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AMLO sí tiene una mirada distinta para abordar los problemas de criminalidad y corrupción: Merino

Publicado originalmente en La Jornada Zacatecas

Mauricio Merino sí cree que el presidente Andrés Manuel López Obrador tiene “una mirada distinta” a las administraciones anteriores para abordar los problemas de la criminalidad y la corrupción en el país, una que atiende a las “causas” y no sólo a los “efectos” de los fenómenos que han ubicado a México en los peores sitios en el mundo en temas como la procuración y la administración de justicia y en la incidencia de homicidios dolosos, por sólo mencionar algunos temas vergonzantes.

El presidente de Nosotrxs, una organización que se encarga, entre otras cosas, de obtener información estratégica con ayuda de la ciudadanía para identificar justo las causas que hacen mal funcionar a las instituciones; dónde están las fallas, cuáles son los modus operandi que las ocasionan y quienes son los actores institucionales que están detrás de ellas para generar lo que el investigador del CIDE llama “inteligencia institucional”, lo expresa contundente, “así es, sí lo creo”.

“Yo creo que Andrés Manuel ha entendido, lo entendió desde joven”, un problema que señala el doctor en Ciencia Política y Sociólogo por la Universidad Complutense de Madrid, el mandatario “frasea a su modo”.

Un problema que ha entendido asimismo la ciudadanía perfectamente de tal manera que lo respaldó el pasado primero de julio con su voto.

“Él le llama la mafia del poder” a lo que Merino dice que es la “captura del Estado”, de los puestos y los presupuestos “para fines distintos para los que fueron creados”. Y a la estrategia con que busca López Obrador acometerla la nombra, “la separación del poder político del poder económico”.

Lo que está haciendo ya, ejemplifica el académico con el caso del ‘huachicol’, es “quitarles el negocio; cerrar la fuente del negocio”. Así es como se combate en realidad la corrupción, sostiene.

“Ahora sí ya nos estamos entendiendo”. Subraya un hombre que acota sumar ya más de 20 años sosteniendo esta tesis pero diciéndola hasta antes del primero de julio en medio de “un ambiente muy difícil políticamente hablando, y a un gobierno que lo que quería era conservar el negocio”.

No obstante las inercias de tantos años persisten, pues señala Merino, hay problemas para que se entienda cómo debe funcionar el Sistema Nacional Anticorrupción (SNA).

La herramienta está diseñada para entender cómo funciona la corrupción a partir de la información que el propio Estado tiene y generar con ella lo que el académico denomina “inteligencia institucional”.

Dijo que el SNA mal funciona porque quienes lo integran “no están entendiendo su papel”, habituados “a lo anterior creen que su chamba es perseguir corruptos y nada más”.

Eso es equivocado dice el miembro de la Academia Mexicana de Ciencias, “su chamba es detectar dónde se está cometiendo la corrupción para modificar esas prácticas, cambiar esas leyes y quitarles el negocio a los corruptos”.

Eso. Cerrar negocios. Y sí, en caso de encontrar a los responsables “ir por ellos”. Pero el trabajo fundamental del SNA reitera es de “inteligencia”.

“Eso es lo que está haciendo Andrés Manuel con el ‘huachicol’ y yo creo que por ello hay que apoyar al Presidente”.

Reiteró su concordancia con el actuar del Gobierno Federal, pero acotó luego de expresar que en “el seguimiento de los poderosos siempre es bueno tener escepticismo y distancia”, que todavía falta ver “qué sigue” en su política anticorrupción.

“Aún no está claro si este tipo de prácticas van a estar orientadas todavía por razones de control político o por la idea de efectivamente cambiar la forma en que el régimen funciona. Esto todavía está por verse”.

Expuso esto sin detrimento de reconocer que si López Obrador acierta en una decisión y ésta además corresponde a lo que había dicho, “pues hay que apoyarlo”.

Para el caso de la prevención del delito, tema sobre el que Mauricio Merino vino el pasado jueves a ofrecer una conferencia invitado por el representante de Nosotrxs en Zacatecas, Francisco Valerio Quintero, también mencionó que comparte la mirada con que AMLO busca abordar el problema por la misma razón, el presidente se está enfocando en las causas que originan la comisión de crímenes.

“Tengo muchos años estudiando el fenómeno de la corrupción. Y el delito está muy vinculado con este fenómeno, es una forma de corrupción extrema, digamos que es la vulneración de la ley”.

Merino Huerta aclaró que él no es especialista en el tema, una observación que también hizo a los asistentes el pasado jueves a su charla y por eso su mirada “es otra. Es una mirada de política pública que tiene mucho más que ver con las causas que generan los problemas que vivimos todos”.

Los problemas siempre tienen una razón de ser, un origen, y lo que se ha visto en estos casos es que se atacan los efectos, sostuvo.

“Cuando inició la violencia entre los cárteles, los gobiernos mexicanos decidieron atacarlos con más violencia, pero no se interesaron en las causas que la generaban”.

De misma forma ha pasado con los delitos comunes, los delitos callejeros, “se detiene a los pocos que detienen, a los que se roban cosas, violan, cometen vejaciones y hasta homicidios, los agarran, los meten a la cárcel, pero la causa que genera esa delincuencia no la atacan”.

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Lecciones de las vencidas

Por Mauricio Merino, coordinador nacional de Nosotrxs

Publicado originalmente en El Universal

Primera lección: Para combatir la corrupción hay que ir a las causas y no sólo castigar los efectos. Por difícil que sea, es preciso erradicar las fuentes de los negocios que se hacen con los recursos de la nación. De nada sirve pescar “peces gordos” mientras las aguas en las que nadan permanecen intactas. En este sentido, las decisiones tomadas por el presidente Andrés Manuel López Obrador en contra del robo de combustibles merecen todo nuestro respaldo.

Segunda lección: La corrupción se origina en la captura de los espacios, los puestos, las decisiones y los recursos públicos. Quienes insisten en que la corrupción es sinónimo de la impunidad confunden la entrada con la salida: por supuesto que debe castigarse a quienes cometen delitos, pero lo fundamental es evitar que los corruptos se adueñen de los dineros y los medios de la nación. En dos palabras: la corrupción es captura y es imperativo diseñar una política de Estado para liberar a México de sus secuestradores. Esto es, de quienes ocupan los cargos públicos para hacer negocios. La batalla que ha emprendido el presidente de la República apunta en esa dirección y es digna de aplauso, pero debe ahondarse y sostenerse a lo largo del tiempo. Que nadie, nadie —ni tirios ni troyanos— vuelva a apropiarse de lo que es de todos.

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Con la salud, no

Si has pasado por una gasolinera en la última semana probablemente habrás visto cartulinas con la leyenda “No hay gasolina”. El problema tiene consecuencias como largas filas o que los autos dejen de circular. Ahora imagina pasar por hospitales y ver cartulinas que digan “No hay medicamentos”.

Por Cristopher R. Echenique (@Echenique_MX), integrante de Nosotrxs

Publicado originalmente en El Sol de México

Si has pasado por una gasolinera en la última semana probablemente habrás visto cartulinas con la leyenda “No hay gasolina”. El problema tiene consecuencias como largas filas o que los autos dejen de circular. Ahora imagina pasar por hospitales y ver cartulinas que digan “No hay medicamentos”. El problema es una realidad, solo que afecta a los más vulnerables y tiene menor visibilidad que la escasez de combustible. Las consecuencias de la falta de medicamentos van desde el deterioro de la salud de los pacientes, resistencia a medicamentos o desarrollo de enfermedades, hasta la muerte.

Los principales afectados son pacientes que se atienden en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), porque no tienen forma de solventar el elevado costo de los tratamientos. Muchos de ellos son personas que viven con enfermedades como VIH o cáncer quienes desde mediados de diciembre, reportaron que no les son surtidas sus recetas en las unidades del Seguro Social. El motivo, nos dicen, que la administración pasada no consolidó la compra de medicamentos ni para terminar el 2018, y la responsabilidad alcanzó a la actual administración, que durante el periodo de transición, no se percató del problema que dejaban los otrora funcionarios del sector salud.

La escasez de fármacos en hospitales públicos orilla a personas de escasos recursos a conseguirlos en el mercado ilegal, donde, de acuerdo con la Unión Nacional de Empresarios de Farmacias, son hasta 146 por ciento más baratos; sin embargo, al ser de mala calidad, ponen en grave riesgo su salud.

El desabasto no se limita a los medicamentos para estas enfermedades, sino que alcanza hasta los insumos básicos para atender urgencias, incluso en el Hospital General de la Ciudad de México, según reportan los mismos médicos. El propio director general del IMSS, Germán Martínez, reconoció que durante sus visitas sorpresa a diferentes unidades y clínicas médicas del país, detectó un desabasto severo de insumos y medicamentos básicos.

El problema no es nuevo, pero es un mal inicio para un gobierno que se ha comprometido a consolidar un sistema único y universal de los servicios de salud con equidad, calidad y eficacia en todos los niveles de atención. Para alcanzar ese objetivo se debe empezar por garantizar que haya medicamentos suficientes para todos los que lo requieren.

Si algo debe aprender el nuevo gobierno de todo esto, es que la salud de las personas es algo muy delicado, en donde no cabe la improvisación y la falta de planeación. Vulnerar el derecho a la salud de manera sistemática pone en riesgo la vida de miles de personas, lo cual no debería suceder en casos prevenibles que sólo dependen de insumos básicos para la salud.

En los esfuerzos para terminar con el desabasto, resulta imperativo que las autoridades del sector salud trabajen de la mano con las organizaciones de pacientes y sociedad civil para informar de manera oportuna cualquier desabasto de insumos médicos o de medicamentos y para que señale cualquier vulneración de derechos que ponga en riesgo su vida o la de sus familiares.  

Ojalá no veamos este escenario repetirse en el próximo mes de marzo, cuando el Seguro Popular renueve contratos a proveedores.

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La paz es una construcción colectiva de la sociedad sobre la misma sociedad: Mauricio Merino

Publicado originalmente en La Jornada Zacatecas

Mauricio Merino recordó el manotazo sobre la mesa acompañado de un airado ¡Ya basta!, con el que Felipe Calderón Hinojosa, entonces presidente de México paró la retahíla de datos con que el experto en seguridad pública, Eduardo Guerrero, le estaba documentando que su “Guerra contra el narco” no estaba funcionando y por el contrario, empeoraba la situación de violencia en México.

Los argumentos tenían el objetivo de demostrar “que incrementar los niveles de violencia para abatir la violencia era una ridiculez”, dijo Merino.

El hecho ocurrió en el Castillo de Chapultepec a donde aquel mandatario convocó asimismo entre otros expertos al investigador del CIDE, de manera que atestiguó el estallido emocional del mandatario.

“Y se enojó el Presidente. Es un evento que no se me va a olvidar, de repente ¡pas! pegó un manotazo en la mesa en la que estábamos (…) a ver, tiene usted todos sus datos yo estoy de acuerdo (…) ¿Yo que hago, tengo a los criminales ahí y tengo que enfrentarlos como jefe del Estado, qué quieres que haga?”.

La respuesta del especialista fue que cambiara de estrategia, entre otras cosas, porque mencionó también el caso Eduardo Guerrero, se había abatido a un jefe narcotraficante y surgieron otros tres, multiplicándose asimismo el nivel de homicidios dolosos vinculados con el narcotráfico en sendos estados del país.

La estrategia de Calderón no iba dirigida a terminar con las causas de la violencia sino se centraba en los criminales, algo que criticó ayer Merino Huerta al ofrecer en Zacatecas como cabeza nacional de la organización no gubernamental Nosotrxs, su conferencia magistral “Prevención del delito”.

Al compartir con el auditorio convocado en la Casa Municipal de Cultura la anécdota de los “Diálogos de Chapultepec”, que fueron “un desastre”, dijo; agregó que “este video deberíamos pasárselo al presidente Andrés Manuel López Obrador para que no vaya a cometer el mismo error con la Guardia Nacional. Porque el presidente está muy preocupado y tiene razón respecto de la incompetencia de las policías en la mayor parte del país y en el municipio, incluso la Policía Federal”.

Dijo que la incompetencia es cierta y está documentado que no lograron profesionalizarse y desarrollar capacidades de investigación serias, de tal manera que no pudieron detener al crimen, sobre todo el organizado.

“Entonces tiene razón –López Obrador- tiene que recurrir a lo que hay para poder imponer por lo menos una sensación en el país de seguridad. En lo que creo que no tiene razón es en creer que esa obligación les corresponde únicamente a los militares. En creer que la seguridad se construye como no violencia”.

Aquí expresó otro concepto que fue reiterado ayer en su charla, “la paz no equivale a la no violencia, la paz es una construcción colectiva de la sociedad sobre la misma sociedad”.

Mauricio Merino consideró “que el Presidente va a rectificar eso. Si ha de ser consistente con su argumento, espero que rectifique, no con lo de la Guardia Nacional –su creación-, eso a todas luces lo va a mantener, sino con la forma de diseñarla y de contener el exceso de los militares”.

Expuso, como han refrendado los críticos de que esta corporación tenga mandato militar, que los ejércitos están diseñados para “ganar guerras”, “someter al enemigo”, “derrotar”, y que por eso vulneran derechos humanos.

Observó por ello que la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos (CIDH) ha promovido convenciones “de las que México es parte, para insistir en que no se puede aceptar la militarización de la sociedad”; un fenómeno que empieza en los países con el argumento de su intervención en seguridad pública.

“Entonces yo espero que el Presidente sea consistente con sus propios argumentos y logre matizar la idea de la Guardia Nacional”.

El tema refirió, fue abordado por López Obrador en su último libro, donde ya la proponía pero a modo de reforzar la carencia de policías de manera temporal en tanto su falta de profesionalización se corrigiera “y con una lógica de participación ciudadana muy amplia”.

Al hablar de la prevención del delito, Mauricio Merino inició señalando como una condición indispensable, que la corrupción al igual que la delincuencia pasa por la captura del Estado.

Para ello utilizó el ejemplo del huachicol, sobre el que expuso, no hubiera sido posible esta venta de combustibles en el mercado negro, un robo estimado en 60 mil millones de pesos anuales, si Pemex no hubiera sido capturada por el crimen organizado, que tejió “redes –delictivas- combinadas” que implicaban tanto a funcionarios que toleraban o participaban, como a criminales externos que tenían el negocio de la venta en las calles o comunidades.

Subrayó utilizando este ejemplo, que si no se modifican las circunstancias, si no se identifican las causas que originan el crimen y los modos en que opera, en este caso, “sabemos que el problema está en los ductos y que se controlan desde Pemex”, no importa a quienes se capture siempre habrá quienes los sustituyan.

Agregó asimismo la necesidad de que el análisis del crimen se “humanice”; saber quiénes lo hacen revisando las historias detrás de los hechos para sistematizar toda esta información y producir “inteligencia institucional”.

En este sentido aunque tocó el tema de la impunidad, lo expuso como “una secuela” del crimen y “no el origen”, lo que no quiere decir que este fenómeno no debe combatirse, también advirtió.

Pero lo importante es contextualizar al delito en el entorno en que se comete y poner más atención en las víctimas entre en las que sorprendentemente se podrán encontrar a “muchos de los criminales” que son forzados a integrarse a los grupos delictivos cada vez a edades más tempranas, “dejar de pensar en detenerlos” y sí en cambiar el entorno que propicia el crimen.

Instó a las autoridades a convocar a la sociedad a no fijar la atención en el castigo o en el incremento de las penas para los criminales, pues aseveró que esto “no va a modificar las causas” que originan los delitos, sino justamente sucederá cuando se implemente la inteligencia institucional.

Así mencionó respecto del Sistema Nacional Anticorrupción (SNA) que es un error pensar que castigar a los corruptos, “meter a la cárcel a los peces gordos”, es combatirlos, y que aún es penoso que mejor cualquier ciudadano en la calle tenga más información de cómo, dónde y quiénes cometen los ilícitos que los superfuncionarios.

Explicó en ese sentido que el SNA se construyó para que entre todas las dependencias e instancias que lo integran construyeran con los datos de que disponen, información sistematizada para generar inteligencia institucional.

En este sentido dijo también de la participación de la sociedad en la prevención del delito, que no se le puede pedir que se defienda sola como sucedió por omisión e incapacidad del Estado para hacerlo con los autodefensas que surgieron en Michoacán, pero que la ciudadanía organizada sí puede construir solidaridad vecinal, intercomunicación e información, de manera que se cuiden unos ciudadanos a otros construyendo una protección colectiva.

Agregó que para el caso de la prevención del delito hay “enormes oportunidades” de cambio, pero no incrementando el armamento o los niveles de violencia tanto como lo hagan los criminales sino modificando las condiciones, las circunstancias que permiten el delito, refiriéndose también a los espacios públicos que lo propician, por ello hay que hacerlos menos peligrosos por ejemplo, con iluminación y convivencia pública, como se ha hecho en experiencias exitosas de ciudades como Barcelona en España o Cali en Colombia.

Mauricio Merino hizo referencia también a la reacción ciudadana respecto del combate al huachicol.

Dijo que si se sabe que hay poco combustible porque las pipas están supliendo a los ductos, pero que esto se corregirá cuando la distribución por parte de Pemex sea mejor gestionada, algo que dijo debe exigirse. Y se espera que se vuelvan a abrir los ductos una vez que este delito sea eliminado “¿A qué va a la gasolinera a llenar su tanque?”.

Sostuvo que el problema de escasez de gasolina en la Ciudad de México se generó por las compras de pánico y tradujo esta conducta como un boicot que los propios mexicanos se están haciendo, cuando “por fin enfrentamos una pieza clave del crimen organizado con valentía, eso hay que reconocérselo al Presidente”.

Criticó que en lugar de contribuir para que este propósito se logre y la situación se aligere, “vamos a ver como la enredamos, vamos a complicarle la vida (…) la única razón por la que se volvió tan problemático es porque la gente se está boicoteando a sí misma”.

Merino Huerta también expuso su desacuerdo, y dijo le parece ridículo, “que nos indignemos por falta de gasolina y no celebremos que por fin estamos en un caso, iniciando el sexenio, combatiendo a uno de los grupos del crimen organizado más potentes del país”.

El académico, investigador y ex funcionario público, presidente nacional de Nosotrxs fue invitado por el representante de esta organización en Zacatecas, Francisco Valerio Quintero, para realizar el evento que tuvo el respaldo del diputado a la 63 Legislatura, Javier Calzada Vázquez.

Ayer acudieron a esta conferencia magistral funcionarios y funcionarias públicas, integrantes de organizaciones de la sociedad civil, académicos y público en general.

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El destino incierto de los órganos autónomos

Por Mauricio Merino, coordinador nacional de Nosotrxs

Publicado originalmente en El Universal

Hay que aprovechar el debate abierto en torno del presupuesto que ejercen los órganos autónomos del Estado para discutir el papel que han de jugar en el país: su diseño, su conformación y lo que esperamos de cada uno de ellos. Nos debemos esa deliberación, pues de ella depende el tipo de régimen que necesitamos forjar para el resto de este siglo.

Decir que los órganos autónomos deben cancelarse porque cuestan mucho es una ligereza. Tan inaceptable como intentar diseñar el futuro a partir de las condiciones políticas actuales, pues no siempre habrá una mayoría tan amplia como la de ahora ni el presidente Andrés Manuel López Obrador gobernará más de seis años. De modo que nadie sensato querría congelar el resto de la historia en una especie de presente eterno, según el cual es innecesario contar con órganos electorales fuertes porque el gobierno ha prometido no hacer fraudes, o eliminar las comisiones de derechos humanos porque ha jurado respetarlos, o borrar del mapa el Sistema Nacional de Transparencia porque el jefe de Estado ha decidido encarnar esa política, entre un largo etcétera de situaciones que cambiarán inexorablemente en menos de seis años o quizás antes.

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Un deseo navideño

Por Mauricio Merino, coordinador nacional de Nosotrxs

Publicado originalmente en El Universal

Esta noche es Nochebuena y mañana, Navidad. En la tradición cristiana, en estas horas se reparten regalos y se formulan buenos deseos. Así que me propongo honrar la fecha para pedir los míos al presidente y al gobierno federal. No les pido a los partidos porque no sabría a quién dirigirme, ni tampoco a los empresarios, porque no se trata de negocios, ni a mis colegas académicos, porque los deseos casi siempre contradicen la evidencia.

Le pido al gobierno que recupere la confianza en quienes se atreven a contradecirlo. No todos sus críticos tienen aviesas intenciones, ni son malas personas, ni actúan llevados por el odio. No todos merecen el maltrato ácido de quienes ostentan hoy el mando, pues quizás algunos tienen razones que merecen ser oídas. El poder no equivale a la verdad. De modo que no es indispensable que cada polémica y cada debate se convierta en una nueva afrenta, porque gobernar no es lo mismo que oponerse a quien decide. Y de persistir este caudal de desconfianza puede convertirse en soledad y paranoia.

Por ejemplo, no todos los burócratas son despreciables. Haber sido contratados en gobiernos anteriores no los descalifica como seres humanos ni justifica que sean echados a la calle sin ninguna explicación. Mucho menos cuando sus lugares de trabajo están siendo ocupados por personas cuyas credenciales profesionales no han sido acreditadas sino por la cercanía política. Tampoco es justo que haya tantas señales de desconfianza a quienes se van quedando, solamente porque llegaron antes. No hay razones objetivas para marcar a los servidores públicos de siempre como dianas, ni concentrar en ellos el recelo de los que van llegando.

 

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Giro a la derechaen Brasil, causas y expectativas

Publicado originalmente en El Sol de México

El populista de ultra derecha, Jair Bolsonaro, ganó la segunda y última votación con más de 55 por ciento de los votos el 28 de octubre, y se convertirá en presidente de Brasil el próximo año. La elección ha sido señalada como la más importante y dramática desde que se reintrodujo la democracia en Brasil; muchos temen pueda ser un retroceso democrático y de derechos humanos dadas las polémicas declaraciones con respecto a mujeres, negros y otros grupos marginados de la sociedad brasileña.

Se considera que la elección presidencial fue de protesta; los seguidores de Bolsonaro han expresado su deseo de deshacerse de los partidos y políticos en el poder. Durante la campaña, el combate a la corrupción ha sido una de las agendas más importantes. Igual que con AMLO, la corrupción, será uno de sus principales desafíos cuando asuma el cargo, sin embargo, será difícil que Bolsonaro sea capaz de limpiar el escándalo de “Lava Jato”.

Otra razón para la popularidad de Bolsonaro son sus promesas de seguridad. Esta será una enorme tarea dada la situación actual. Brasil batió su propio récord de muertes en 2017 con 63 880 muertes, un aumento de 3 por ciento en comparación al 2016. Para resolver el problema, Bolsonaro ha prometido poner más policías con más poder para reducir el crimen, particularmente en las favelas. La seguridad preocupa a sus seguidores, pero con esto vienen en conjunto los valores más extremos y conservadores que miran con desprecio a los más débiles de la sociedad.

Además, están creciendo las tasas de otros delitos. La violación ha tenido un crecimiento del 8 por ciento el último año y hubo más que 60 000 violaciones en 2017. Brasil tiene un problema de crímenes de odio, pero dada las opiniones de Bolsonaro, no se espera que éstos se atiendan cuando llegue al poder. Además, existe una crisis económica y política. Muchos brasileños han perdido sus empleos, el poder adquisitivo ha disminuido y la política es un caos. Se tendrá que enfrentar la situación actual de pensiones, la reforma fiscal y la reforma política, asuntos que los gobiernos anteriores han evitado para no comprometer su popularidad. Estas reformas son vitales para administrar la economía ahora que Brasil no puede contar con los ingresos petroleros que disminuyeron desde 2008.

Un punto adicional es la cercanía con la agenda evangélica. Dicha influencia se ha visto en la nominación de ministros, acercamientos con Israel y alusiones bíblicas en días posteriores a la elección. Esta cercanía está lejos de ser anecdótica, la bancada evangélica lucha por la implementación de políticas destinadas al fortalecimiento de la familia tradicional, lo que implica retrocesos en la libertad reproductiva de las mujeres y el acceso a derechos civiles de comunidades LGBTI.

Otro desafío será establecer acuerdos con otros partidos. Bolsonaro necesita una alianza amplia y probablemente tendrá que moderar sus agendas. También tiene que mostrar logros en las políticas de seguridad, una de sus causas principales. Si no cumple con las expectativas, existe una posibilidad de aún mayor insatisfacción entre los brasileños que podría resultar en más violencia y disturbios. Por todas las razones anteriores será interesante analizar cómo procede el gobierno de Bolsonaro y que significará para la región el giro a la derecha en una de las naciones mas importantes de Latinoamérica.

*Este texto es parte de una serie de editoriales de Nosotrxs que delinean los cambios ideológicos que América Latina ha experimentado en los últimos años.

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El alza y la caída de la Marea Rosa en América Latina

Por Tine Aartun Sandersen, integrante de Nosotrxs

Este texto es parte de una serie de editoriales de Nosotrxs que delinean los complejos cambios ideológicos que América Latina ha experimentado en los últimos años.

En la última década y media Latinoamérica ha sido marcada por una ola de izquierda conocida como la Marea Rosa. De 1998 a 2014 candidatos de izquierda ganaron 22 de las 49 elecciones presidenciales. Con la excepción de México y Colombia, las principales economías de América Latina fueron gobernadas por figuras de liderazgo distintivas, como Chávez, Lula, Evo Morales, Rafael Correa y Néstor Kirchner y Cristina Fernández.

La llegada al poder de estos gobiernos dependió de la democratización que tuvo lugar a partir de la década de 1980. Se puso fin a lo que habían sido décadas de dictaduras militares, se derrumbó junto con un proceso de reforma neoliberal, que contribuyó a la venta de empresas públicas, la privatización de sectores estratégicos y una amplia liberalización comercial. Como consecuencia, se generó una tendencia en la que élites económicas concentraron el poder a pesar del fortalecimiento de las instituciones democráticas.

La ola de izquierda es entendida como una reacción a la crisis económica de los 80, el despliegue de servicios públicos en los 90 y las limitaciones de una democracia de élites cada vez más cerradas. La democracia constitucional logró que movimientos sociales obtuvieran expresiones políticas abiertas. Se vio un fortalecimiento democrático a través de nuevos mecanismos de participación, pero con una centralización del poder político que prevalece sobre el poder económico.

A pesar de la recuperación, la tendencia de la izquierda parece ir hacia un final. Líderes como Kirchner, Rousseff y Evo Morales han sido relevados por candidatos de otro lado del espectro. Desde la década de 1980 cuando gran parte de Latinoamérica estaba gobernada por dictaduras militares, las tres principales economías del continente no habían estado en manos de líderes de derecha.

¿Cómo explicar esta transición? El giro no se debe a un mayor grado de confianza a la derecha. En cambio, el proyecto de izquierda ha fallado. La expansión de economías basadas en exportación de productos básicos ha desaparecido. La “Marea Rosa” coincidió con uno de los mayores booms económicos en Latinoamérica. Una vez que terminó el auge en 2012, el crecimiento económico se detuvo. Los bajos precios de los productos básicos han dejado finanzas públicas desechas, mientras la débil gobernanza y la corrupción han provocado profundas recesiones. Las políticas sociales tuvieron una intención real de combatir la desigualdad, sin embargo no han sido suficientes para mantener el poder.

Muchas personas de clase media ya no aceptan que viven en países en desarrollo. Cuando se presenta la imagen de un Brasil como una superpotencia y se observa la pobreza y la violencia que vive el país, la gente reacciona con incertidumbre ante la debilidad de su Estado. Esta insatisfacción no encuentra canalización en partidos tradicionales y nuevos discursos de derecha toman las reivindicaciones populares. La clase media conservadora en latinoamericana está dispuesta a sacrificar libertades colectivas antes de ceder sus ilusorios privilegios.

No quieren una igualdad social en la práctica cotidiana; eso significaría abandonar privilegios para ganar derechos. También ha habido menos tolerancia para la corrupción después de escándalos nacionales e internacionales. Los latinoamericanos nunca han tenido tan baja confianza en las instituciones políticas, y nunca antes han estado tan poco satisfechos con su democracia. ¿Qué hacer para recuperar la confianza y reconstruir una democracia que no polarice, sino que dialogue para la resolución de problemas públicos comunes?

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El presupuesto de Robin Hood

Por Mauricio Merino, coordinador nacional de Nosotrxs

Publicado originalmente en El Universal

Habrá que estudiarlo con detalle pero, a primera vista, el proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación (PPEF) confirma la orientación política que ya se había venido anunciando: i) austeridad franciscana para la mayor parte de las oficinas públicas; ii) más gasto dedicado a las transferencias directas en programas sociales y laborales; iii) obras públicas prioritarias con uso intensivo de mano de obra; iv) recortes estratégicos a los poderes y los órganos autónomos del Estado; y v) aumentos estratégicos a los sectores de energía y de seguridad (con las Fuerzas Armadas a la cabeza).

El PPEF 2019 arrastra todavía buena parte de las inercias del pasado, especialmente en materia de deuda y pensiones, y es un proyecto conservador en cuanto a los criterios de política económica y disciplina financiera —excepto por el tipo de cambio estimado para el año fiscal: 20.50—. No obstante, el conjunto es muy diferente al pasado, pues marca con nitidez la impronta de las primeras decisiones fundamentales del presidente de la República quien, por esta razón, seguramente será el primero en la línea para defenderlo con uñas y dientes.

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