REPARTIDORES EXIGEN MEJORES CONDICIONES LABORALES

Ciudad de México, 27 de noviembre de 2019

Repartidores exigen mejores condiciones laborales

  • El colectivo #NiUnRepartidorMenos conmemora un año de la muerte del repartidor José Manuel Matías, quien falleció atropellado entregando un pedido y dio origen a la creación del colectivo.
  • El colectivo pide mejores condiciones laborales, que sean reconocidos como trabajadores y que se respeten sus derechos laborales.
  • #NiUnRepartidorMenos trabaja con plataformas digitales, gobierno y organizaciones de la sociedad civil para mejorar sus condiciones laborales bajo el lema: ‘en tu pedido va mi vida’.


A un año de la muerte de José Manuel Matías, repartidor que fue atropellado por un tráiler en Eje 5 y Periférico el 27 de noviembre de 2018 mientras entregaba un pedido, el colectivo #NiUnRepartidoMenos, que surgió a raíz de su muerte, se reúne en el mismo sitio donde falleció para exigir mejores condiciones laborales y protección ante situaciones de riesgo, bajo el mensaje: ‘en tu pedido va mi vida’.

#NiUnRepartidorMenos subraya que no quieren que dejen de existir las plataformas ni aplicaciones que emplean a cientos de miles de personas en el país y en el mundo; al contrario, lo reconocen como un trabajo que requiere ser regulado y que debe mejorar las condiciones ante los riesgos cotidianos para contar con protección ante accidentes viales, tener medios de protección o defensa ante casos de agresión o discriminación por usuarios o restaurantes.

No queremos que se vayan las apps, nos gusta nuestro trabajo, sólo queremos sentirnos más seguros mientras lo hacemos”, aseguró Saúl Gómez, vocero de #NiUnRepartidorMenos.

En una rodada del Ángel de la Independencia a Eje 5, más de 200 repartidores piden algo muy sencillo:

Ser reconocidos como trabajadores y no como “socios”,

2. Que las aplicaciones mejoren la protección ante situaciones de riesgo, y

3. Que los legisladores regulen la relación laboral entre aplicaciones y trabajadores digitales para contar con prestaciones.

#NiUnRepartidorMenos es un colectivo que ha logrado sumar a más de 3,000 repartidores en el país para construir una red de apoyo. Se organizan a través de redes sociales, de grupos de whatsapp y han logrado construir alianzas importantes con organizaciones y autoridades para mejorar sus condiciones laborales. En red apoyan a personas que sufren accidentes en bicicleta o en motocicleta, aunque no sean repartidores, atienden emergencias en tiempo real y acompañan a víctimas. Han logrado salvar vidas por su pronta reacción y por la cobertura que crece por toda la ciudad. Se apoyan con consejos sobre cómo pagar sus impuestos, cómo lidiar con clientes difíciles o con consejos de mecánica para arreglar sus vehículos.

Además de ello han lanzado proyectos que visibilizan los retos que enfrentan:

  • Bitácora de Guerra: registro diario de accidentes de tránsito, agresiones viales, lesiones ocasionadas por el mal estado de la vía y casos de discriminación por parte de restaurantes y clientes.
  • Rayado de Mochilas: registro de repartidores que vincula sus mochilas con la identidad del repartidor para informar a familiares o personas cercanas en casos de accidente, así como para evitar que sean utilizadas en actos delictivos.
  • Bitácora de Acoso: registro de casos de acoso a repartidoras en la calle, en restaurantes o en los domicilios donde entregan.
  • Mapa de robos y fraudes: mapa de puntos rojos de la ciudad donde las repartidoras y repartidores han sufrido asaltos, violencia o negativas de pago.

#NiUnRepartidorMenos termina su primer año de lucha uniéndose a la Red Global de Repartidores “Precarious Riders Unite” para intercambiar experiencias, logros, fracasos y mejores prácticas de los diversos colectivos de repartidores a nivel mundial; así como con el movimiento Nosotrxs que lucha contra la desigualdad por medio de la protección de derechos con las leyes e instituciones existentes.

Con el mensaje ‘en tu pedido va mi vida’, #NiUnRepartidorMenos hace un llamado a la empatía y a la protección mutua de todas las personas en la calle. #NiUnRepartidorMenos busca reducir las agresiones que sufren en la calle, restaurantes y domicilios, mientras trabajan de la mano con autoridades y legisladoras y legisladores para crear un marco legal justo y que mejore sus condiciones de seguridad, así como con las aplicaciones para lograr estrategias que beneficien a ambas partes, mientras generan y proponen mejoras en la infraestructura y política pública de las ciudades ante gobiernos locales.

Contacto con Prensa: #NiUnRepartidorMenos – Ari Santillán | 5534657373 | ari.santillan90@gmail.com

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La participación ciudadana como acto de fe

Por: Francisco Robles

Este año se ha vuelto a poner de moda hablar de la participación ciudadana como una
herramienta para fortalecer la democracia de nuestro país. Sin embargo, como en aquella fábula
en la cual tres personas con discapacidad visual intentaban describir a un elefante basándose
únicamente en lo que percibían al tocarlo, cada quién sigue entendiendo a la participación
ciudadana, y a la propia democracia, como puede o como le dicen que debe entenderla.

En nuestro México siguen existiendo mecanismos deficientes que no hacen más que crear la falsa
percepción de que la opinión del ciudadano promedio realmente puede ser escuchada y que, de
una u otra forma, el poder sigue estando en las manos del pueblo como lo promete la etimología
de la palabra democracia. Pero la realidad es que llevamos años tropezando con las mismas
piedras. El hartazgo se ha ido acumulando y se ha agravado en los últimos meses con la frustración
de quienes salimos a votar en las elecciones pasadas en busca de algo, o alguien, diferente y nos
hemos topado con la triste realidad de ver pintadas las instituciones en otro color y poco más.

Es cierto que el ejecutivo federal ahora mantiene una relación más o menos directa con los medios
de comunicación y que eso ha permitido que gran parte de la población se mantenga informada
de sus actos y decisiones mediante sus ya famosas conferencias matutinas, pero dicha
comunicación resulta muy poco alentadora cuando revisamos el abrumador porcentaje de frases
falsas o engañosas que se han comunicado a la población en dichas conferencias.

Este gobierno nos ha vendido con la etiqueta de participación ciudadana votaciones a mano alzada
y encuestas realizadas sin rigor técnico o legal alguno que solo buscan legitimar decisiones
políticas ya tomadas y que no aportan nada de manera concreta a la construcción de una sociedad
realmente participativa y consciente de su rol en la vida democrática del país.

En Baja California, mi estado, seguimos en la incertidumbre de no saber cuánto tiempo
permanecerá en el cargo el Gobernador Bonilla porque, aunque lo elegimos para ser gobernador
durante dos años, aparentemente nuestro voto vale cada vez menos y ellos tienen la última
palabra.

A pesar de todo esto, y sin importar cuantos intentos de hacernos perder la fe siga haciendo la
clase política del país, debemos mantenernos firmes en la exigencia colectiva de derechos. No son
obsequios otorgados por el gobierno en turno, el anterior o el siguiente, son derechos que deben
ser respetados y exigidos de manera permanente para que no se les olvide.

Si los mecanismos de participación ciudadana que nos brinda el estado no son adecuados,
insistamos hasta que se perfeccionen. Si la rendición de cuentas no se cumple, alcemos la voz en
conjunto hasta que se nos escuche. Si nos dicen mentiras, evidenciemos a los mentirosos.

La participación ciudadana definitivamente es un acto de fe, pero debe dejar de ser una fe
centrada en que llegará un salvador a cambiar nuestro país. Debemos tener fe en que nuestras
acciones, las de todos, poco a poco, serán las que tracen el camino hacia un México con una
verdadera participación ciudadana y una democracia sana.

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Fantasías presidenciales

Publicado en El Universal

Por Mauricio Merino

El señor presidente ha cometido dos errores de concepción, que están marcando el curso de (lo que debería ser) su sexenio: el primero ha sido creer que la creciente concentración de las decisiones políticas en sus manos equivale al dominio de los problemas que lo desafían; o dicho de otra manera: creer que la acumulación de poder para someter a los otros le suma capacidades para imponer un régimen político proclive a los intereses de pueblo, porque solamente él encarna su voluntad. A este primer error le llamaré, por economía del lenguaje, la fantasía de la dictadura popular.

El segundo es creer que pueden forjarse las circunstancias indispensables para derrotar personalmente a quienes se oponen a la transformación que propone, como si el curso de la historia dependiera de sí mismo y de nadie más. A este segundo error le llamaré: la fantasía del heroísmo histórico. Ignoro si estos errores son inconscientes. Pero no tengo duda de que están amenazando su propio éxito y comprometiendo la viabilidad de la administración pública en su conjunto.

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Encuentro con Nosotrxs: organización para la acción colectiva

Publicado en Animal Político

Por: Yazmín Aburto Z.

El pasado sábado se realizó el Segundo Encuentro Nacional de Nosotrxs, un movimiento organizado de personas al cual me he sumado por congruente y por necesario en los tiempos que corren en México. Tuve el honor de haber sido invitada para compartir algunas ideas durante el encuentro, desde la visión de quienes hemos sido participantes y facilitadoras del Programa de Liderazgo e Innovación para la Democracia (LID), principal mecanismo de formación de Nosotrxs, concentrado en ‘generar capacidades de organización para la acción colectiva, para identificar y desarrollar liderazgo en otros y para construir poder a partir de los recursos propios de cada comunidad’. Ahora, tengo el doble honor de compartir esas ideas a través de este texto.

Soy Yazmín y vengo de la región Bajío, de Morelia. Me encuentro en ese momento de la vida de las humanas contemporáneas en el que, si bien me va, he llegado a la mitad de mi existencia. Quizá me equivoque, pero tengo la impresión de que es un momento crucial de la vida, de quiebres y renovaciones. Es cierto que todos los momentos de nuestras vidas tienen ese potencial, pero creo que en este breve lapso, en el que estadísticamente se está a la mitad del camino, la imagen de haber llegado al horizonte de una playa para comenzar a navegar hacia la siguiente, la del destino final, es irrefutable.

En este momento crucial es que me he encontrado con Nosotrxs: con el movimiento, con la organización, con las personas. Yo estaba preguntándome como en la adolescencia quién soy, a dónde voy, qué quiero hacer con mi vida; y ya como adulta, también me cuestionaba cómo hago para no perder el tiempo haciendo cosas que no tienen sentido. Así, en junio de este año, cuando indagaba como ingresar de lleno en el mundo de la organización ciudadana, gracias al azar que permanentemente nos vigila, me topé con la convocatoria del Programa LID. Cuando leí las bases, revisé los contenidos de la página de internet y repasé el manifiesto, lo digo sin ambages, comencé a sentirme acompañada. Había líneas y frases que casi podrían estar calcadas de cosas en las cuales creo y cosas que vislumbraba pero que no había podido poner en palabras, les comparto algunas:

Todas las personas hacemos política siempre que opinamos sobre lo público y actuamos en el espacio público (y a veces, también en el privado).
Las instituciones y los servicios públicos no son patrimonio de un partido o un grupo político, menos aún de un individuo. Y en el conjunto de esas instituciones y servicios hay un amplio espectro en cuanto a derechos materializados: no todo está bien, pero no todo está mal.
El agravio no es la fuente de inspiración deseable para impulsar transformaciones sociales, políticas y económicas.
Las personas, la ciudadanía, no solo el gobierno, somos responsables del bienestar de nuestras comunidades.
Los intermediarios políticos, los gobiernos, no pueden por cuenta propia resolver todos los problemas que aquejan a nuestras sociedades; y si los dejamos solos, lo más probable es que nuestros derechos se vean vulnerados, sea por omisión o por coacción.
La democracia es un régimen político tan frágil como potente, que debe entenderse y atenderse cotidianamente, permanentemente.
Y la más hermosa para mí (porque de entre todas las condiciones, valores o derechos el que prefiero y antepongo es la libertad): “mi libertad no termina donde comienza la tuya, mi libertad comienza donde se une con la tuya”.
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Así, en este nuestro siglo XXI, cuando la sociología, la filosofía y la psicología encuentran consenso en que dos de las principales características de nuestras sociedades son la exacerbación del individualismo y la dilución de las fuerzas colectivas… en ese contexto, que nos aliena y, a veces, hasta nos hace sentir desoladas, haber cursado y haber sido facilitadora del Programa LID de Nosotrxs me ha reconfortado y reanimado porque en ambos espacios he palpado y he visto materializada la contracorriente a esa idea o condición -al individualismo me refiero- que nos aísla como personas y debilita nuestras comunidades. Formar parte de esta corriente, podríamos decir, disruptiva, me emociona y me inspira.

Mi tránsito profesional me ha permitido encontrarme con personas en el ámbito académico, empresarial y del servicio público. Estar en el espacio de la sociedad civil organizada me permite percibir –por no decir concluir- que hay entre nosotras valores –como la empatía, la solidaridad, la generosidad, el respeto y la disposición al diálogo- cuyo arraigo y hasta desmesura son auténtica levadura, inspiración y combustible para diseñar, construir y alcanzar cambios positivos en nuestras sociedades, que no sean solo teoría, concesión o promesa, sino profundas mutaciones que perduren, en tanto propiedad y responsabilidad de nosotras, las personas.

A nombre de quienes facilitamos el Programa LID 2019, agradezco, por una parte, al equipo central de Nosotrxs, a su Comisión Ejecutiva y a su Dirección Ejecutiva. Primero, por habernos seleccionado para formarnos como formadoras y, segundo, por habernos invitado a ser parte del grupo de facilitadores y facilitadoras que hoy, de alguna manera –presentes o a la distancia-, nos encontramos aquí para rendir cuentas de un trabajo de dos meses que, aunque está concluyendo, abre un nuevo ciclo en el que estoy segura que seguiremos expandiendo el poder que desde 2017 Nosotrxs ha venido acumulando y expandiendo para generar cambios en México.

También agradezco a cada una de las personas que participaron en el Programa LID, que hoy concluye, por la confianza que depositaron en nosotras para poderlas guiar en este primer encuentro con la metodología y herramientas para la organización colectiva y la exigencia de derechos. Les tenemos una profunda gratitud por habernos compartido sus conocimientos y sus experiencias, y sobre todo por habernos expuesto (en el sentido amplio de la palabra) sus dudas y sus certezas, sus frustraciones, sus rabias, sus miedos, sus fuentes de inspiración, sus logros, sus sueños, sus causas, sus espíritus. Permanece invariable mi convicción de que cuando formamos a otras personas somos nosotras quienes terminamos acumulando la mayor cantidad de lecciones.

También les doy las gracias porque a lo largo de dos meses nos han dado la oportunidad de conocer y construir uno de los pilares de la metodología y del movimiento: el liderazgo colectivo… ese planteamiento que trastoca formas, usos, estilos y hasta consignas arraigadas en nuestra cultura política, que rompe con la barrera de los otros; sin duda, gracias a ustedes hemos podido tomar la responsabilidad de facilitar que otras personas logren un propósito y se desarrollen. Ello, no lo dudo, tiene como consecuencia que esta bola que somos se esté expandiendo como un universo naciente; que estos ladrillos que estamos forjando, construirán, desde abajo y en armonía una mejor sociedad; que este virus benigno (como dice una de las participantes del programa) esté inoculando y convenciendo a más personas de que el Estado, el poder y la democracia son nuestros; que estos copos de nieve que somos están armando una potente tormenta que revoluciona conciencias que no se detendrá.

Tengan la certeza de que, como dice Luis Fernández, director ejecutivo de Nosotrxs, ‘potenciaremos y honraremos el tiempo que han dedicado al Programa LID, así como las palabras e ideas que han vertido en sus tareas y proyectos’.

Tomo, para cerrar, las palabras de Miguel, uno de los facilitadores de la región Norte: “después de este proceso, en donde nos compartimos, en donde abrimos nuestras mentes y nuestros espíritus, nos hemos quedado abiertos, con la potencia para replicar lo aprendido en todos los espacios que habitamos, los haremos de una manera integradora, edificante y amorosa. Repito esto no es un cierre, es el comienzo de un nuevo ciclo”.

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Reflexiones de un facilitador Programa LID

Publicado en El Sol de México

El Programa LID es parte de un proyecto de formación emprendido por Nosotrxs, que busca el establecimiento de liderazgos regionales para la exigencia de los derechos en el país. La dinámica de trabajo es a través de sesiones prácticas online por medio de videoconferencias y de reflexión teórica en una plataforma de ambientes de aprendizaje a distancia. Los contenidos están conformados por una serie de conceptos, preceptos y definiciones que deben ser comunes para quienes tomen el curso. Es decir, se busca que las y los participantes se apropien de un lenguaje: el de los derechos.

Para la implementación del programa este año se dividió al país en siete regiones; tuve la fortuna de ser facilitador del curso en la región Centro, que fue conformada por grandes seres humanos procedentes de Hidalgo, Morelos, Puebla y Tlaxcala. Desde la primera sesión, la emoción permeó el juicio y entorpeció las palabras. Era difícil saber qué hacer al ver múltiples rostros iluminando la pantalla de mi ordenador. Esas caras pertenecían a los nombres que había leído en una tabla y sabía que cada persona llenaba el espacio de una fila, sólo que ahora tenían presencia, voz y pedían la palabra de forma virtual. En ese momento, pude asociar la intención de un proyecto a un nombre, podía darle un rostro a ese deseo escrito en un texto frío; esas personas estaban ahí y con atención escuchaban lo que teníamos que decirles, porque les interesaba y les hacía sentido. Qué emoción más bonita.

En todas las sesiones se repetía el proceso interno de conquistar los nervios, buscar las mejores palabras, asignar turnos, escuchar, recordar la metodología de Ganz, seguir el manual, controlar tiempos, ajustar contenidos, realizar actividades, continuar con la sesión, escuchar, reír, empatizar, reflexionar y, a la par, intentar comprender aquello que les movía a esas personas, sus proyectos, sus intenciones, su historia, la historia de nosotros y del ahora.

En todas las sesiones surgieron dudas que intentamos resolver y durante todas las reuniones descubrimos cosas nuevas. Sea por la experiencia compartida de los demás o porque realmente el lenguaje que comenzamos a hablar tomaba sentido, cada vez nos acercábamos más a nuestros objetivos. Nosotros como facilitadores, logrando comunicar los contenidos de la metodología y los participantes, incorporando los conceptos a su praxis, reflexionando, participando y, sobre todo, haciendo. Sin percibirlo, esta dinámica de trabajo nos fue uniendo más y más.

Al reflexionar en lo individual y luego colectivamente conceptos teóricos como: Gobierno Abierto, el Mérito como Valor Público, Democracia Participativa, Cooptación de lo Público, Control Democrático, Justicia Insatisfecha y un largo etcétera, pude darme cuenta cómo esas ideas iban permeando las intervenciones de las y los participantes, en los breves pero significativos espacios de reflexión; cada vez se iba incorporando el lenguaje de los derechos a nuestra cotidianeidad. Ser consciente de ello me emocionaba mucho.

A través de una pantalla estábamos logrando algo importante para quienes volcaron su intención y deseo por estar y por continuar en el curso: ellas y ellos que aspiran a mejorar la vida de las mujeres, de la infancia, de las personas vulnerables y vulneradas, que luchan por los derechos sexuales y reproductivos, por la dignidad de las personas, por mejores servicios públicos… Conecté con personas que anhelan un mundo mejor, que encontraron un camino para hacerlo y que poco a poco van conquistando esos espacios.

Me da mucha satisfacción pensar que a estas maravillosas personas les mostramos una forma ordenada de hacer las cosas ya que, durante el curso, algunxs participantes nos compartieron que ya estaban aplicando, con buenos resultados, ciertos elementos de la metodología en sus causas, lo cual es increíble.

Ser facilitador de este curso le ha dado un respiro a mi día a día. Robarle horas al sueño para pensar, reflexionar y aprender el lenguaje de los derechos; organizarme para compartir esos fugaces momentos con seres humanos valiosos; romper barreras propias para ser empático con sus causas, entenderlas y tratar de aportarles algo, son cosas que han dejado mucho en mí. Es el camino que estaba buscando como pedagogo, como profesionista, como ciudadano y como persona. Pertenecer al programa de formación LID ha sido para mí un despertar.

Los proyectos que hemos ayudado a construir me hacen sentir parte de algo muy grande, que creo tendrá eco y resonancia en todo el país, porque el lenguaje común que ahora hablamos y que está presente en nuestras narrativas está potenciado por la organización colectiva que ya se creó y que se sumará a los esfuerzos de las demás regiones, y eso es profundamente esperanzador.

Después de esta experiencia de crecimiento personal comprendo cabalmente, porque pude vivirlo en carne propia, el precepto de Nosotrxs que dice: “mi libertad no termina donde comienza la tuya, mi libertad comienza donde se une a la tuya.”

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A favor del asilo

Publicado en El Universal

Por: Mauricio Merino

El gobierno de México hizo muy bien concediéndole asilo político a Evo Morales: honró una de las mejores tradiciones de la política exterior del país, cambió el curso de la conversación pública, puso el acento en temas que habían sido ignorados y recordó lecciones que no debemos olvidar nunca. En medio de tantos problemas acumulados, la presencia del presidente depuesto de Bolivia tendría que ayudarnos a cobrar conciencia sobre la cercanía de esos desenlaces brutales que han poblado la historia de los países que son como espejos del nuestro. O al menos, darnos un respiro para pensar.

Soy partidario incondicional del derecho de asilo, por principio y por experiencia. Saber que las fronteras del mundo pueden volverse flexibles para albergar a quien está amenazado de muerte por sus adversarios políticos es, ya de suyo, un argumento que nadie debería desdeñar: nadie que considere que convalidar las balas como recurso para resolver las diferencias políticas es siempre una derrota a la civilización. Por ese mismo motivo, me parece lamentable que México no haya diseñado una política más humana y más solidaria para proteger a la migración centroamericana de todas las violencias que afronta, pese a la diferencia entre un jefe de Estado y un éxodo que no quiere vivir en México sino moverse hacia los Estados Unidos. La presencia del presidente Morales nos recuerda que albergar a las víctimas de la violencia política es, sin más, una cuestión de principios.

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Es lo mismo pero no es igual

Publicado en El Universal

Por Mauricio Merino

Detrás de buena parte de las decisiones que ha ido tomando la nueva clase gobernante hay un argumento de autoridad magister dixit, según el cual, ellos, los partidarios de Morena son éticamente superiores a cualquier otro grupo político identificable. En los argumentos de autoridad, como se sabe, no importa tanto lo que se afirma cuanto quién lo hace, de modo que no es indispensable justificar las decisiones por sus méritos sino en función del valor intrínseco de quien las toma. Ese argumento ha blindado al proyecto político hegemónico de cualquier comparación con el pasado que, desde ese mirador, está moralmente derrotado.

Por eso es inútil insistir en que la elección de Rosario Piedra Ibarra como presidente de la CNDH, hubiese sido inaceptable para los partidarios de Morena (como lo sería para cualquier demócrata), en otro momento de la historia reciente del país. Jamás hubiesen aceptado que una militante y excandidata del partido gobernante fuera presentada como idónea para un cargo que reclama independencia, pese a su evidente cercanía política con el titular del Poder Ejecutivo. No hubieran tolerado que el presidente defendiera esa candidatura abiertamente, induciendo a sus copartidarios del Senado el sentido de su voto. No hubieran aprobado que una mayoría simple en el Senado alterara las reglas de la votación sin modificar las ternas, como lo ordena la ley, para darse el tiempo necesario hasta alcanzar una dudosa mayoría calificada. Ni, mucho menos, hubiesen aceptado la lectura laxa de un mandato constitucional explícito para justificar el recuento más propicio de los votos emitidos por los senadores.

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Sobre el Consejo Asesor de Nosotrxs

Definiciones y organización del Consejo Asesor de Nosotrxs

I.

El Consejo Asesor de Nosotrxs está integrado por personas cuya obra y trayectoria encarnan y simbolizan la filosofía y las causas del movimiento, tanto en lo individual como colectivamente. La sola mención de sus nombres se vincula indiscutiblemente con la lucha por la democracia, la igualdad, la defensa de los derechos fundamentales, la cultura, la ciencia y la honestidad.

II.

Las y los integrantes del Consejo asesoran al movimiento a través de sus órganos de dirección nacional, sin que necesariamente militen en alguna de sus causas. Lo hacen   desde su experiencia propia, mediante la formulación de sugerencias y recomendaciones sobre el contenido de su filosofía política, sobre las circunstancias que rodean sus acciones colectivas, sobre las causas más deseables, sobre la estrategia y la organización políticas del movimiento o sobre cualquier tema que, individual o colectivamente, consideren pertinente.

III.

El Consejo Asesor es presidido por una persona mexicana. El resto de las y los integrantes del Consejo son personas mexicanas o de otra nacionalidad, residentes dentro o fuera del país, seleccionadas de conformidad con los criterios señalados en el punto I de estas definiciones.

IV.

La persona que preside el Consejo Asesor es propuesta por el Coordinador Nacional del movimiento y aprobada por la Comisión Ejecutiva. Las personas que integran el Consejo son propuestas por quien lo preside y por la Comisión Ejecutiva, aprobadas siempre por la persona que preside el Consejo. Los nombramientos son honorarios y se consideran un reconocimiento público, sin más vínculo con las actividades del movimiento que la coincidencia con su filosofía política, sus causas y su organización y la voluntad expresa de contribuir a su fortalecimiento y consolidación.

V.

Las y los integrantes del Consejo Asesor se reúnen mediante convocatoria directa y personal emitida por la persona que preside el Consejo, para tratar los temas que considere convenientes, sin que haya una periodicidad establecida de antemano. También hay reuniones virtuales, apoyadas con medios electrónicos, convocadas directa y personalmente en los términos ya señalados. A las reuniones se convoca al Coordinador Nacional del movimiento y a cualquier otra persona que el Consejo considere pertinente para sus fines.

VI.

Las y los integrantes del Consejo Asesor se reúnen con la Comisión Ejecutiva, a solicitud de la mayoría de los integrantes de ésta y previo acuerdo de la persona presidente del Consejo, para intercambiar opiniones, deliberar sobre las causas y las estrategias políticas del movimiento y recibir sugerencias y recomendaciones. No hay una periodicidad previamente establecida para la celebración de esas reuniones que, como en el caso mencionado en el punto anterior, pueden llevarse a cabo por medios electrónicos.

VII.

El Coordinador Nacional y la Comisión Ejecutiva pueden solicitar a las y los integrantes del Consejo Asesor, tanto colectiva como individualmente, que participen en actividades específicas del movimiento. Sin embargo, dada la misión del Consejo como cuerpo asesor, dicha participación es estrictamente voluntaria y casuística. Para todo efecto práctico, las tareas cotidianas del movimiento corresponden a sus órganos ejecutivos, a las y los líderes de causa y las representaciones estatales, sin que en ellas exista ninguna responsabilidad por parte de las y los integrantes del Consejo Asesor.

VIII.

En armonía con el punto anterior, se entiende que ninguna de las decisiones o actividades del movimiento vincula a las y los integrantes del Consejo Asesor, más allá de su voluntad de contribuir con sus sugerencias y recomendaciones a los fines que lo animan, ni existe entrambos ninguna relación ajena a la simpatía por su filosofía, las causas que persigue y su organización. El único lazo que une a las y los integrantes del Consejo Asesor con el movimiento es la identificación política y la voluntad de hacer posible su fortalecimiento y consolidación.

IX.

Las expresiones públicas, las actividades personales y los asuntos privados de las y los integrantes del Consejo Asesor no comprometen la filosofía, las causas ni la organización del movimiento. Se entiende que el vínculo de este cuerpo colegiado con el movimiento está basado en la libertad y la buena voluntad.

X.

De manera general, las deliberaciones colectivas del Consejo Asesor se basan en las reglas conocidas bajo la denominación de Chatham House, según las cuales no hay una identificación nominativa individual de las opiniones que se emiten, excepto cuando de manera expresa así lo solicita alguna de las personas integrantes. Asimismo, es decisión autónoma del Consejo Asesor pronunciarse públicamente, en esa calidad, sobre los asuntos que considere pertinentes.

XI.

Las definiciones contenidas en este documento son aprobadas libremente por las y los integrantes del Consejo Asesor y pueden ser modificadas o adicionadas en cualquier momento con la misma libertad, en tanto se refieran a su funcionamiento interno, sus deliberaciones y sus consecuencias.

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La declaración más ominosa

Publicado en El Universal

Por Mauricio Merino

Sería gravísimo que el presidente López Obrador tenga noticias ciertas de un intento de golpe de Estado. Quien creyera que México podría sobrevivir a un disparate de esa magnitud tendría que estar completamente ajeno a la realidad: tendría que estar loco. Tan pronto como algunos quisieran desconocer por la vía armada la legitimidad del jefe del Estado y clausurar la vigencia de las instituciones democráticas, encontrarían una resistencia masiva imposible de frenar. Una enorme mayoría saldría a las calles a defender la democracia, dispuesta a lo que sea para desandar el despropósito. México se volvería simplemente ingobernable.

Sin embargo, hay que tomarse muy en serio las palabras del jefe del Estado pues nunca, desde los años posteriores a la Decena Trágica, se había planteado esa posibilidad desde la más alta investidura del país. Se equivocaría mucho quien afirmara que el Siglo XX mexicano estuvo exento de ambiciones desatadas de toda índole; pero la amenaza de vivir un golpe de Estado quedó conjurada desde el primer tercio de ese siglo y, cuando algunos generales quisieron ensayarlo al principio del sexenio fundador del presidente Cárdenas, fueron controlados y sometidos sin mayores aspavientos. Por eso resulta difícil de digerir que hoy, contra toda lógica y toda sensatez, el mismísimo presidente nos advierta que hay “conservadores y halcones” que están planeando su defenestración violenta.

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