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La promesa incumplida del Convenio 189

Por Andrea Santiago

En 2014, Osorio Chong encabezó la entrega de los Premios por la Igualdad y la No Discriminación que otorga el Conapred. Una de las premiadas fue Marcelina Bautista, reconocida por su larga trayectoria en la promoción y defensa de los derechos laborales de las y los trabajadores del hogar. El titular de la Secretaría de Gobernación resaltó lo fundamental de que “les sean respetados sus derechos en los términos que establece la Constitución y gocen de protección efectiva para que desempeñen sus actividades en condiciones de empleo equitativas y decentes”. Habló de la importancia de pasar “de las relaciones culturales de servidumbre, a las de un trabajo digno con derechos y responsabilidades”, y de lo central que resultaba hacer adecuaciones a las propias leyes y a las políticas para combatir la desigualdad y discriminación.

Finalmente, se comprometió, en ese mismo acto, a enviar al Senado el Convenio 189 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) para su ratificación, el cual reúne una serie de normas y lineamientos específicos para garantizar los derechos humanos y laborales de las y los trabajadores del hogar. Entre otros, la afiliación obligatoria a la seguridad social, establecimiento de un horario de trabajo y de días de descanso, pago de vacaciones y horas extras. Ni más ni menos que un piso mínimo de derechos para vivir dignamente.

El Convenio 189 obliga a los países que lo ratifiquen a modificar sus leyes, a crear políticas públicas, a trabajar y coordinar las instituciones para adoptar medidas que garanticen los derechos de este sector. La ratificación de dicho Convenio involucraría un cambio sustancial en las condiciones laborales de 2.4 millones de trabajadores en México, que por primera vez en la historia transitarían a la formalidad.

Lo dicho hace tres años en esa ceremonia por Osorio Chong desafortunadamente se quedó en la promesa incumplida y, a la fecha, la ratificación del Convenio 189 se encuentra estancada. La semana pasada el Senado de la República reiteró el exhorto al Ejecutivo Federal para que realicen los trámites necesarios para dicha ratificación. Al día de hoy continuamos a la espera.

La pregunta es ¿quiénes llevan esperando y qué costos tiene esa espera? Las cifras nos guían hacia una respuesta. 97% de trabajadoras y trabajadores del hogar no tiene derecho al sistema de salud ni al ahorro para el retiro: el coste lo cargan sus bolsillos y sus familias cuando enferman o envejecen. El 84% no tiene vacaciones pagadas: el coste lo carga el cuerpo de estos trabajadores que no pueden descansar pues esto implicaría una disminución significativa en sus ingresos. El 99% no cuenta con contrato escrito de trabajo: el coste lo cargan quienes trabajan pues no tienen un documento que los respalde jurídicamente cuando sus derechos sean vulnerados.

Lo que es evidente es que quienes más pierden día con día con esta alargada espera, son las millones de personas que se dedican a estas labores junto con sus familias. La promesa de Osorio Chong no es por tanto banal en este contexto, no es una de esas palabras que pueden decirse y olvidarse, porque olvidar en este caso significa hacer de la desigualdad y discriminación un destino con el aval de las autoridades federales.

Cofundadora de Nosotrxs

@NosotrxsMX

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Ratificar el Convenio 189 de lxs trabajadorxs del hogar

Por Aram Barra

La Organización Internacional del Trabajo aprobó en el año 2011 el Convenio 189 sobre las y los trabajadores del hogar, el cual estableció los derechos del gremio, así como las medidas que los Estados deben cumplir para garantizar el ejercicio del derecho al trabajo digno. Al mismo tiempo, se aprobó una Recomendación 201, en la que se establecen complementos a las obligaciones definidas en el Convenio.

En el caso de México, las implicaciones no son menores. Como he dicho antes, las cuidadoras de personas, lavanderas, planchadoras, cocineras, choferes, vigilantes, porteros y jardineros en México suman 2.4 millones de personas. El 97% no cuenta con ningún tipo de servicio de salud; el 75% gana entre uno y dos salarios mínimos; el 96% no cuenta con contrato de trabajo; el 67% no tiene derecho a vacaciones, y sólo el 57% recibe aguinaldo.

Para todas estas personas, la entrada en vigor del Convenio 189 y la Recomendación 201 de la OIT formalizaría los derechos otorgados por la Ley Federal del Trabajo y les otorgaría ingreso a los sistemas de seguridad social. Para un inmenso gremio que se encuentra normalmente desprotegido legalmente y sin seguridad social, la ratificación del Convenio haría un mundo de diferencia.

Han pasado siete años –y contando– y el gobierno de México no ha promovido que el acuerdo internacional se convierta en ley. El principal argumento durante este periodo ha sido que las implicaciones presupuestarias de dicha ratificación serían de un peso importante para el gobierno federal. Ésa ha sido, al menos, la excusa. De acuerdo con un reciente documento publicado por el Instituto Belisario Domínguez (IBD), hay al menos dos implicaciones legislativas y de implementación.

Por un lado, la adecuación de ordenamientos legales y administrativos con el objetivo de “reconocer, proteger y garantizar el derechos los trabajadores domésticos a la protección de la seguridad social, con lo que se mandataría la incorporación para aseguramiento voluntario al régimen obligatorio, que implica acceso limitado a seguros, prestaciones y servicios”.

Por el otro, la ratificación del Convenio implicaría la instrumentación de políticas públicas focalizadas, así como mecanismos “para dar seguridad y certeza laboral a los trabajadores domésticos […] así como para regular y supervisar las relaciones laborales entre empleador y [trabajador] doméstico, y observar medidas para la determinación de salarios y prestaciones laborales”.

En este sentido, la ratificación del Convenio tendría implicaciones presupuestales. Al respecto, el IBD estima que considerando el régimen obligatorio que cubre los seguros de Riesgos de Trabajo, Enfermedades y Maternidad, Invalidez y Vida, Retiro, Cesantía en Edad Avanzada y Vejez, y, el de Guarderías y Prestaciones Sociales, el gobierno federal aportaría para 2017, 28 mil 414 millones de pesos para asegurar a las trabajadoras del hogar.

En otras palabras, ofrecer seguro social a 2.4 millones de trabajadores que hoy forman parte de los sectores más desprotegidos de nuestra sociedad nos costaría a las y los mexicanos casi 10 mil millones de pesos menos de lo que ha gastado Enrique Peña Nieto durante su administración en publicidad.

Queda entonces la pregunta sobre si el argumento constantemente utilizado por los opositores a la ratificación del Convenio está simplemente mal fundamentado o si es una mera excusa política. Existen indicios suficientes para pensar en lo segundo. Mientras tanto, 2.4 millones de empleadas del hogar siguen desprotegidas por el Estado.

Integrante de la Comisión Ejecutiva de Nosotrxs

@NosotrxsMX