y la exclusión de aquellos independientes fue la puntilla para un Sistema Estatal Anticorrupción capturado en la mayoría de sus instituciones.

Capturaron los puertos, los fuertes e incluso los puentes.

El aprendizaje es sustantivo: la transparencia permite ver la operación política, pero no la evita.

Lo que le evitaría, además de mejores y más aterrizadas reglas, es una característica realmente escasa en estos tiempos: el pudor público.

Nosotrxs Sonora

@nosotrxsMX

nosotrxs_abril-mayo-07

La pedagogía política de Nosotrxs

Decidimos organizarnos para educarnos políticamente; para democratizar nuestras relaciones de poder.

Por Cristobal Rodas, representante de Nosotrxs Baja California

Publicado originalmente en El Sol de México

Hace algunos años tuve la oportunidad de participar en un foro donde un candidato a la alcaldía de la ciudad de Tijuana expuso sus propuestas. Al finalizar se dispuso a recibir y atender tanto halagos como cuestionamientos. Decidí aprovechar para poner sobre la mesa el asunto de la educación, tema por el cual me he interesado y en el que he estado interviniendo de forma constante. Le pregunté explícitamente sobre cómo tenía pensado articular su propuesta educativa con su proyecto político. Después de un par de chistes malísimos, compartidos como para aligerar la tensión causada por una pregunta que no esperaba, se limitó a responder que estaba convencido de que la política y la educación no debían mezclarse. “Sería un error”, dijo, “la educación no debe politizarse”. El candidato ganó las elecciones y gobernó la ciudad durante tres desafortunados años.

La respuesta que ofreció este personaje exhibe una postura generalizada que puede rastrearse con mucha facilidad en la opinión pública. Se piensa que lo político es un agente contaminante que desvirtúa todo aquello que toca. En este caso particular se dice que meter la política en la educación implicaría corromperla. Pero dicha postura descansa sobre una concepción bastante desatinada. La idea de que es un error mezclar la educación con la actividad política es el resultado histórico de un proceso complejo de abuso del lenguaje. Así como lo leyó: mera confusión lingüística.

El advenimiento histórico de la mal llamada “clase política” ha causado que asociemos y reduzcamos nuestra concepción de lo político a la corrupción y mediocridad de los funcionarios públicos, a la opulencia de los supuestos representantes populares y a la grilla electoral. Pero, en sentido estricto, lo político corresponde en realidad a toda una dimensión de un sistema cultural que se anuda a su vez con las dimensiones económica y social. Esta dimensión cultural, que abarca todo lo vinculado a las relaciones de poder, permea así cada aspecto de nuestras vidas por medio de este anudamiento. De tal suerte que ayudar al vecino, comprar algo en la tienda, ir a un concierto o participar en algún juego de seducción erótica, por ejemplo, son actos que algo tienen de político. Por lo tanto no es posible desentender la educación de la política. La educación es el proceso por excelencia mediante el cual reproducimos y/o modificamos las relaciones de poder: todo acto educativo es, por definición, un acto político.

Resulta necesario entonces distinguir entre política y politiquería. Sería sano para nuestra democracia dejar de lado la politiquería y concentrarnos de forma consciente en la política. Y no hay forma más estratégica de hacerlo que enfocarse en la educación, en la transformación de esas relaciones de poder.

De esta necesidad principalmente nace el movimiento Nosotrxs, de la necesidad urgente de re-significar la política en el imaginario mexicano haciendo trabajo pedagógico. Decidimos organizarnos para educarnos políticamente; para democratizar nuestras relaciones de poder. En palabras de Mauricio Merino, creamos Nosotrxs para dignificar la vida política de México.

Nosotrxs

nosotrxs_abril-mayo-04

La esclavitud soterrada

En México, en pleno siglo XXI, hay trabajadores que viven en condiciones de esclavitud, aunque esta se esconda o se simule bajo el manto de una libertad laboral que en realidad no existe.

Por Jorge Javier Romero, integrante de la comisión ejecutiva de Nosotrxs

Publicado originalmente en Sin Embargo

La mayor parte de estos esclavos son mujeres y gran parte de ellas no laboran en sucias manufacturas ocultas en astrosos edificios –cosa que también ocurre, pues en este país existen sweat shops tan siniestras como las de Bangladés o Malasia, lo que se demostró después del terremoto de septiembre pasado, donde un taller de esos se vino abajo en la calle de Bolívar y murieron decenas de personas entre sus escombros, en una reminiscencia de lo ocurrido 32 años antes en la zona de San Antonio Abad–. La inmensa mayoría del trabajo cuasi esclavo de México se realiza en los hogares de las clases medias y altas de todas las ciudades del país.

Mujeres, buena parte de ellas niñas o adolescentes, que migran del campo para huir de la miseria de sus lugares de origen y se trasladan a las ciudades para dedicarse a las labores domésticas por sueldos bajísimos en condiciones que no pueden causar otra cosa que repulsión. Alojadas en cuartuchos oscuros, segregadas de la vida de la familia que las emplea, con horarios de sol a sol o más, sin prestación alguna, pues carecen de acceso a la salud, al sistema de pensiones o a cualquier otro beneficio de la seguridad social, como guarderías o ahorro para la vivienda, sin acceso a los servicios financieros, muchas veces alimentadas de las sobras de lo que comen sus patrones, estas legiones de mujeres trabajadoras conviven como sombras en las casas de las familias “acomodadas” y son tratadas con desprecio y racismo.

Otras muchas de estas trabajadoras viven en condiciones de precariedad escalofriante en los cinturones de miseria de las ciudades y tienen que desplazarse varias horas diariamente para llegar a sus empleos de “entrada por salida”, a trabajar por horas pagadas como se pagarían minutos en los países desarrollados. La mayoría ganan por día menos de los que obtendrían por dos horas de trabajo en los empleos peor pagados de los Estados Unidos y se enfrentan también al maltrato, la humillación y el racismo de sus empleadores. Tampoco tienen forma de acceder al seguro social o a una afore, a menos que se encuentren con una patrona con especial conciencia social que esté dispuesta a invertir tiempo y recursos ingentes en lograr la afiliación voluntaria al IMSS o en apoyarla para que se enfrente a la maraña burocrática que se debe traspasar para abrir una cuenta voluntaria de ahorro para el retiro.

Prácticamente ninguna tiene un contrato escrito que estipule obligaciones y derechos. Expulsadas del sistema educativo precisamente por su condición de mujeres, apenas si están alfabetizadas, lo que les impide todavía más defender sus derechos. La pobreza extrema, que atenaza a un cuarto de la población mexicana, hace que sean fácilmente sustituibles, pues hay miles de chicas y mujeres dispuestas a tener al menos ese ingreso miserable en esas precarias condiciones laborales, frente al hambre que impera en las zonas rurales con mayor población indígena.

La legislación mexicana ha sido omisa sobre los derechos de esos casi dos millones y medio de personas, el 90 por ciento mujeres. Si bien abre la posibilidad del seguro voluntario, las excluye, de todas formas, de buena parte de las prerrogativas laborales que sí tienen los trabajadores industriales o de comercio. De entrada, esto marca ya una violación a los derechos constitucionales a la no discriminación por razones de sexo u origen étnico. Son consideradas como una excepción y ocupan el estrato más bajo de la pirámide social de las ciudades del país.

Durante el gobierno de Felipe Calderón, México suscribió el convenio 189 de la Organización Internacional del Trabajo, el cual exige a los Estados adecuar su legislación y tomar medidas para que el trabajo doméstico sea menos injusto, más digno y mejor remunerado. Sin embargo, después de la firma, el anterior presidente nunca envió el tratado al Senado para su ratificación. Tampoco este gobierno se empeñó en concretar el compromiso internacional que México había adquirido. Las razones que se aducen en los mentideros burocráticos es que tanto la Secretaría de Hacienda como el IMSS se han opuesto a que el Senado ratifique, aduciendo restricciones presupuestales y de capacidad instalada para regularizar a casi dos millones de personas, pues se estima que considerando el régimen obligatorio que cubre los seguros de riesgos de trabajo, enfermedades y maternidad, invalidez y vida, retiro, cesantía en edad avanzada y vejez, y, el de guarderías y prestaciones sociales, el gobierno federal debería aportar más de 28 mil millones de pesos al año para asegurar a las trabajadoras del hogar.

Sin embargo, este argumento es inadmisible, pues significa que el Estado mexicano promueve la discriminación y el abuso por no destinar recursos menores a los que destina para pagar la absurda publicidad gubernamental, instrumento de control de los medios de comunicación y promoción personal de cargos electos, en una de las expresiones más arcaicas de nuestro contrahecho arreglo político.

La causa de las trabajadoras del hogar ha tenido ya en los últimos tiempos expresiones organizadas y liderazgos destacados, como el de Marcelina Bautista, secretaria General del Sindicato Nacional de Trabajadoras y Trabajadores del Hogar, y ha encontrado apoyos relevantes entre activistas de las organizaciones civiles, como Marcela Azuela o Andrea Santiago, que encabeza la causa en Nosotrxs, organización de activismo ciudadano que ha colocado la ratificación del convenio 189 como una de sus causas insignia; sin embargo, la reticencia gubernamental ha impedido que esta avance en el Senado. El 30 de abril se termina esta legislatura; no debería concluir sin aprobar esta asignatura pendiente. Se trata de un tema de justicia elemental, pues es intolerable que la legislación mexicana solape esta forma de esclavitud contemporánea.

Falta también que el Estado mexicano, las organizaciones civiles y los ciudadanos que advertimos esta forma de discriminación aberrante promovamos un cambio de actitud entre los empleadores. Más allá de las reformas a la institucionalidad formal, deben cambiar las instituciones informales que reproducen socialmente esta oprobiosa forma de sostenimiento de la desigualdad y la marginación social. El cambio también debe ser cultural, pues en el trato que reciben las trabajadoras del hogar se refleja la terrible estratificación social que caracteriza a nuestra comunidad nacional y que debería ser intolerable.

@NosotrxsMx