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“Empoderando trabajadoras del hogar para hacer valer su derecho a la Seguridad Social en México”

[vc_row type=”in_container” full_screen_row_position=”middle” scene_position=”center” text_color=”dark” text_align=”left” overlay_strength=”0.3″ shape_divider_position=”bottom”][vc_column column_padding=”no-extra-padding” column_padding_position=”all” background_color_opacity=”1″ background_hover_color_opacity=”1″ column_shadow=”none” column_border_radius=”none” width=”1/1″ tablet_text_alignment=”default” phone_text_alignment=”default” column_border_width=”none” column_border_style=”solid”][vc_column_text]En México hay 2.3 millones de trabajadoras del hogar, de las cuales el 98.3% no tienen seguridad social. Del 1ero de septiembre de 2020 a agosto de 2022, Nosotrxs impulsará el proyecto “Empoderando trabajadoras del hogar para hacer valer su derecho a la Seguridad Social en México”, financiado por el United Nations Democracy Fund (Fondo de las Naciones Unidas para la Democracia) cuyo objetivo es garantizar que muchas más trabajadoras del hogar en México tengan un acceso efectivo a la seguridad social.

El proyecto se concentrará en:

  • La formación y capacitación de trabajadoras del hogar para que hagan valer su derecho a la seguridad social en 25 municipios; se hará especial énfasis en el tema de seguridad social, cómo exigirlo, cómo construir alianzas y acciones a nivel local.
  • Se formarán grupos de trabajadoras en 25 municipios para promover el acceso a la seguridad social.
  • Se establecerá una red de actores estratégicos a nivel nacional para promover el derecho a la seguridad social de las personas trabajadoras del hogar.
  • Se desarrollarán campañas, materiales y múltiples eventos que promuevan el derecho a la seguridad social de las personas trabajadoras del hogar.

Vamos #EnBola por el reconocimiento efectivo de los derechos de las trabajadoras del hogar en México.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]

 

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COMUNICADO: Cuida a quien te cuida

COMUNICADO: Cuida a quien te cuida

Acciones en favor de las trabajadoras del hogar

Hoy, 30 de marzo de 2020, se conmemora el Día Internacional de las Trabajadoras del Hogar para visibilizar los avances en el reconocimiento de sus derechos y el aporte social y económico de su trabajo en el mundo. Esta conmemoración nos permite también evidenciar los problemas que persisten y hacer un llamado a autoridades, organizaciones y empleadores para resolver la profunda precariedad laboral que enfrentan, la discriminación sistemática de la que históricamente han sido objeto y la deuda que como sociedad tenemos para avanzar hacia la garantía de sus derechos.

Las personas trabajadoras del hogar hoy, frente a la pandemia COVID-19, se encuentran en una situación crítica. Se enfrentan a despidos injustificados o recortes en sus ingresos por las medidas de distanciamiento social. Aquellas que no logran dejar de trabajar por la necesidad de generar un ingreso cotidiano, se enfrentan a una exposición mayor al virus por el desplazamiento a sus lugares de trabajo y por la labor de cuidados que realizan diariamente.

La falta de protección social, la situación de pobreza moderada o extrema del 50.7% de los hogares de las trabajadoras del hogar y la situación de informalidad en la que laboran (99% no tienen contrato escrito y 97% no cuentan con seguridad social), las convierte en uno de los grupos en situación de mayor vulnerabilidad frente a esta pandemia. Los despidos o “descansos” sin apoyo económico crecen de forma exponencial. Una de cada tres personas trabajadoras del hogar es jefa de familia, por lo que la pérdida o reducción de sus ingresos en este contexto las coloca a ellas y a sus familias en una situación de riesgo que condiciona su seguridad patrimonial y alimentaria.

Como organizaciones hacemos un llamado al Estado mexicano y a la sociedad en su conjunto para actuar de forma solidaria con medidas que permitan mitigar los efectos de esta crisis que afecta a quienes menos tienen.

Exhortamos a las y los empleadores de personas trabajadoras del hogar a pagar de forma íntegra su salario durante la cuarentena, pese a que éstas no estén laborando, inscribirlas al Programa Piloto del IMSS para garantizar su acceso a la seguridad social y en caso de que continúen trabajando, asegurar las medidas de seguridad e higiene recomendadas por las autoridades sanitarias del país. Asimismo, exhortamos a que empleadores de personas mayores de 65 años, con enfermedades o padecimientos crónicos y mujeres embarazadas o en periodo lactancia, garanticen las medidas de aislamiento correspondientes por decreto federal.

Exhortamos al Gobierno Federal y a los gobiernos estatales a destinar recursos económicos a las personas trabajadoras del hogar que perdieron sus ingresos y se encuentran por debajo de la línea de pobreza. Asimismo, a impulsar medidas y protocolos orientados a reducir la vulneración de derechos de éstas frente a la pandemia.  

Bajo el hashtag #CuidaAQuienTeCuida y #ContagiemosSolidaridad le pedimos a la ciudadanía que a través de sus redes sociales promueva los derechos de las personas trabajadoras del hogar frente a esta crisis, sensibilice sobre éstos a las y los empleadores con los cuales tiene contacto y los canalice con las organizaciones e instituciones que brindan asesoría en esta materia.

Las organizaciones abajo firmantes estamos convencidas de que la solidaridad también se contagia.

Contacto: prensa@nosotrxs.org

 

trabajadoras del hogar

Luchas colectivas generan grandes victorias

Publicado en El Sol de México

Por Melissa Ayala

5 de diciembre de 2018. Para muchos, fue un día como cualquier otro; para muchas, fue la victoria de una batalla que llevaban dando poco más de 20 años. El 5 de diciembre de 2018, la Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación declaró discriminatorio excluir a las trabajadoras del hogar del régimen obligatorio del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).

Para refrescar la memoria, le recuerdo al lector lo que ocurrió en el amparo directo 9/2018. En dicha resolución, por unanimidad la Segunda Sala de la Suprema Corte consideró inconstitucional que los patrones no estén obligados a inscribir a las empleadas del hogar ante el IMSS. Ello, ya que no existe ninguna razón constitucionalmente válida ni razonable por la cual la Ley del IMSS pueda excluir a las trabajadoras del hogar del llamado “régimen obligatorio” de seguridad social, lo cual significa que existía una discriminación legal contra esas trabajadoras.

En el caso citado, la Corte concedió el amparo para poner a conocimiento del IMSS esa situación discriminatoria y se le planteó que dentro de un plazo prudente implementara un “programa piloto” que tenga como fin diseñar y ejecutar un régimen especial de seguridad social para las trabajadoras del hogar.

En ese régimen especial la Corte señaló que se debían proporcionar, como mínimo, los seguros de: (1) riesgos de trabajo; (2) enfermedades; (3) maternidad y guarderías; (4) invalidez y vida; (5) retiro, cesantía en edad avanzada y vejez.

Como bien dijo la Corte, el trabajo doméstico ha sido tradicionalmente objeto de condiciones de trabajo inadecuadas, extensas jornadas, bajos salarios y trabajo forzoso; si a todo lo anterior se le suma la ausencia de una adecuada cobertura y protección social, tenemos como resultado lo que viven día a día miles de trabajadores del hogar: enfrentar una mayores condiciones de marginación que contribuyen a más desigualdades laborales y sociales entre el hombre y la mujer, así como a mantener estereotipos y prejuicios sobre la supuesta “carencia de valor” que tiene el trabajo doméstico.

Las labores domésticas y de cuidado no son invisibles, vivimos en un sistema que nos ha enseñado a invisibilizar de manera activa estas labores y a minimizar su importancia. Organizaciones de la sociedad civil y mujeres como Marcelina Bautista llevan poco más de 20 años buscando que el trabajo doméstico sea reconocido como trabajo y aquellos que lo realizan sean reconocidas como trabajadoras, ni más ni menos.

Hace tan solo unos días, el INEGI presentó los resultados de la “Cuenta Satélite del Trabajo No Remunerado de los Hogares de México, 2018”, que proporciona información sobre la valoración económica del trabajo no remunerado mostrando la importancia de este tipo de trabajo en el consumo y en el bienestar de la población.

Así, de acuerdo a los datos presentados, en 2018 el valor económico del trabajo no remunerado en labores domésticas y de cuidados registró un nivel equivalente a 5.5 billones de pesos, lo que representó el 23.5% del PIB del país.

La mayor parte de las labores de y de cuidados fueron realizadas por las mujeres, con el 76.4% del tiempo que los hogares destinaron a estas actividades; asimismo corresponde al 75.1% si se habla en términos del valor económico.

Modificar y mejorar las instituciones y rasgos culturales profundamente arraigados es complejo y requiere un compromiso de muchas personas, pero, sobre todo, de los líderes políticos y los gobiernos que implementan políticas públicas en distintos niveles.

Afortunadamente, hemos visto voluntad política por parte del Estado y gracias a activistas como Marcelina Bautista, a organizaciones como CACEH, SINACTRAHO, Nosotrxs, el Instituto de Liderazgo Simone de Beauvoir, Hogar Justo Hogar, WIEGO, Semillas y a películas como Roma, hoy la seguridad social para las trabajadoras del hogar es una realidad.

El propio 5 de diciembre pasado la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, anunció el envío al Senado de la ratificación del convenio 189 de la Organización Internacional del Trabajo, algo que había sido demandado por las trabajadoras del hogar y las organizaciones de la sociedad civil por años.

Ahora, si bien es cierto que nos encontramos ante una gran victoria, no podemos obviar los retos que se avecinan, por ejemplo, cómo hacer del conocimiento de todas las trabajadoras del hogar el derecho que tienen a la seguridad social.

Asimismo, no dejemos de recordarle al Estado la existencia de un sistema comprehensivo de diversas estructuras de opresión que, en la simultaneidad de su ocurrencia, reducen en mayor medida los márgenes de libertad de las mujeres que pertenecen a determinados grupos sociales.

Finalmente, como sociedad también nos toca reconocer que las labores domésticas y de cuidado son trabajo, que quienes las realizan son trabajadoras que cuentan con la protección de la ley y que la sociedad y el propio Estado dependen de sus labores para sostenerse.

@NosotrxsMX

trabajadorxsdelhogar

RECONOCIMIENTO PÚBLICO POR LOS DERECHOS DE LAS TRABAJADORAS DEL HOGAR

RECONOCIMIENTO PÚBLICO POR LOS DERECHOS DE LAS TRABAJADORAS DEL HOGAR

5 de diciembre de 2019

¡Es una gran noticia! Después de ocho años de espera, desde que el gobierno mexicano firmó el Convenio 189 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que establece los criterios básicos sobre condiciones laborales dignas y trabajo decente para las personas trabajadoras del hogar, este 5 de diciembre el poder Ejecutivo anunció su envío al Senado de la República para su ratificación.
El anunció no llegó sólo. Viene acompañado de más de 20 años de lucha de Marcelina Bautista, Directora del Centro de Apoyo y Capacitación para Empleadas del Hogar (CACEH) y fundadora del Sindicato Nacional de Trabajadores y Trabajadoras del Hogar (SINACTRAHO), que ha alzado la voz de manera sostenida con todos los gobiernos que han pasado frente a ella, que con la convicción por delante ha sumado a la lucha por los derechos a miles de personas trabajadoras del hogar que han empleado sus días de descanso para organizarse, que con voluntad inquebrantable ha logrado construir alianzas con organizaciones, empleadores, cineastas y autoridades para conquistar derechos laborales básicos, para tomar conciencia colectiva de que los derechos nos pertenecen, para combatir la discriminación cotidiana en el sector y para dignificar el trabajo en el hogar en condiciones de igualdad.
Enhorabuena por esta batalla ganada para la ratificación del Convenio 189, que viene acompañada del relanzamiento del programa piloto para la inscripción de personas trabajadoras del hogar del Instituto Mexicano del Seguro Social. El programa materializa el ejercicio del derecho a la seguridad social y nos deja el reto de usar y promover tanto como sea posible el uso de las instituciones que ya tenemos para que las personas trabajadoras del hogar se inscriban y para que las personas empleadoras cumplan con sus obligaciones del pago a la seguridad social. Estamos atentos y vigilantes para que el gobierno materialice el nuevo marco legal y ajuste las políticas específicas para que este gran logro no se quede solo en el terreno formal de las leyes.
Hoy toca celebrar; es un paso firme para combatir la desigualdad en México y en favor de la revolución de conciencias. Es un triunfo colectivo para que las personas trabajadoras del hogar accedan a servicios de salud, a guarderías para sus hijos, a protección durante su maternidad, a ahorrar para comprar una vivienda y para el retiro. Gracias a cada persona, a cada organización y a cada autoridad que ha impulsado con convicción la reivindicación de nuestros derechos.

LA COMISIÓN EJECUTIVA DE NOSOTRXS
MAURICIO MERINO

ARAM BARRA, LUIS F. FERNÁNDEZ, ALEJANDRO GONZÁLEZ, LOURDES MORALES, HAYDÉE PÉREZ, EUNICE RENDÓN, JESÚS RODRÍGUEZ ZEPEDA, JORGE JAVIER ROMERO Y LISA SÁNCHEZ.

Marcelina Bautista

#FregamosYFregamos

Publicado en El Universal

Por Marcelina Bautista

Llevo 20 años luchando junto a decenas de compañeras por los derechos de las trabajadoras del hogar. Somos 2.4 millones de trabajadoras que como cualquier otro trabajador, tenemos empleador, horarios, deberes y sin embargo hasta hace muy poco, a diferencia de otros trabajadores, no teníamos derechos, prestaciones, seguridad ni dignidad. Hace un año la Suprema Corte declaró inconstitucional que no tuviéramos acceso a seguridad social, meses después, la reforma a la ley federal del trabajo nos dio certezas legales.

Todo esto sucedió en el marco del debate público generado por la película ROMA. La lucha comenzó hace 20 años de la mano de otras trabajadoras y organizaciones de la sociedad civil como Fondo Semillas, Hogar Justo Hogar, Nosotrxs, el Conapred, el ILSB entre muchos otros. ROMA hizo posible que la lucha tuviera un impacto más grande y resoluciones más rápidas, las decisiones de los 3 diferentes poderes del Estado han permitido plasmar eso en la realidad. La lucha y la solidaridad entre diversos actores ha permitido cambiar la realidad.

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Trabajadoras del hogar enfrentando la desigualdad

Publicado en El Sol de México

Por Ana Fernanda Hierro

“Tu destino está en tus manos”, “el esfuerzo es la clave del éxito”. Abundan libros y discursos con frases que “invitan” a asumir la responsabilidad de nuestro presente y definir nuestro futuro. Bajo esta lógica, la riqueza, el éxito y hasta la tranquilidad mental están bajo nuestro control, independientemente del contexto. La realidad es más compleja: en México, 70% de quienes nacen en una situación de pobreza, permanecerán en esta condición por toda su vida (CEEY, 2018).  ¿Esas personas son flojas y derrotistas? No. México es el país de la OCDE con más horas trabajadas por persona (OCDE, 2018).

Privilegios. Esa es la palabra mágica. Nacer y acceder a una vida donde los mantras de la autoayuda son realizables, dependiendo de qué tantos privilegios tenga una persona. En México, esa persona tiene características definidas: ser hombre, de clase media alta o alta, con educación superior, ser del norte del país, heterosexual y de tez clara. En contraste, ser mujer, de clase baja, sin educación básica, del sur del país o perteneciente a alguna minoría sexual, étnica y de tez oscura, equivale a estar en enorme desventaja.

Las mujeres ocupan solamente el 36.6% del total de empleos formales en el país. Además, México tiene la peor brecha salarial en América Latina, pues una mujer debe trabajar, en promedio, 35 días más al año para equiparar el salario de un hombre; una diferencia mensual en salarios de 16% (Observatorio del Trabajo Digno, 2019).

Paradójicamente, para muchas mujeres, tener el privilegio de contratar a una trabajadora del hogar, equivale a ampliar las posibilidades de acceder al mundo laboral en condiciones que nivelen su situación con la de los hombres. Según la ENUT (INEGI, 2014), mientras que los hombres dedican 23% del total de horas al trabajo doméstico y cuidados no remunerados, las mujeres cargan con el 77%. Sin embargo, emplear a una trabajadora doméstica casi siempre implica reproducir esquemas de discriminación y desigualdad.

En América Latina hay 14 millones de mujeres trabajadoras del hogar remuneradas, con un promedio salarial mensual de 3,295 pesos (OIT, 2019) y el 87% de ellas no cuentan con prestaciones laborales (CONAPRED, 2017). De acuerdo a CONAPRED (2015), 36% empezó a trabajar antes de los 18 años y el 81% de estas labora por necesidad económica. 55% no ha concluido la educación básica y solamente 8% sigue estudiando. Encima, sus condiciones de empleo son precarias: 46% labora más de 8 horas establecidas por ley, 75% nunca ha recibido un aumento, solo 57% recibe aguinaldo y apenas 30% tiene vacaciones (CONAPRED, 2017).

Recientemente se dio una decisión que podría ser un parteaguas: la Suprema Corte declaró inconstitucional y discriminatorio que estas personas no tengan acceso a la seguridad social. Esta informalidad y precarización está normalizada: sin ahorro; sin prestaciones; sin tiempo para educarse; sin redes profesionales y sociales ¿en qué momento y con qué recursos estas personas podrían construir un mejor futuro por sí mismas? De ahí la importancia de empujar estos cambios, comenzando por reivindicar su relación y dignidad laboral.

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Un salario mínimo para combatir la desigualdad

Publicado en Nexos

Por Luis F. Fernández, director ejecutivo de Nosotrxs

Nosotrxs, como movimiento, desde el origen ha defendido el ejercicio pleno de derechos sociales para reducir la desigualdad en nuestro país, a partir de las leyes y las instituciones que ya tenemos. Estamos convencidos que todos somos iguales ante la ley y creemos en la universalidad de nuestros derechos, de forma que todas las personas tengan acceso a las mismas oportunidades y, por medio de la intervención del gobierno, podamos resolver fallas de mercado y garantizar la protección de los grupos más vulnerables, en este caso de las trabajadoras del hogar.

El trabajo decente, de acuerdo con la Organización Internacional del Trabajo (OIT), es aquel trabajo productivo que se realiza en condiciones de libertad, de equidad, y de seguridad y dignidad humana para lograr la erradicación del hambre y la pobreza. ¿Cómo garantizar estas condiciones como Estado, de forma que el ingreso mínimo para cualquier trabajo en el mercado laboral sea igual o mayor a la línea mínima de bienestar?

Salario mínimo

Ilustración: Víctor Solís

Comparto tres ideas que pueden contribuir a responder esta pregunta y sumar al debate que vendrá los siguientes meses para votar en diciembre la propuesta de la Comisión Nacional de los Salarios Mínimos (CONASAMI) que propone que el salario mínimo para los trabajadores del hogar sea de 248.72 pesos diarios a partir del 1 de enero de 2020:

I. El salario mínimo es un instrumento de política pública y un mecanismo regulatorio que permite reducir condiciones de desigualdad.
II. El salario mínimo debe ser una referencia universal del reconocimiento del valor del trabajo que permita alcanzar los recursos necesarios para estar igual o por encima de la línea de bienestar.
III. Estamos ante un contexto propicio, que no se repetirá en décadas, para aprovechar la oportunidad de fijar un salario mínimo profesional que se convierta en el parteaguas y referencia para mejorar progresivamente la política de salarios mínimos en México.

En relación con la primera idea, el salario mínimo es un instrumento de política pública en la medida en la que se convierte en una herramienta más para resolver un problema público. Si entendemos que las políticas públicas son un conjunto de decisiones y acciones que persiguen un objetivo específico y buscan modificar el status quo, un instrumento de política pública es un medio, entre muchos más, para intervenir en la resolución de un problema público desde una posición de autoridad. La fijación del salario mínimo es un mecanismo normativo que busca establecer u operacionalizar valores o ideales sociales resultantes de la intervención del Estado; significa, en esencia, establecer un mínimo de condiciones materiales para lograr un nivel de subsistencia que no raye en la precariedad.

Si identificamos como problema público que el salario del mercado laboral de trabajos específicos es insuficiente para garantizar la calidad de vida del trabajador o trabajadora y sus familias y, por tanto, de reducir la desigualdad, entonces las autoridades responsables y hacedores de política pública deben identificar, primero, las causas y efectos del problema público, y, después, identificar los medios disponibles —instrumentos y mecanismos— para resolverlo. En este caso, el salario mínimo como instrumento regulatorio es un medio, dentro de un conjunto de instrumentos normativos e institucionales, para fijar un piso mínimo de ingreso para las personas trabajadoras, de forma que éstas puedan alcanzar un estándar mínimo reconocido socialmente —y técnicamente— para tener una calidad de vida digna.

En segundo lugar, el salario mínimo como instrumento de política pública debe establecer un conjunto de valores y principios sociales que definirán los parámetros de la acción o decisión pública. Para exponer la segunda idea de que el salario mínimo debe ser una referencia universal del reconocimiento del valor del trabajo, éste debe servir como instrumento para igualar las condiciones de los sectores más vulnerables. Ése es su valor más importante, además de ser un instrumento redistributivo que reduce desigualdades.

Otro valor que debe mantenerse en el núcleo duro de la política pública es la universalidad de la medida, es decir, el salario mínimo debe garantizar el mínimo para trabajadores y trabajadoras de todos los sectores, estén sindicalizados o no, ya que socialmente establece un umbral mínimo de reconocimiento monetario sobre el trabajo e, indirectamente, sobre la calidad de vida aceptable socialmente para las poblaciones más vulnerables.

De esta forma, el principio preponderante debe ser que el salario mínimo no se encuentre, bajo ninguna circunstancia en México por debajo de la línea de pobreza por ingresos establecida por el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social que establece para marzo de 2019 en $3,108.18 pesos mensuales, es decir, sin considerar sábados y domingos, en promedio $141 pesos diarios.

La CONASAMI propuso el jueves 30 de mayo fijar el salario mínimo profesional para el trabajo en el hogar en 248.72 pesos y, así, cubrir una obligación y deuda histórica que tenía con el sector desde hace casi 50 años, cuando en la reforma de 1970 a la Ley Federal del Trabajo estableció en el artículo 335 que debía fijar su salario, cosa que sucederá hasta este diciembre. Establecer el salario mínimo -nos lo recuerda el economista y cofundador de Nosotrxs, Ricardo Becerra- debe fijar como criterio irrenunciable que toda persona que trabaje honesta y arduamente debería salir de la pobreza con su propio salario. El salario establecido, si se mantuviera una jornada laboral regular de 8 horas diarias por cinco días a la semana, el salario mensual rondaría los $5,471.84pesos mensuales, $2,363.66pesos por encima de la línea de pobreza por ingreso que cubre la canasta alimentaria y no alimentaria más alta establecida por CONEVAL.

Con base en los criterios y lineamientos metodológicos de CONASAMI, esta medida beneficiaría al 61% del sector, alrededor de 1.42 millones de trabajadores y trabajadoras del hogar. Si se analizan los datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE, 1er trimestre de 2019) podría beneficiar a más de 1.98 millones de trabajadores y trabajadoras que hoy ganan menos de dos salarios mínimos (menos de 205.36 pesos). Asimismo, se estima, a partir de datos de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH, 2016) que el 92.9% (1.85 millones de hogares), de los hogares empleadores se encuentran en condiciones de cubrir el salario propuesto.

Al monto de $5,471.84 debemos considerar un valor social adicional reconocido por la Suprema Corte de Justicia de la Nación la primera semana de diciembre de 2018, en la que estableció que la seguridad social para trabajadoras del hogar debía ser obligatoria, que el poder Ejecutivo debía garantizar las condiciones para su inscripción obligatoria e iniciar un programa piloto, y que el poder Legislativo debía modificar las leyes Federal del Trabajo y la de Seguridad Social que eran discriminatorias en contra del sector. Dicha sentencia, ya ejecutada parcialmente por medio del programa piloto de inscripción de las trabajadoras del hogar a la seguridad social, aumenta el valor monetario pagado actualmente a las trabajadoras del hogar. De acuerdo con el monto pagado mensualmente y las características de múltiples patrones, los montos pagados rondan entre el 6% y el 28% del total del salario mensual pagado. En el caso de un salario de $5,471.84, el monto final para un solo empleador que cubra seguridad social sería de $6,676.63, un 18% adicional al salario propuesto, lo que daría un salario diario promedio de $303.48 pesos.

Por último, en tercer lugar, esto no significa que no pueda establecerse un salario mínimo mayor a eso. Existen externalidades positivas (beneficios) intangibles en el mercado laborar del trabajo en el hogar que cada agente económico estaría dispuesto a asumir o monetizar como el valor de la confianza o el valor de la capacidad de cuidado de personas cercanas. Adicional a ello y en ventaja favorable al sector, la tercera idea es que estamos ante un contexto favorable y propicio para el sector -con los tres poderes de la Unión y la población sensibilizada- que no se repetirá en décadas.Es posible aprovechar la oportunidad de fijar un salario mínimo profesional que se convierta en el parteaguas y referencia para reducir la desigualdad y mejorar progresivamente la política de salarios mínimos en México para otros sectores.

La fijación de este salario mínimo profesional debería funcionar, con un sistema prediseñado de monitoreo y seguimiento, como un programa piloto del salario mínimo que sea capaz de generar indicadores y evidencia sobre los cambios en las dinámicas del mercado laboral. Para ello, es indispensable desde ahora llevar a cabo un análisis exhaustivo de datos para obtener el salario promedio del trabajo en el hogar en todo el país por hora y por día, por tipo de empleador, por tipo de ocupación y por características sociodemográficas, que hoy ni la ENOE ni la ENIGH permiten obtener. Este perfil estadístico y sociodemográfico del sector permitiría no sólo identificar los salarios promedios vigentes, sino permitiría, por medio de un monitoreo detallado y un diseño muestral adecuado, identificar la evolución de los salarios y la dinámica laboral en el sector a lo largo de un periodo determinado.

Es momento de combatir la desigualdad, cambiar las relaciones de poder y mandar un mensaje contundente a la población sobre la dignificación del trabajo. También es muy importante reconocer y tener presente que cualquier medida económica de esta naturaleza es y debe ser progresiva. No sólo debemos implementar las medidas de cambio de manera paulatina para generar las menores distorsiones posibles al mercado, sino que las medidas que se implementen tardarán un tiempo en permear el mercado laboral, lo cual estabilizará poco a poco la dinámica del mercado.

 

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No sólo es Cleo, trabajadoras del hogar abren plataforma para recibir historias

Publicado en El Economista

Sus empleadores le dijeron que no tenía derecho a prestaciones porque su trabajo no era de oficina, sino doméstico. “Tal que llega el momento que decido convertirme en madre. Mi empleador me dice que debí consultar antes de tomar mis decisiones… tal que al decirle que iba ser mamá, ella me hace saber que ya no iba tener trabajo con ellos”.

Lo anterior es parte del relato que una trabajadora del hogar ha compartido en la página de Facebook Mi trabajo Cuenta, un espacio virtual con el que el Centro de Apoyo y Capacitación para Empleadas del Hogar (Caceh) y el movimiento Nosotrxs buscan ampliar la comunidad de este sector.

En conferencia de prensa, Marcelina Bautista, directora del Caceh, explicó que Cleo, el personaje protagónico de la película Roma, las inspiró a crear esta campaña. “En cada casa mexicana hay una historia que contar” y ahora tendrán espacios dónde difundirlas.

Por ello, invitó a las trabajadoras de todo el país a compartir sus historias. La estrategia, explicó, busca generar comunidad y luchar juntas por el reconocimiento de sus derechos.

A la iniciativa se ha sumado el movimiento Nosotrxs. Andrea Santiago, coordinadora del programa Trabajadoras del Hogar en esa organización, explicó que en Brasil se llevó a cabo una acción como ésta: una trabajadora difundió en redes su testimonio de abusos laborales y luego le siguieron otras.

El objetivo de la campaña Mi trabajo Cuenta es que las primeras que reconozcan la importancia de esta labor sean las propias trabajadoras. Que sepan el valor que tiene esta fuerza laboral para el desarrollo de la economía. Luego, que se enteren de sus derechos laborales.

En México hay más de 2.4 millones de trabajadoras del hogar, según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi). De acuerdo con Nosotrxs, 70% de ellas recibe como máximo dos salarios mínimos por día y a más del 30% no le pagan ni un salario mínimo. Por cada 100 empleadas, tres tienen seguridad social.

Seguridad social para las trabajadoras

Marcelina Bautista, una de las secretarias colegiadas del Sindicato Nacional de Trabajadores y Trabajadoras del Hogar (Sinactraho), recordó que a partir del 31 de marzo comenzarán las inscripciones al programa piloto del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) para incorporar a las empleadas domésticas.

Este programa no es el definitivo, sino que servirá como una prueba. Tras más de 20 años de pedir seguridad social para ellas, en diciembre pasado la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) le ordenó al IMSS crear este proyecto para comenzar a incorporarlas.

Si bien será un gran avance, aún faltará ratificar el Convenio 189 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT). También, modificar la Ley Federal Trabajo, pues aún persisten cláusulas discriminatorias en dicha legislación, apuntó Marcelina Bautista.

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Convocan a crear la comunidad más grande de trabajadoras del hogar

Publicado en La Prensa

Tras los cambios anunciados en materia de seguridad social por el actual Gobierno Federal, el Centro de Apoyo y Capacitación para Empleadas del Hogar (CACEH) y el movimiento Nosotrxs, impulsan la iniciativa “Mi Trabajo Cuenta”: un espacio que busca que trabajadoras del hogar en el país compartan sus historias y experiencias, generen comunidad y trabajen juntas por el reconocimiento de sus derechos.

Por ello, Nosotrxs y CACEH llaman a las 2.4 millones de trabajadoras del hogar a contar sus historias, a unirse y actuar en colectivo por sus derechos.
En una conferencia de prensa, Marcelina Bautista, fundadora de CACEH, manifestó la importancia de esta iniciativa tras la película Roma. “Como Cleo, en cada casa mexicana hay una historia que contar.

Expuso que la comunidad de trabajadoras del hogar “Mi Trabajo Cuenta” tiene hoy una página de Facebook donde cuentan sus historias, las cuales son compartidas para que otras trabajadoras y el público en general puedan leerlas.

La página también funciona como un espacio de denuncia de abusos laborales y de condiciones de precariedad en las que labora el sector, pero también permite a las trabajadoras visibilizar sus experiencias, reivindicar el valor de su trabajo y saber que cuentan con una red de apoyo más amplia en todo el país.

La dirigente de las empleadas del hogar recordó que según datos de la ENOE del 4º trimestre del 2018, el trabajo en el hogar remunerado es el tercer empleo más común en México, sólo detrás de empleados de ventas y comerciantes en establecimientos.

Expuso que compartir sus historias no sólo crea empatía entre las experiencias similares que enfrentan, sino que crea comunidad y construye capacidades colectivas para exigir, eventualmente, mejores condiciones de empleo y el reconocimiento pleno de sus derechos.

El sector sigue a la espera de las modificiaciones a las leyes Federal del Trabajo y del Seguro Social, que aún contienen cláusulas discriminatorias, así como de la ratificación del Convenio 189 de la Organización Internacional del Trabajo, que reconocería plenamente -y con rango constitucional- los derechos de las trabajadoras del hogar en México.

Marcelina Bautista refirió: “estamos invitando a las trabajadoras del hogar de todos los Estados a que cuenten su historia y a que juntas luchemos por el reconocimiento de nuestros derechos”.
“Mi Trabajo Cuenta”, explican sus impulsores, plantea alternativas frente a los retos que históricamente las trabajadoras del hogar han tenido para conocerse y organizarse debido a la dispersión de sus lugares de trabajo.

“Hoy buscamos que estas historias y las trabajadoras del hogar que las cuentan, se conozcan a través de este espacio y reconozcan problemáticas en común para resolverlas”.

La página servirá en una etapa posterior como medio para la difusión sobre sus derechos y para incentivar la exigencia de éstos a través de la organización.

“Necesitamos explorar distintas vías y generar nuevas estrategias para construir comunidades más amplias que puedan organizarse para exigir el reconocimiento de sus derechos”, explica Andrea Santiago, coordinadora de la Causa “Trabajadoras del hogar” en Nosotrxs.