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Nosotrxs, un movimiento de oposición social

Hace un año, surgió Nosotrxs con una idea simple y poderosa: exigir nuestros derechos a partir de las leyes e instituciones que ya tenemos, sin calendario electoral.

Por Luis F. Fernández, director ejecutivo de Nosotrxs

Nos concentramos en los derechos que garantizan la igualdad y el combate a la corrupción, a través de las leyes que protegen la distribución equitativa y justa, el uso transparente y la aplicación honesta de nuestros recursos públicos.

A un año, Nosotrxs ha tenido grandes avances. Primero, dimos vida al movimiento con las ideas y con mucho esfuerzo para comunicar nuestro ideario de manera efectiva. Integramos una red de 25 representaciones estatales con más de 4,560 personas registradas. Desarrollamos una poderosa plataforma digital en línea para la articulación, acción y exigencia colectiva. Diseñamos y divulgamos guías de exigencia ciudadana de nuestros derechos. Exigimos a los partidos políticos el cumplimiento del 100% de sus obligaciones de transparencia para saber cómo utilizan nuestros recursos. Nos solidarizamos con las víctimas del terremoto de septiembre de manera inmediata al organizar a más de 400 brigadistas para la atención de la emergencia en la CDMX, Puebla y Morelos.

Además de ello, a lo largo del año, exigimos que la reconstrucción fuera concebida como una oportunidad para modificar la relación entre las personas y su comunidad para recuperar el espacio público. De aquí, nuestra insistencia en la creación de un Fondo Único de Reconstrucción Nacional. El Presidente de la República desoyó nuestros argumentos sobre la reconstrucción. Sin embargo, el gobierno de la Ciudad de México y la Asamblea Legislativa los plasmaron en una Ley, mientras que tres fundadores de Nosotrxs formaron parte de la Comisión de Reconstrucción de la CDMX. Durante esa labor, denunciamos la desviación en los procesos de autorización de esos recursos y exigimos la vuelta inequívoca a la legalidad, y a la más absoluta transparencia en el uso y destino de los dineros que deben respaldar a los damnificados y no a las campañas políticas.

En las agendas del movimiento, participamos activamente en la exigencia de dar vida propia a los sistemas estatales anticorrupción y seguiremos impulsando que esos sistemas cumplan su cometido. Llevamos a cabo una campaña constante en favor del reconocimiento pleno de los derechos de las trabajadoras y trabajadores del hogar: exigimos la ratificación del Convenio 189 y el diseño de una política pública que coloque a ese grupo en situación de igualdad laboral. Diseñamos una formación sólida de liderazgos para la acción política, para promover de manera coordinada y efectiva la exigencia de nuestros derechos.

A un año, los resultados hablan por sí mismos. Sin bajar la guardia y con total convicción, seguiremos siendo el único movimiento político de México que se mantiene al margen de la contienda electoral, para luchar por una representación política digna. Gane quien gane el proceso electoral, Nosotrxs será un contrapeso, ya que seremos los ciudadanos quienes tomemos el control democrático de nuestros poderes públicos.

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¡El cambio nos requiere a todxs!

Por Jesús Caudillo, director de comunicación social en Nosotrxs

Pase lo que pase el próximo 1 de julio, el reto para el nuevo gobierno será mayúsculo. En el panorama al que se enfrentará hay una economía que ha crecido a niveles escasos de manera sostenida en los últimos años, además de millones de mexicanos que viven todavía en la pobreza. A ello, se suma la corrupción generalizada en los aparatos públicos, la inseguridad y violencia en el territorio nacional, así como la violación cotidiana a los derechos humanos. Nada menos.

Es un hecho que, gane quien gane la próxima elección presidencial, la perspectiva de transformación para el país no radica en el corto, sino por lo menos en el mediano plazo. Es previsible, asimismo, que el nuevo presidente habrá de enfrentarse a la indignación, al dolor de los mexicanos, ante lo que sucede todos los días en nuestro país. A pesar de ello, en el imaginario colectivo persiste la creencia de que todo aquello se resolverá simplemente al elegir a un nuevo mandatario.

Así, en un escenario con estas características, y retomando la historia reciente de México, debemos tener claro que en los gobiernos que vienen no se gestarán las transformaciones que el país necesita. Esto lo tiene claro Nosotrxs, movimiento social que nació hace tan solo un año, que ha resistido el recelo de la clase política y las intenciones de captura

Sin la participación intensa y activa de la sociedad civil en el corto y mediano plazo, la viabilidad del país está en entredicho. Por estas razones, Nosotrxs está sustentado en la necesidad de empoderar a la ciudadanía, simplemente porque las instituciones, las leyes y el poder está en la gente, no en quienes lo han arrebatado para privilegiar intereses particulares sobre los públicos. México necesita, finalmente, que los ciudadanos hagamos contrapeso a la clase política.

¿Cómo pensamos hacerlo? En principio, tiene que quedar claro que la propiedad de lo público es de la ciudadanía, no de los políticos que lo capturan. Para que esto se haga realidad a gran escala, es necesario ir más allá de que el voto es el único medio de participación cívica. Hay que hacer visibles los incentivos y los costos en los que se incurre cuando no se participa en la vida pública.

En segundo lugar, hay que confrontar a aquellos que toman para sí a las leyes, a las instituciones y al patrimonio público. Esto tiene que hacerse de manera organizada y en conjunto porque, de otro modo, la probabilidad de tener éxito se reduce al mínimo. En el fondo, será necesario acordar entre todos qué futuro queremos construir para nosotros.

Esta es la hoja de ruta. Para la consolidación de la democracia mexicana, para garantizar el respeto a los derechos humanos de todos, para combatir efectivamente la corrupción, se requiere acción franca y concreta, compromiso y ánimo de transformación orientado a la dignificación de la política. Es un camino que ha sido y promete ser arduo, pero no hay otro, no puede haber otro. Nosotrxs está en ello.

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#InformeNosotrxs año 1

Somos el único movimiento político de México que se mantiene al margen de la contienda electoral, para luchar por una representación política digna.

La prioridad de Nosotrxs se ha concentrado en la exigencia para reducir la desigualdad y garantizar el acceso equitativo a bienes y servicios públicos en favor de las comunidades más pobres del país. Nos pronunciamos por dignificar la democracia y por combatir la captura de los puestos y los presupuestos por los intermediarios políticos que han dado la espalda a los ciudadanos.

El 7 de mayo de 2017 convocamos a iniciar una revolución de conciencias y a actuar de manera colectiva; convocamos a utilizar todos los medios legales y pacíficos para hacer valer nuestros derechos y hacer de la exigencia y la vigilancia de los ciudadanos un contrapeso efectivo a los abusos de la representación política formal y de los grupos de interés.

Explicamos, con contundencia, que no buscamos puestos ni botines. Nuestros principios y valores no están en subasta, sino puestos al servicio de nuestra democracia. Somos el único movimiento político de México que se mantiene al margen de la contienda electoral, para luchar por una representación política digna. Convocamos a organizar colectivos de conciencia en todas las comunidades, todos los pueblos, todos los barrios, todas las colonias, todas las ciudades del país. Convocamos a cobrar conciencia de que el Estado no es patrimonio de quienes nos gobiernan sino de Nosotrxs; y que la democracia no es una forma de distribución del poder entre quienes ya son poderosos, sino un régimen que garantiza el ejercicio democrático de la autoridad y la igualdad del pueblo ante la ley. 1. Integramos una red de 25 representaciones estatales con 4,560 personas registradas de las 32 entidades federativas, cuya militancia crece cada día en calidad y cantidad. 2. Desarrollamos una poderosa plataforma digital en línea y una aplicación móvil para la articulación, acción y exigencia colectiva, que nos mantiene entrelazados y abiertos a la participación de quienes comparten nuestros ideales y se van sumando a nuestras causas. 3.

Nosotrxs asume, como su seña de identidad propia, que la igualdad y la honestidad son inseparables: no hay igualdad donde prevalece la corrupción, ni honestidad donde unos cuantos someten a los demás.

Entendemos que los patrones sistemáticos de vulneración de derechos tienen su origen en esa ruptura. Por eso nos dimos a la tarea de identificarlos con estudios serios, bases de datos, consultas con instituciones y debates con nuestros militantes, que definieron conjuntamente nuestras primeras acciones. 4. Sobre esa base, diseñamos y divulgamos guías de exigencia ciudadana de nuestros derechos y las pusimos a disposición de todos; y seleccionamos casos concretos en los que el dolor de la corrupción y la desigualdad se vuelve tangible: la negación de los medicamentos recetados por los sistemas públicos de salud, la desigualdad laboral de las trabajadoras domésticas, la opacidad de los partidos políticos, el abuso y la desviación en los procesos de reconstrucción tras los sismos del mes de septiembre del 2017, la muerte por negligencia de niñas, niños y adolescentes, la captura de los sistemas anticorrupción y la ineficacia del primer acceso a la justicia penal, sintetizan esas causas iniciales del movimiento. 5. Exigimos a los partidos políticos, con el respaldo de cientos de organizaciones, nuestro derecho a ser informados sobre sus actividades y sobre el uso de los recursos públicos que les damos, a través del cumplimiento cabal de sus obligaciones de transparencia, porquequeremos ejercer nuestros derechos políticos con razones. 6. Nos solidarizamos con las víctimas del terremoto de septiembre de manera inmediata, organizando más de 400 brigadistas para la atención de la emergencia en la CDMX, Puebla y Morelos. 7. Hemos exigido sin tregua que la reconstrucción sea concebida como una oportunidad para modificar la relación entre las personas y su espacio vital y para recuperar el espacio público como cosa de todos, a partir de un plan elaborado con la participación directa de los afectados. De aquí, nuestra insistencia en la creación de un Fondo Único Nacional que integre todos los recursos aportados por gobiernos, ciudadanos y organizaciones para ese propósito, a fin de que sean plenamente identificados, programados y supervisados por los ciudadanos. 8. El Presidente de la República desoyó nuestros argumentos sobre la reconstrucción. Sin embargo, en su momento, el gobierno de la Ciudad de México y la Asamblea Legislativa los plasmaron en una Ley, mientras que tres fundadores de Nosotrxs fuimos invitados a la Comisión de Reconstrucción de la CDMX. Durante esa labor, observamos y denunciamos la desviación en los procesos de autorización de esos recursos y exigimos la vuelta inequívoca a la legalidad y a la más absoluta transparencia en el uso y destino de los dineros que deben respaldar a los damnificados y no a las campañas políticas. 9. Nosotrxs no renunciará a la exigencia del cumplimiento de las leyes que dieron vida al Sistema Nacional Anticorrupción y nos opondremos invariablemente a su captura por intereses particulares u ocurrencias que vulneren la soberanía de nuestro país. Nosotrxs hemos participado activamente en la exigencia de dar vida propia a los sistemas estatales anticorrupción y seguiremos impulsando que esos sistemas cumplan su cometido. 10. Uno de los signos más ominosos de nuestro sistema legal de protección social es el trato discriminatorio que le otorga a las y los trabajadores del hogar. El Estado mexicano tiene pendiente la ratificación del Convenio 189 de la Organización Internacional del Trabajo que comprometería a México con el acceso igualitario a la justicia de este grupo vulnerable de la sociedad, que suma a más de dos millones trescientos mil personas. Nosotrxs ha llevado a cabo una campaña constante a favor del reconocimiento pleno de los derechos de las trabajadoras y trabajadores del hogar: exigimos la ratificación del Convenio 189 y el diseño de una política pública que coloque a ese grupo en situación de igualdad laboral. 11. Nosotrxs se ha propuesto hacer un ejercicio de pedagogía política que acerque a los ciudadanos el conocimiento de sus derechos y fortalezca sus habilidades, para exigirlos a partir de la conciencia de que la lucha debe ser colectiva, que lo público nos pertenece y que la democracia es de todos. Hemos diseñado cursos gratuitos para formar liderazgos y, con ellos, promoveremos grupos de acción para la exigencia de nuestros derechos en todas las entidades donde estamos representados. 12. Con estas causas, nuestra presencia en medios de comunicación ha sido significativa: 792 notas de prensa, 56 editoriales, 47 apariciones en TV y 39 participaciones en radio han aludido a lo largo de este año a la tarea y la convocatoria de Nosotrxs, como organización, sin contar la presencia individual de los fundadores del movimiento en muy diversos espacios de comunicación. Nosotrxs ha sido la organización más mencionada en medios masivos por su influencia en los temas más sensibles de la agenda pública mexicana. 13. Hemos tenido una interacción promedio mensual de 608,000 intercambios en las tres redes sociales principales: 200,000 interacciones promedio en Facebook, 400,000 en twitter y 8,000 en Instagram. 14. Durante el periodo que cubre este informe, hemos llevado a cabo 125 reuniones de los colectivos de Nosotrxs alrededor del país, para darle vida a estos resultados.

Descarga el #InformeNosotrxs completo en .pdf

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Las falsas promesas

En lo que llevamos del Siglo XXI, el lenguaje de las políticas públicas ha ido ganando terreno. El lenguaje, digo: no los contenidos sustantivos ni el método, pero sí la jerga.

Por Mauricio Merino, coordinador nacional de Nosotrxs

Publicado originalmente en El Universal

Por eso escuchamos que muchos políticos dicen que hacen falta políticas públicas para resolver esto o aquello o modificar las que ya tenemos, porque no sirven. También se refieren con frecuencia a las causas de los problemas, como si de veras supieran de qué hablan.

En realidad, los problemas no existen sino hasta que alguien los nombra y no se resuelven sino hasta que se definen. Por excéntrico que suene esto, los problemas no nacen sino hasta el momento exacto en que una persona describe una situación que causa dolor o molestia y que debe modificarse, porque los problemas reclaman siempre una solución. Y esto vale tanto para la vida pública, como para la íntima. Por eso es tan conocida la frase acuñada por Gonzalo N. Santos, que algo sabía del poder: “La mejor forma de resolver un problema es no mencionarlo”.

Eso podía decirse en el régimen anterior, cuando la prensa era controlada, la oposición sometida y no había internet. Hoy, en cambio, resulta imposible ocultar las situaciones que causan dolor, indignación o molestia a un gran número de personas y que reclaman la intervención del Estado. Y el primer paso para afrontar esas situaciones es reconocerlas como problemas públicos: asumir su existencia y la obligación de poner manos a la obra. Pero describir no es lo mismo que definir.

La definición de un problema no solo exige aceptar, por ejemplo, que hay corrupción, violencia y desigualdad: la triada infernal del país. Tampoco es suficiente pasar por encima de las causas que los generan o creer que las políticas consisten en paliar sus efectos visibles. No hay política pública en la obsesión de meter a la cárcel a los corruptos sin modificar el régimen donde prosperan, ni en acumular policías o concentrar el mando de todos los cuerpos para desterrar la violencia, ni en repartir dinero a los pobres para evitar la desigualdad. Pescar peces gordos, empoderar a las fuerzas armadas o repartir mejores limosnas, son salidas falsas a los problemas públicos, porque ninguna está antecedida por una definición de las causas que los generan ni, mucho menos, de su factibilidad y sus destinos finales.

¿Cuántos corruptos investigados por una comisión internacional hay que meter a la cárcel para acabar con la corrupción? ¿Cuántas manos hay que cortar antes de anunciar que, ahora sí, el país es honesto? ¿Cuántos conversos se necesitan para terminar de barrer las escaleras de arriba hacia abajo? Mientras las oportunidades de capturar puestos, presupuestos y decisiones públicas sigan intactas y sigan eslabonándose con los intereses de los privados, los leales y los amigos, la corrupción seguirá siendo un problema sin soluciones.

¿Cuántos cárteles hay que desmembrar, cuántos capos y cuántos sicarios hay que abatir para contener la violencia? Una vez que se llene la planilla de la lotería con las caras de los mayores delincuentes de México, como la que alguna vez hizo pública el presidente Calderón, habrá que sacar la que sigue. Parece una mala broma: “Hemos dado un golpe mortal a la obesidad: detuvimos un carguero lleno de chocolates”.

¿Cuánto dinero quieren seguir repartiendo nuestros líderes para decir que ya no hay pobres en México? ¿Tanto como sea necesario, acaso, para garantizar las clientelas que habrán de apoyarlos en las próximas elecciones?

Ninguno de los problemas nacionales que nos agobian está siendo definido a partir de sus causas y ninguno tiene salidas acabadas ni rutas verificables. Lo que habrá el 1 de julio no será una competencia entre políticas públicas, sino entre agravios, empatía y emociones. Así son las campañas electorales. Pero luego, hay que gobernar.

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Nosotrxs, a un año de distancia

En estos días, específicamente el 7 de mayo próximo, Nosotrxs cumple su primer año de existencia.

Por Jesús Caudillo, Director de comunicación social en Nosotrxs

A decir verdad, en este cortísimo tiempo se han conseguido avances importantes con el objetivo final de que seamos los ciudadanos quienes nos reapropiemos de lo público, de lo que es nuestro, de aquello que los intermediarios políticos han capturado para satisfacer sus propios intereses.

 A lo largo de este año hemos promovido causas que consideramos fundamentales. En lo social, nos enfocamos a la necesidad de contar con las medicinas adecuadas y suficientes en las instituciones públicas de salud, así como a la defensa de los derechos de las trabajadoras del hogar, un sector presente en la vida cotidiana pero cuyas necesidades se han mantenido invisibles.

En lo político, hemos mantenido nuestra atención en la falta a las obligaciones de transparencia de los partidos, así como en el uso adecuado de los recursos destinados a la reconstrucción de la Ciudad de México luego del sismo del pasado 19 de septiembre. Insistimos, por un lado, en la necesidad de que los partidos hablen de frente a la ciudadanía y, por otro, de que ante la tragedia se impongan los criterios.

Mientras tanto, el ideal del movimiento ha permeado de tal manera que se tienen a la fecha hemos ampliado nuestra presencia en 25 estados del país. A pesar de que de inicio se ha insistido en que el objetivo final no es acceder a puestos de elección popular, miles de voluntarios se han sumado desinteresadamente con el afán de aportar a la transformación del país.

Nos hemos enfrentado, por supuesto, a las profundas resistencias de distintos intermediarios públicos para que se transformen realidades que amenazan sus cotos de poder y privilegios. Pero es que, al final, de eso se trata esta labor y ahí se sustenta la razón de ser de Nosotrxs: tenemos que recuperar lo público porque es nuestro, de todos, y no puede ser arrebatado por unos cuantos de forma arbitraria.

Buena parte de los mexicanos viven un profundo desencanto con la forma en la que desde el poder se ha gestionado la democracia; hemos visto cómo la alternancia gubernamental renunció a la promoción de cambios sustanciales para beneficiar a las mayorías y proteger a las minorías. Nada de eso. En cambio, somos testigos de las consecuencias de incontables abusos hacia el patrimonio público, hacia los derechos humanos, hacia las instituciones.

Está claro que lo anterior no desaparecerá simplemente con la llegada de un nuevo presidente, del mismo modo que el país no se terminará el próximo 1 de julio. Por eso mismo, Nosotrxs ha nacido en el momento más oportuno, en la antesala a la elección de un nuevo gobierno, que habrá de surgir con nuestra presencia consolidada en la vida pública, y que será objeto continuo de escrutinio de parte de la ciudadanía.

Y es que la aventura apenas comienza. Nosotrxs somos el Estado, el poder y la democracia. Ni tú, ni yo, ni ellos: Nosotrxs.
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Los silencios ominosos del debate

Los contenidos de la política mexicana empiezan a ser predecibles hasta la exasperación.

Por Mauricio Merino, coordinador nacional de Nosotrxs.

Publicado originalmente en El Universal.

Además de los lugares comunes que incluyen las descalificaciones cruzadas y la reiteración de las tesis que ya conocemos de cada uno de los candidatos que aparecerán en la boleta, también conocíamos de antemano los silencios ominosos que han recorrido las campañas. El debate no hizo sino confirmarlos.

No se habló de la discriminación que padecen las trabajadoras del hogar, ni de la necesidad urgente de ratificar el Convenio 189 de la OIT, para poner al día la legislación laboral que las ha sometido por décadas y que produce una de las zanjas más profundas de desigualdad en el país. Esta causa fundamental no produce votos entre las clases medias ni apoyos empresariales ni tampoco es clientelar. No ha sido una causa enderezada por los partidos que compiten, ni tiene el Copyright del líder. Por eso ha pasado inadvertida.

No se habló de la reconstrucción. Tampoco, por cierto, en el debate entre los candidatos al gobierno de la Ciudad de México. Como si México no hubiese vivido uno de los episodios más traumáticos de su vida colectiva el pasado 19 de septiembre, excepto para aprovechar esa tragedia para tratar de ganar votos a cambio de la demagogia y como si no hubiera decenas de miles de personas que siguen esperando una respuesta de las autoridades y una política de largo aliento. O peor aún, como si el dinero que debió ser utilizado para la reconstrucción no se estuviera usando para otros fines, medrando con la tragedia que sembró el cataclismo.

Por otra parte, los candidatos siguen creyendo que combatir la corrupción consiste en acusarse mutuamente y en autoproclamarse como adalides de la honestidad. Pero guardan silencio sobre la forma en que están utilizando los dineros que les entregamos para hacer política y sobre la falta de cumplimiento de sus obligaciones. Ninguna de las coaliciones ha rendido cuentas claras ante el INE, ni ha cumplido cabalmente con la Ley General de Transparencia. Los ciudadanos seguimos sin saber de dónde vienen los recursos privados que financian las campañas, ni cómo se gastan los caudales públicos que ponemos en sus manos.

Todos tienen ideas para combatir la corrupción, pero ninguno está cumpliendo con las leyes que ya existen. Ninguno. Por el contrario, los partidos han venido boicoteando la creación franca e imparcial de los sistemas anticorrupción que ya están plasmados en las constituciones y en las leyes. Han preferido la negociación de posiciones estratégicas para no perder espacios de poder y han impedido que nazcan las instituciones que estaban destinadas a evitar, desde sus causas, que la corrupción siga siendo el cáncer que corroe al país. Por desconfianza, por interés o por cinismo, sus hechos han negado sus palabras. En cambio, su mensaje de fondo es semejante: las cosas sucederán —se dicen entre ellos— cuando lleguen a Los Pinos.

No se habló de la captura generalizada de los puestos públicos, sino como argumento para ofender al adversario. Ninguno está dispuesto a modificar las redes de influencia que han minado la operación cotidiana de las administraciones públicas. El mérito, para ellos, significa cercanía, confianza y amistad. Cada uno desde su propio mirador, anuncia que los cambios que proponen vendrán condicionados por el reparto de los cargos públicos entre los suyos, porque la disputa electoral es también (y, sobre todo) una disputa por el botín de puestos y de presupuestos.

Se han vuelto predecibles, porque el proyecto democrático de México ha sucumbido a la captura de los intermediarios políticos que han dominado y corrompido el escenario público de México. Ninguno logrará lo que propone, porque los demás lo impedirán. Pero solo uno ganará las elecciones, mientras los problemas del país se agigantan como nunca.

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El régimen de la captura

El régimen que tenemos produce corrupción porque está basado en la captura de los puestos públicos por afinidad política, cercanía o interés

Por Mauricio Merino, Coordinador general de Nosotrxs

Publicado originalmente en El Universal

En este momento quizás resulte inútil escribirlo, pero lo que este país necesita para sobrevivirse no es un nuevo presidente, sino un nuevo consenso. Drogados por el efecto de la competencia electoral, estamos siendo incapaces de advertir al elefante de la sala: el régimen político de México no es viable. Equivocados desde el origen, creímos que la pluralidad era el remedio a los defectos del partido que fue único. Pero no fue así.

El régimen que tenemos produce corrupción, porque está basado en la captura de los puestos públicos por afinidad política, por cercanía o por interés. No es necesario bordar mucho sobre esta idea simplísima: ganar las elecciones equivale a hacerse de los puestos públicos para repartirlos enseguida entre los leales. Si nos dolemos de los despropósitos de los intermediarios políticos es porque los sabemos dueños de las decisiones. Más allá de las simpatías que nos puedan producir sus líderes, el hecho puro y duro es que las coaliciones que están compitiendo por los votos en realidad están en pugna para quedarse con los puestos y los presupuestos que habrán de repartir.

A lo largo del siglo que ya cumple 18 años, intentamos cercarlos con instituciones imaginadas para contener los excesos que cometen. Creímos que los contrapesos de la pluralidad servirían para mitigar los efectos más nocivos de esa captura sistemática: si habrían de quedarse con los puestos y los presupuestos, al menos había que llamarlos a rendir cuentas de sus actos. Pero tropezamos con el mismo error que quisimos combatir: esas instituciones también fueron capturadas. Y más: entregadas a las cámaras legislativas, se convirtieron en un nuevo botín y en un nuevo espacio para negociar y ejercer posiciones de poder.

La tragedia que están viviendo los nuevos órganos (supuestamente) autónomos en varios estados del país —véanse ahora mismo los casos de Tlaxcala, que ya se está convirtiendo en un emblema del cinismo, o los despropósitos sin tregua de la Asamblea Legislativa de la CDMX en el nombramiento de los nuevos magistrados o de comisionados del órgano de transparencia o la magulladura que sufrió el prestigio del Inai por causas semejantes— no obedece sino a ese mismo proceso de captura. El resultado es que los funcionarios que debían construir un cerco de exigencia para evitar los abusos de quienes toman decisionesestán siendo designados o sometidos por quienes regulan los latidos del verdadero corazón del régimen.

Los intermediarios políticos aprendieron muy de prisa la lección: tener órganos destinados al control democrático de las autoridades, cuyos integrantes no respondan a las instrucciones del sistema, no es un buen negocio para nadie. Así que primero se propusieron descalificarlos y luego hacerse de ellos. Cuando se demoran los nombramientos de fiscales, de comisionados o de magistrados, no es porque falte gente inteligente, sino porque los partidos no logran los arreglos adecuados, al margen de los méritos de las personas. Hacen listas de sus leales y, en cuanto pueden, las imponen. Así que capturadas desde el origen o sometidas a lo largo del trayecto, esas instituciones dejan de cumplir sus cometidos democráticos para perpetuar el ejercicio autoritario del poder. Todos se están cuidando las espaldas.

Se engañan quienes creen que las cosas cambiarán después de los comicios. El régimen político consiste en una trama de leyes y estructuras apuntaladas por valores autoritarios ampliamente compartidos, que seguirá vigente y no hará sino reproducir la mecánica de la captura, al amparo de otra narrativa. Podrán cambiar los nombres, las palabras y los ademanes, pero no las prácticas. Lo hemos visto una y otra vez en todos los ámbitos de la vida política de México. Y mientras ese régimen se mantenga intacto, tampoco cambiarán las consecuencias.

@NosotrxsMx

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La pedagogía política de Nosotrxs

Decidimos organizarnos para educarnos políticamente; para democratizar nuestras relaciones de poder.

Por Cristobal Rodas, representante de Nosotrxs Baja California

Publicado originalmente en El Sol de México

Hace algunos años tuve la oportunidad de participar en un foro donde un candidato a la alcaldía de la ciudad de Tijuana expuso sus propuestas. Al finalizar se dispuso a recibir y atender tanto halagos como cuestionamientos. Decidí aprovechar para poner sobre la mesa el asunto de la educación, tema por el cual me he interesado y en el que he estado interviniendo de forma constante. Le pregunté explícitamente sobre cómo tenía pensado articular su propuesta educativa con su proyecto político. Después de un par de chistes malísimos, compartidos como para aligerar la tensión causada por una pregunta que no esperaba, se limitó a responder que estaba convencido de que la política y la educación no debían mezclarse. “Sería un error”, dijo, “la educación no debe politizarse”. El candidato ganó las elecciones y gobernó la ciudad durante tres desafortunados años.

La respuesta que ofreció este personaje exhibe una postura generalizada que puede rastrearse con mucha facilidad en la opinión pública. Se piensa que lo político es un agente contaminante que desvirtúa todo aquello que toca. En este caso particular se dice que meter la política en la educación implicaría corromperla. Pero dicha postura descansa sobre una concepción bastante desatinada. La idea de que es un error mezclar la educación con la actividad política es el resultado histórico de un proceso complejo de abuso del lenguaje. Así como lo leyó: mera confusión lingüística.

El advenimiento histórico de la mal llamada “clase política” ha causado que asociemos y reduzcamos nuestra concepción de lo político a la corrupción y mediocridad de los funcionarios públicos, a la opulencia de los supuestos representantes populares y a la grilla electoral. Pero, en sentido estricto, lo político corresponde en realidad a toda una dimensión de un sistema cultural que se anuda a su vez con las dimensiones económica y social. Esta dimensión cultural, que abarca todo lo vinculado a las relaciones de poder, permea así cada aspecto de nuestras vidas por medio de este anudamiento. De tal suerte que ayudar al vecino, comprar algo en la tienda, ir a un concierto o participar en algún juego de seducción erótica, por ejemplo, son actos que algo tienen de político. Por lo tanto no es posible desentender la educación de la política. La educación es el proceso por excelencia mediante el cual reproducimos y/o modificamos las relaciones de poder: todo acto educativo es, por definición, un acto político.

Resulta necesario entonces distinguir entre política y politiquería. Sería sano para nuestra democracia dejar de lado la politiquería y concentrarnos de forma consciente en la política. Y no hay forma más estratégica de hacerlo que enfocarse en la educación, en la transformación de esas relaciones de poder.

De esta necesidad principalmente nace el movimiento Nosotrxs, de la necesidad urgente de re-significar la política en el imaginario mexicano haciendo trabajo pedagógico. Decidimos organizarnos para educarnos políticamente; para democratizar nuestras relaciones de poder. En palabras de Mauricio Merino, creamos Nosotrxs para dignificar la vida política de México.

Nosotrxs

Inició sus operaciones en SLP la plataforma Nosotrxs

Publicado originalmente en: El Heraldo de San Luis Potosí

  • Tiene como objetivo trabajar por los derechos sociales y en el combate a la corrupción
  • Está integrada por comunicadores, activistas, empresarios y académico

La plataforma Nosotrxs inicio sus operaciones oficiales este lunes en San Luis Potosí, la cual está integrada por comunicadores, activistas, empresarios y académicos y tiene como objetivo trabajar por los derechos sociales y en el combate a la corrupción.

En la presentación de la plataforma estuvo en coordinador nacional el politólogo Mauricio Merino Huerta, quien dijo que en este movimiento la ciudadanía podrá encontrar guías sobre cómo exigir el cumplimiento de la ley, con ejemplos específicos de situaciones cotidianas.

Indicó que en San Luis potosí el abogado José Mario de la Garza Marroquí será el coordinador, por lo que el y el resto de los integrantes tendrán la finalidad de proponer una nueva manera de hacer política al devolverle el poder a la ciudadanía por medio de los lineamientos principales de la Constitución y la atención de siete ejes centrales.

Mauricio Merino y José Mario de la Garza aseguraron que la intención de esta plataforma es la de promover los principales derechos de la ciudadanía a fin de que, por medio de esta promoción, puedan exigir a las autoridades el cumplimiento cabal de sus obligaciones y responsabilidades para con la sociedad.

Explicaron que están diseñando un plan que contempla la atención de aspectos relacionados con el combate a la corrupción, las deficiencias en servicios básicos, la transparencia y la rendición de cuentas, entre otros.

José Mario de la Garza dijo que este proyecto podrán sumarse todos aquellos ciudadanos que busquen mejorar la realidad social y estén interesados en dar solución a las principales problemáticas que se presentan en la actualidad.

Resaltó que a nivel nacional ya son varios los líderes que se han sumado por lo que confían en que San Luis Potosí responderá de manera positiva a esta invitación.