La evaluación de resultados como práctica ciudadana

Pareciera que en este país la evaluación de las decisiones públicas es algo sólo apto para un selecto grupo de sabios. Los modelos, nos explican, son muy abstractos y complejos; el pueblo no alcanzaría a comprender.

Pero detrás de ese discurso hay una intención de ocultar, de crear una cortina de humo, para que el pueblo no critique los mecanismos de decisión ni los resultados de estos.

Y así, las decisiones se vuelven el dominio de una élite que se beneficia del alejamiento de los ciudadanos. Esta élite crea barreras de acceso, cada vez más altas, a los procesos de decisión mediante un lenguaje esotérico, acompañado de ecuaciones apabullantes, gráficos multidimensionales, instrumentos financieros indescifrables y telarañas legales más allá de lo terrenal. Estos mecanismos permiten justificar cualquier decisión ya tomada.

Pero esos mecanismos deben ser solo instrumentos para alcanzar una mejor calidad de vida. La política pública debe iniciar por apreciar lo deseos e intereses de los ciudadanos, que se traducirán en diversas alternativas, entre las que habrá que decidir, utilizando los mecanismos pertinentes. Y una vez implantada la decisión, los ciudadanos debemos tener acceso a los resultados y proceder a evaluarlos.

Porque el meollo de las decisiones de política pública no está en encontrar los modelos matemáticos más sofisticados, o en buscar los datos más precisos, sino en hacer explícitos los valores e intereses de los ciudadanos.  No es un problema de ecuaciones: es un problema de ayudar a los ciudadanos a concebir un mundo mejor, al que tienen derecho; es un problema de dialogo con otros ciudadanos acerca de intereses divergentes; es un problema de articulación de sus ideales en acciones realistas; es un problema de evaluación acerca de si esas decisiones se están llevando a la práctica de manera eficaz.

El primer y el último paso, esenciales en una democracia, no se dan de manera rigurosa y desinteresada en nuestro país. Las decisiones simplemente aparecen, con un carácter monolítico, que ahuyenta cualquier intento de crítica.

Muchos ciudadanos han decidido aislarse de su entorno social. Se limitan a trabajar y atender a su familia, decepcionados de instituciones que los han defraudado, pero de cuya influencia no pueden escapar. Transitan con anteojos oscuros y audífonos para no ver ni oír más que su interés inmediato. Y así, la crítica se extingue, para beneplácito de quienes deciden la política pública. 

Recuperar la confianza de los ciudadanos en sus instituciones requiere que descubran que sus acciones ciudadanas sí tienen impacto. Y en esto, las organizaciones de la sociedad civil tienen mucho que aportar. No se trata de disparar otra andanada de encuestas, sino de construir mapas para entender la articulación de valores que guía el quehacer de los ciudadanos. No se requieren más discursos para convencernos de que vamos bien, sino facilitar el dialogo entre ciudadanos para idear un país mejor. No se nos debe adoctrinar para que marchemos todos en la misma dirección, sino que debemos volvernos conscientes de nosotros mismos y de los otros.

Cuauhtémoc Olmedo – La evaluación de resultados como práctica ciudadana

Contratar un gerente

En cada proceso electoral los ciudadanos no elegimos autoridades, contratamos empleados. Designamos a gerentes en cuyas manos depositamos millonaria bolsa de impuestos para que los gasten en los rubros que el pueblo, propietario de ese dinero, determina.

El presidente del país, los gobernadores y alcalde son administradores de ese dinero y a cambio de ese trabajo les permitimos asignarse copioso salarios y otros privilegios. 

Su labor es invertir bien nuestro dinero en rubros que nosotros decidimos: combatir la pobreza, mejorar la salud, elevar el nivel educativo, aumentar la producción en el campo, la industria, el comercio y los servicios, ampliar la infraestructura, combatir la delincuencia, proteger a mujeres, niños y ancianos, impulsar la investigación, la cultura y el deporte, etc.

Los ciudadanos estamos ocupados en trabajar, atender a la familia y resolver asuntos cotidianos, no tenemos tiempo para supervisar si esos empleados realizan sus funciones. Por ello contratamos a otras personas interesadas en hacer  esa tarea y, además, mantener actualizado el marco legal del país. A estos empleados los llamamos diputados y Senadores. Y les pagamos requetebién por ser nuestros representantes. 

Los ciudadanos tampoco tenemos tiempo ni conocimientos para encargarnos de administrar y procurar justicia.  Por ello contratamos abogados para ocuparse de ese  importante asunto. Ellos integran el Poder Judicial, y también los recompensamos con espléndidos salarios y prestaciones.

 ¿Entonces por qué las cosas no marchan bien en México? ¿Por qué aumenta la pobreza y hay récord de crímenes? ¿Elegimos malos empleados? ¿No reciben pago suficiente?

La respuesta, creo yo, es que se agotó el sistema democrático. Esa división de poderes que establecimos ya no funciona. Los ciudadanos que somos dueños de la empresa, los patrones, no podemos despedir ni meter a la cárcel a esos malos administradores que no trabajan y además nos roban. 

El colmo: esos pésimos gerentes pueden ahora prolongar su permanencia en el cargo si engañan a la mayoría de nosotros –o recurren al fraude- para que los ratifiquemos.

La democracia ya no funciona. No somos los patrones. Es hora de inventar otro sistema.

A los ciudadanos nos cuesta sacrificio generar las millonarias bolsas de dinero que entregamos a nuestros subalternos. (En el caso de Yucatán, cada mes depositamos en el gobierno estatal un promedio de $3,200 millones.)

 Ellos convierten el erario en poder para nulificar a los dueños de la empresa, los patrones. Los papeles se voltearon.  Son ellos los que mandan.

 La  situación continuará al revés si son pocos los que se lanzan a cambiarla. Es necesario mayor número de valientes, estos deben sobrepasar a la cantidad de los indiferentes, los cobardes y los cómplices del grotesco sistema que necesitamos transformar.

Te invitamos a sumarte al sector de la sociedad que ya se organizó y trabaja para concretar esta transición. El movimiento Nosotrxs es una de esas manos nacionales que se extiende para que en el próximo sexenio los ciudadanos recuperemos los poderes públicos, aquello que siempre ha sido nuestro.

Eres  bienvenido.

Hansel Vargas – Contratar un gerente

Exigir nuestros derechos con las instituciones que ya tenemos.

México enfrenta en el 2018, un proceso electoral de características y dimensiones muy diferentes a lo que en cualquier otro momento de su historia haya vivido su sociedad, la posibilidad del arribo de un Presidente de la República que intente una transición política más allá de lo que fue la simple alternancia partidista vivida en el lapso 2000 a 2012, ha puesto en incertidumbre a diversos sectores de la sociedad, fundamentalmente a quienes política, económica y socialmente han estado vinculados al modelo de gobierno conocido en los últimos 72 años, contados entre la institucionalización del partido de estado en 1946 y el presente.

Si bien las prioridades de Nosotrxs están claramente concentradas en la exigencia para reducir la desigualdad y garantizar el acceso equitativo a bienes y servicios públicos en favor de las comunidades más pobres del país, así como en dignificar la democracia y combatir a la corrupción en todas sus expresiones, este objetivo en sí resulta muy amplio y requiere de ser dirigido con precisión al origen de los males político-sociales que combatimos y no solo a sus efectos.

El resultado de las elecciones del domingo 1º. de julio, necesariamente definirán a quienes han de encabezar a los poderes Ejecutivo y Legislativo federales, amén de los correspondientes a las entidades que celebran procesos electivos concurrentes. La resultante también traerá consigo cierto grado de efervescencia política impulsada tanto por quienes ganen de los comicios, como por los que no, sin embargo, para un movimiento que pugna por la democracia, los nombres de los que resulten electos debe ser lo menos importante, siempre y cuando estos hayan sido el producto de una elección democrática en la que la voluntad de la mayoría sea respetada por propios y extraños, ya que en un demócrata las filias y las fobias políticas no tienen cabida.

Para muchos la incógnita sobre qué sucederá a partir del 2 de julio próximo les hace proyectar escenarios político-sociales, mientras que otros lo hacen tramando la especulación económica que podrá generarse como consecuencia de los resultados, ya sea que se viva un cambio drástico en las intenciones declaradas de la forma de gobernar o si prevalecen las vigentes a través de cualquiera de las dos opciones alternas que existen.

Sin embargo, la fecha que más debe mantenernos atentos es la del 1º. de diciembre próximo, cuando el nuevo Ejecutivo Federal entre en funciones, ya que de las decisiones políticas que emprenda, necesariamente tendrá que seguir una toma de acción por parte de nuestra organización, la cual no deberá ser personalizada sobre las cualidades individuales de quienes gobiernen o legislen, sino contra sus determinaciones públicas que sean contrarias a lo que nuestros principios como agrupación propugnan, ya que en ningún momento debemos perder de vista que somos una oposición adversa a conductas políticas aberrantes y no a individuos o grupos de estos solo por el hecho de disentir de ellos.

  

Eréndira Jiménez – Exigir nuestros derechos con las instituciones que ya tenemos

Actuar más allá de nuestros propios intereses

Como ciudadana de nuestro querido país, aplaudo y agradezco muchísimo la gran oportunidad que Nosotrxs, como movimiento de oposición social, nos brinda para poder acceder a un espacio común de reflexión, de diálogo y de acción ciudadana.

Si bien la democracia en México se ha ido construyendo y fortaleciendo por diversos grupos y organizaciones civiles que valientemente han trabajado desde distintos frentes para defender valores y causas que nos atañen a todos, falta aún poder armonizar todas esas voces para la construcción de un diálogo nacional. El contexto, los interlocutores y las propuestas deben ser producto de la elección libre e imparcial de todos.

Considero que Nosotrxs representa una auténtica opción para aquellos que buscamos contribuir de alguna manera, entre la pluralidad de pensamiento y las diferentes situaciones de vida de cada uno de nosotros, en encontrar soluciones eficaces, responsables y honestas a los graves problemas de pobreza, corrupción, impunidad, desigualdad, intolerancia e inseguridad que, lamentablemente, ya son parte de la vida cotidiana.

Ante este deplorable panorama, resulta muy triste y desesperanzador que en la mirada de los jóvenes no se vislumbre la posibilidad de lograr el desarrollo pleno de su proyecto de vida. Es por ello, por nuestros jóvenes y nuestro futuro como sociedad, que desde una ética ciudadana debemos reencontrarnos en el rescate y fortalecimiento de los valores mínimos que nos dan identidad como mexicanos y, más aún, como seres humanos.

El espíritu de la propuesta de Nosotrxs me hace recordar al filósofo James Rachels, quien describió qué significa ser un agente moral responsable: “…alguien que se preocupa imparcialmente por los intereses de cada uno de quienes se verán afectados por lo que hace; alguien que distingue cuidadosamente los hechos y examina sus implicaciones; alguien que acepta principios de conducta sólo después de analizarlos con cuidado para estar seguros de que son firmes; alguien que está dispuesto a “escuchar la razón”, incluso cuando esto significa que tendrá que revisar sus convicciones previas y, finalmente, alguien que está dispuesto a actuar siguiendo los resultados de su deliberación”.

Al día siguiente del 1o. de julio de 2018, podríamos preguntarnos si en verdad fuimos moralmente responsables ante las “elecciones” políticas y sociales que tomamos, si actuamos más allá de nuestros propios intereses considerando el bien común y anteponiendo, por sobre todas las cosas, nuestro amor por México.

Amelia Fiel – Actuar más allá de nuestros propios intereses

La política ciudadana más allá del proceso electoral

La verdadera política ciudadana no es únicamente la intervención en el proceso electoral, la vigilancia al desempeño de las autoridades electas es indispensable.

Hidalgo es un estado donde nunca ha existido alternancia política en el gobierno estatal. En consecuencia, el control institucional del sector público, sector educativo y sector salud es muy fuerte y los opositores sufren represalias y bloqueos laborales. En este escenario se ha vuelto complicado realizar proyectos críticos y de denuncia a la corrupción. La libertad de expresión y el surgimiento de portales de internet de investigación y denuncia ciudadana ha sido importante para que los jóvenes tengan otro panorama distinto al que se vivió en los años 1990 donde un servidor obtuvó la mayoría de edad y comencé a ejercer el voto.

Afortunadamente hoy en día, existen organismos como el Instituto Nacional de Acceso a la Información y Protección de Datos, Fiscalía Especializada Para la Atención de Delitos Electorales, Sistema Nacional Anticorrupción, que aún falta que sean desarrollados en plenitud y superar deficiencias de operación, pero en la medida que nosotros los ciudadanos los utilicemos, vigilemos su operación y hagamos presencia en estas organizaciones se va a lograr mejorar su funcionamiento.

Muchos ciudadanos de la entidad desconocen o son indiferentes a los derechos que tienen y que son ejercidos a través de estas instituciones, por lo cual se hace indispensable la difusión a través de reuniones  vecinales, escolares, grupos sociales, ejidales, la formación cívica de la población es el primer paso para que pueda denunciar, ejercer, proteger y exigir sus garantías.

Desde un simple escrito con las firmas de los vecinos de una colonia solicitando el restablecimiento de un servicio municipal, hasta una denuncia penal a un funcionario público, deben ser instrumentos que la ciudadanía utilice para intervenir en el desempeño del servidor público. Lamentablemente la indiferencia y falta de cultura cívica hacen que en Hidalgo los grupos y activistas sociales tengan poca fuerza e influencia sobre autoridades estatales. Se ha tenido que recurrir a organizaciones de influencia nacional o internacional para que las autoridades le den el lugar a la exigencia ciudadana.

Por lo anterior, la difusión del proyecto Nosotrxs en la ciudadanía de Hidalgo representa una opción real y organizada para la intervención de las personas en la vigilancia, denuncia y oposición a la corrupción, nepotismo, falta de transparencia, tráfico de influencia y falta de compromiso de las autoridades gubernamentales en la atención a los gobernados.

La formación y participación de brigadas para formación cívica, apoyar a otros ciudadanos en peticiones, solicitudes y denuncias, la revisión del ejercicio presupuestal del Estado de Hidalgo y su difusión en la ciudadanía, las observaciones que la auditoría superior del estado y de la auditoría superior de la federación y que sean del conocimiento de la ciudadanía, así mismo un sistema de quejas en instituciones de salud, educativas, ministerios públicos y oficinas de atención ciudadana, son acciones que pueden posicionar el proyecto Nosotrxs en la ciudadanía no sólo de Hidalgo, sino del resto del país.

Oscar Estrada – La política ciudadana más allá del proceso electoral

Trabajemos unidos para que nuestra voz sea escuchada

Soy una ciudadana perteneciente a la Asociación Civil “Iniciativa Ciudadana de Guaymas” donde nos enfocamos a estimular y dinamizar la participación ciudadana, a fin de fortalecer el desarrollo de la comunidad. En este proceso electoral, decidimos impulsar la Democracia Participativa y creamos un proyecto al cual llamamos: #PropuestasCiudadanas en el cual entregamos:

  • 8 Peticiones ciudadanas a los 6 candidatos a Senadores
  • 9 Peticiones ciudadanas a los 3 candidatos a Diputados Federales
  • 21 Propuestas ciudadanas a los 6 candidatos a Diputados Locales
  • 34 Propuestas ciudadanas y 13 Recomendaciones a los 6 candidatos a Presidente Municipal

También organizamos una MESA DE DIÁLOGO con los candidatos a la presidencia municipal, el cual constituyó un evento genuino, ya que los ciudadanos asistentes pudieron hacer preguntas directas y espontáneas a los candidatos y cuyo fin fue conocer de cerca su proyecto para llegar a emitir un voto razonado.

Un enorme gusto nos ha dado el ver que estos esfuerzos de Democracia Participativa están dando ya los primeros frutos, pues varios candidatos han hecho suyas varias de las propuestas presentadas, comprometiéndose a darle seguimiento de llegar a ocupar el puesto de elección popular.  Esto nos motiva a seguir adelante, unidos ciudadanos, para conseguir el tan anhelado cambio.

Por ello, después de las elecciones, quede quien quede, daremos seguimiento a nuestras #PeticionesCiudadanas para conseguir sean subidas al Pleno o gestionadas, según sea el caso.

De igual forma, solicitamos a los candidatos a legisladores federales y locales, que nos consulten a los ciudadanos antes de votar por algún asunto o iniciativa de interés para la comunidad en general.

Para nosotros, este esfuerzo de Democracia Participativa no termina con este proyecto, al contrario, apenas inicia. El 1° de Julio serán las votaciones, pero los 183 días restantes del 2018, los 365 días del 2019, los 366 del 2020, en fin, nuestra tarea como ciudadano responsable, no inicia y acaba un solo día del año, cada 3 años. Esto es un proyecto de vida, de legado.

Por eso, te invitamos a que te sumes a este esfuerzo ciudadano, de acercarnos a nuestros regidores, a nuestros legisladores federales y locales, quienes tienen la encomienda de velar y resguardar el beneficio y patrimonio nacional, a que cumplan con su encomienda con responsabilidad, con honestidad, con economía, con transparencia, pero sobre todo, con apertura hacia la ciudadanía.

¡Trabajemos unidos para que nuestra voz sea escuchada, sea valorada y tomada en cuenta para generar los tan anhelados cambios que requerimos, para hacer de nuestro querido México, una verdadera potencia mundial, con igualdad de oportunidades para todos los mexicanos!

Angelita Flores – Trabajemos unidos para que nuestra voz sea escuchada

Reapropiarnos de lo público

Me atrevo a partir de un diagnóstico desolador, que por más que resulte sobradamente conocido, es nuestro punto de partida. Estamos enfrascados en señalar los vicios y taras de nuestra clase política, así como la captura de la administración pública y de todas nuestras instituciones políticas. El clima de violencia generalizada, la creciente inseguridad pública, el desborde de la criminalidad parecen llevar como correlato la simple incompetencia, corrupción y falta de escrúpulos de esa misma clase política.

Mientras tanto, esa difusa, endeble, inaprehensible y vapuleada sociedad civil –a la que todos pertenecemos, pero aún no encontramos modo de darle concreción y mayor fuerza–, no representa el indispensable contrapeso contra las tropelías e insuficiencias de esa clase política.

El más trágico déficit de nuestra lastimada democracia no es haber engrosado esa clase política indefendible. Es no haberle dado cauce a la construcción y fortalecimiento de una ciudadanía organizada y participativa. Esta es la auténtica tragedia que acompaña, y seguramente explica en buena medida, las otras que acá se han mencionado.

Todos los análisis, diagnósticos, y por supuesto, nuestra experiencia cotidiana en el espacio público y las redes sociales virtuales, nos brindan signos alarmantes de nuestras escasas aptitudes cívicas y democráticas. Frente a ello, hay dos tipos de respuestas bastante comunes que me preocupan especialmente. Por un lado, la fuga al individualismo y lo privado. Por otro, la opción por reforzar la penalización.

Me alarma que se pretenda que las principales vías de solución a la escasa civilidad que padecemos es el simpe compromiso personal con conductas apropiadas y el refuerzo de la autoridad de los adultos en las familias frente a niñas, niños, adolescentes y jóvenes. Eso puede ser condición necesaria, pero en absoluto es suficiente. La comunidad y nuestras instituciones sociales y políticas son mucho más que la simple suma de sus partes.

El desafío frente a esa fuga al individuo y a la “célula básica de la sociedad” implica reconstruir la cohesión social, en cada comunidad y barrio, en todos los espacios públicos, evitando la estridencia –y vacuidad– del discurso político, practicando la elemental civilidad, pero sobre todo, divulgando buenos ejemplos de los vecinos y personalidades locales, las mejores prácticas desde los grupos, colectivos y organizaciones, y sobre todo, rastreando, rescatando y divulgando la memoria colectiva de la construcción y la convivencia comunitaria en nuestros espacios.

Más que un movimiento de oposición social, lo que nos urge es una enorme iniciativa de construcción de ciudadanía y cohesión social, asentada no en abstractos valores civiles y políticos, sino en la auténtica articulación de estos con las prácticas, la memoria, los valores, el trabajo, en fin, la cultura de las comunidades y de toda la ciudad, de todo el país.

Se trata de reapropiarnos de lo público, de responder efectivamente con alegría y esperanza a quienes ya sólo cuentan con el miedo y el hartazgo.

Francisco Vite – Reapropiarnos de lo público

Pasar de la teoría a los hechos

Nosotrxs: un movimiento que tendrá que ser empirista, pasar de la teoría a los hechos y eso sólo se logrará con que tú, yo, ellos y nosotros construyamos una sociedad consciente; no equivocarse en concentrarse en una sola parte de ella. Hay que buscar y sumar a más y más para que nosotros, y sólo nosotros, nos salvemos de caer en las incongruencias políticas. Ése es el gran reto de Nosotrxs.

Marcos Jiménez – Pasar de la teoría a los hechos

amlo zocal

Un día después y el México que viene

Mis últimas semanas las he dedicado a pensar y repensar lo que hoy escribo. Recurro a la excusa narrativa de una carta, sobada y vuelta a sobar, porque me permite una cercanía emocional que me parece necesaria, que me dará licencias en donde las necesito.

Por José Merino

Publicado originalmente en Nexos

Andrés Manuel,

Mis últimas semanas las he dedicado a pensar y repensar lo que hoy escribo. Recurro a la excusa narrativa de una carta, sobada y vuelta a sobar, porque me permite una cercanía emocional que me parece necesaria, que me dará licencias en donde las necesito. Quiero contarte por qué ayer salí como millones a celebrar tu triunfo y por qué hoy encuentro urgente decirte cuál considero que debe ser el legado de tu presidencia. Como millones, ayer dejé en alguna plaza pública las ropas del eufórico simpatizante en campaña para amanecer hoy con las ropas de un ciudadano más cauto: expectante y vigilante de tu gobierno. Créeme, es un tránsito saludable.

Me pregunto a qué atribuyes tu triunfo, cómo entiendes tú este momento, y deseo que tu respuesta se refiera a más las circunstancias del país que a ti. No es que no importes, es que importas en virtud de lo que representas en un momento específico de México. Si lo ves así, se abren caminos para transformar y se cierran caminos para la soberbia. Conjugar en la primera persona del plural. Construir por fin los espacios democráticos en los que ciudadanos encuentren mecanismos de control y castigo; en los que puedan acompañar o abandonar. Dicho de otro modo, importas porque te toca ensamblar la democracia mexicana sostenible en el futuro.

Ilustración: Kathia Recio

Ganaste porque esta ha sido una democracia de despojos, una democracia en la que los ciudadanos no tienen mecanismos de control político o judicial para afectar su propia vida vía lo público. Cuesta entenderlo, ¿Por qué un régimen que permite la alternancia en el poder, que define quiénes ocupan el gobierno vía elecciones, no ha derivado en un sistema representativo, garante de derechos, y que rompa complicidades entre élites políticas y económicas? Creo que parte de la respuesta descansa en nuestra estabilidad, en el trayecto entre una autocracia institucionalizada, una transición pacífica y una reducción de la democracia a la construcción de autoridades electorales y procesos competidos; así garantizamos la sobrevivencia de mecanismos de gobernabilidad autocráticos. Hay una discontinuidad entre las elecciones y el ejercicio de gobierno, y ese hueco ha sido llenado por varias capas de complicidad entre élites. Ahí entran los acuerdos cupulares entre partidos, los procesos de decisión consensuales, la debilidad del sistema de pesos y contra pesos, las carencias en competencia económica, la ausencia de un sistema de medios independiente e informativo, y la impenetrable costra que han formado grandes empresarios y políticos que, sin importar las elecciones, nunca pierden.

Adivinas a dónde voy: los ciudadanos han sido los invitados de piedra de esa democracia. Nos convirtieron en cómplices de nuestro propio despojo. Ahí fuimos cada elección, movilizados por operadores políticos, acarreados en camiones, uniformados con una playerita y una gorra que durarán al menos más allá de la elección, estirando la mano para recibir ilegalmente una fracción del dinero que los gobiernos debieron gastar en nuestro bienestar, enterados de que entre ese voto y nuestro bienestar no hay vínculo alguno, y al mismo tiempo, temerosos de frenar ese ciclo.

Pasó que el último sexenio llevó el despojo demasiado lejos. Pasó que acumulamos 250 mil víctimas de homicidio y más de 37 mil desaparecidos. Pasó que no crecimos, pero sí se incrementaron deuda e inflación. Pasó que los únicos empleos disponibles anulan tus derechos laborales. Pasó que el salario promedio real es una tercera parte de lo que era en 1975 y el salario mínimo no alcanza para cubrir el consumo calórico mínimo. Pasó que acumulamos semana tras semana escándalos de corrupción que involucraron a 14 gobernadores, al gabinete federal y al propio presidente, de la Casa Blanca a Odebrecht, pasando por Duarte y la Estafa Maestra. Pasó que con contadísimas excepciones, esos escándalos quedaron en la total impunidad. Pasó que nos enteramos de todo esto gracias a medios independientes o actores de la sociedad civil dedicados a hacer el periodismo al que los medios tradicionales han renunciado. Pasó que atestiguamos el deterioro de autoridades de monitoreo y alerta, la Fepade, el INAI, el TEPJF o la ASF. Pasó que no hubo dedo que alcanzara para tapar las violaciones sistemáticas de derechos humanos, el uso excesivo de la fuerza pública y los crímenes de lesa humanidad. Pasó que todos vimos cómo cuerpos policíacos se llevaron a 43 estudiantes de quienes no volvimos a saber. Pasó que las autoridades no han logrado esclarecer el caso, llenaron de irregularidades la investigación, torturaron detenidos y se negaron a aceptar las conclusiones de un grupo internacional de investigadores. Pasó que la clase política partícipe del Pacto por México se comportó como si aquí no pasara nada. Pasó que Meade era demasiado PRI y Anaya poca oposición. Pasó que Anaya logró, como nadie antes, dividir a las élites y Meade se negó a reconciliarlas. Pasó que tu discurso de 18 años resonó apenas. Pasó que siendo tú casi el mismo, nosotros ya habíamos cambiado. Pasó que por eso nos encontramos. Pasó pues, que ganaste.

Pasa ahora que te toca romper con todo lo anterior. Pasa ahora que nos toca vigilar y exigir que lo hagas. No comparto las críticas que suelen hacerte, creo que usan “populismo” como una excusa para defender el statu quo, mantener privilegios y asustar a los desposeídos para mantenerlos justo donde están. Tampoco coincido en que seas un político de “talante autoritario”, no encuentro en tu ejercicio de gobierno nada que respalde esa conclusión. Mis inquietudes respecto a ti y tu gobierno son otras: centras con demasiada frecuencia las soluciones en ti. Me parece problemático no porque tema una regresión democrática, sino porque puede entorpecer su progresión: tu gobierno debe reconfigurar las instituciones de nuestra democracia. Te lo digo con toda honestidad, aunque comparto tu diagnóstico y tus señalamientos, no he logrado ver en ti con total claridad una vocación de construcción institucional, de armar futuros posibles y sostenibles, de abrir espacios legales para redistribuir el poder público de unos cuantos a todos, vamos, de dotar a los ciudadanos de mecanismos de incidencia y control. Si tu gobierno no deja ciudadanos autónomos y emancipados, no será un gobierno de cambio.

Consulta el artículo completo.