No han sido ciertamente estos tiempos electorales los más propicios para la propagación de las ideas que abandera una agrupación como Nosotrxs. Tampoco lo han sido para continuar gestionando la ampliación de su base ciudadana que creció de manera acelerada, pese a estar apenas en el primer año de su existencia. Y es que, como ha sido patente para todos, en los últimos meses la atención de la sociedad se concentró -por buenas o malas razones- en los comicios del 1 de julio que serán, como se sabe, los más extensos, concurridos y complejos de la historia de México, y que están desde ya marcadas “…por el ambiente de violencia que se vive en el país y por una profunda crisis de legitimidad de los intermediarios políticos…”.

  Quienes asumimos con honor la función de promover en las entidades federativas la organización fundada por el doctor Mauricio Merino no hemos podido evitar el vernos afectado por esa realidad distractora que, muy a nuestro pesar, ralentizó el crecimiento del movimiento y disminuyó el ritmo de su expansión. No obstante esas adversas circunstancias, Nosotrxs cuenta ya con representantes en todos los estados de la República y con un número muy importante de adherentes. Se superó también el reto de mantenernos -pese a las presiones del momento- como la única formación ciudadana del país que estuvo al margen de la contienda partidista, sin que esa postura supusiera abdicar de nuestra aspiración por lograr una representación política digna.

Observadores nacionales e internacionales estiman que la situación política de México cambiará de forma radical debido a que los partidos -disminuidos, desacreditados y comprobadamente incompetentes- ya no están en condiciones de proveer soluciones a los problemas de una ciudadanía ávida de opciones diferentes. A mi juicio, esa es justamente la coyuntura idónea para relanzar con fuerza renovada el proyecto que impulsa Nosotrxs. En un escenario vacío de actores confiables, dejemos ya de ser solamente críticos sociales para, a partir de ese 1º de julio, empezar a jugar un papel más penetrante y dinámico, capaz de competir con propuestas de cara a la opinión pública.

Partidos y personajes que hasta esa fecha crucial gozaron de la prerrogativa de ser los únicos protagonistas de la política, o van a desaparecer, o se verán condenados a la marginalidad. Al extinguirse, o reducirse a su mínima expresión, dejarán espacios vacantes que pretenderán capturar gente carente de valores, sin más afán que medrar con ellos en beneficio de su propio peculio. Hay que impedirlo; esos espacios deben ser para Nosotrxs; es la hora, insisto, de dar el paso al frente para influir de forma propositiva, activa y determinante en la vida social y política de México.

Comprometámonos de nueva cuenta a ser garantes efectivos, tal cual rezan nuestros principios, “…de nuestros derechos, del buen funcionamiento de las instituciones, del uso honesto y transparente de nuestros recursos públicos y de la eficiente provisión de bienes y servicios públicos…”:l

José Vicente Sáiz – La oposición desde Tlaxcala

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