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Lecciones de las vencidas

Por Mauricio Merino, coordinador nacional de Nosotrxs

Publicado originalmente en El Universal

Primera lección: Para combatir la corrupción hay que ir a las causas y no sólo castigar los efectos. Por difícil que sea, es preciso erradicar las fuentes de los negocios que se hacen con los recursos de la nación. De nada sirve pescar “peces gordos” mientras las aguas en las que nadan permanecen intactas. En este sentido, las decisiones tomadas por el presidente Andrés Manuel López Obrador en contra del robo de combustibles merecen todo nuestro respaldo.

Segunda lección: La corrupción se origina en la captura de los espacios, los puestos, las decisiones y los recursos públicos. Quienes insisten en que la corrupción es sinónimo de la impunidad confunden la entrada con la salida: por supuesto que debe castigarse a quienes cometen delitos, pero lo fundamental es evitar que los corruptos se adueñen de los dineros y los medios de la nación. En dos palabras: la corrupción es captura y es imperativo diseñar una política de Estado para liberar a México de sus secuestradores. Esto es, de quienes ocupan los cargos públicos para hacer negocios. La batalla que ha emprendido el presidente de la República apunta en esa dirección y es digna de aplauso, pero debe ahondarse y sostenerse a lo largo del tiempo. Que nadie, nadie —ni tirios ni troyanos— vuelva a apropiarse de lo que es de todos.

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