Por Frida Romay Hidalgo,
Coordinadora de Salud y Bienestar en Nosotrxs-Práctica: Laboratorio para la Democracia y consultora del “Global Nurse Executive Leadership Fellowship” de Partners in Health
X: @FridaRomayHgo
Bluesky: @fridaromayhgo.bsky.social
El personal de enfermería en México enfrenta numerosos desafíos, pero en zonas de alta marginación y controladas por el crimen organizado, los retos son aún más severos. En estos lugares, donde el acceso a la salud es ya de por sí limitado, la violencia y el abandono por parte de las autoridades complican aún más la situación, poniendo en riesgo no solo la calidad de la atención médica, sino la vida misma de quienes la brindan.
Uno de los fenómenos que se ha visto con mayor frecuencia es la partida del personal médico ante los altos índices de violencia. Muchos profesionales de la salud, ante las amenazas, el acoso o incluso los secuestros por parte de grupos criminales, optan por buscar un entorno más seguro, lejos de sus lugares de trabajo originales. Esto deja una brecha crítica en la atención sanitaria de estas comunidades, que termina siendo cubierta principalmente por el personal de enfermería y los trabajadores comunitarios de salud. En su mayoría, las y los trabajadores de salud son personas de las mismas comunidades afectadas, quienes, a pesar del peligro, permanecen porque son el último recurso para brindar asistencia a su comunidad.
La situación para estas enfermeras y enfermeros es extremadamente peligrosa. Además de las carencias que suelen enfrentar, como la falta de recursos médicos, insumos o medicamentos, deben lidiar con el temor constante a ser víctimas de la violencia. Algunos enfrentan amenazas directas por parte de los grupos delictivos, quienes ven en el sector salud una herramienta de control o incluso una fuente de ingresos a través de la extorsión. Otros han sido obligados a atender a personas vinculadas con estos grupos bajo condiciones coercitivas, sin poder recurrir a las autoridades, ya que en muchos casos estas también están infiltradas o coludidas con el crimen organizado.
Esta exposición a la violencia no solo afecta su seguridad física, sino también su salud mental y emocional. El estrés constante, la ansiedad y el miedo de ser atacados en cualquier momento generan un ambiente de trabajo insostenible. A pesar de estas adversidades, muchas enfermeras siguen adelante, conscientes de que, sin su presencia, las comunidades quedarían completamente desamparadas en términos de salud.
Es fundamental subrayar que la seguridad de las enfermeras y los enfermeros en estos contextos es, antes que todo, una responsabilidad del gobierno. Las autoridades deben garantizar condiciones que les permitan trabajar sin temor y en un ambiente seguro. Sin embargo, a menudo la respuesta gubernamental es insuficiente, dejando al personal de salud vulnerable en zonas de conflicto. Es imperativo que se implementen políticas públicas más efectivas que protejan a los trabajadores de la salud y aborden de manera integral los riesgos que enfrentan.
No obstante, la responsabilidad no recae solo en el gobierno. Las organizaciones e instituciones donde labora el personal de enfermería también tienen el deber de cuidar y abogar por el cumplimiento de sus derechos y su bienestar. Estas entidades deben implementar medidas de protección, proporcionar apoyo emocional y psicológico, y promover condiciones laborales dignas. Asimismo, deben exigir que los derechos de su personal sean respetados y trabajar de la mano con las autoridades para garantizar un entorno seguro. Solo con una alianza sólida entre el gobierno y las instituciones será posible mejorar la calidad de vida de quienes dedican su vida a cuidar la salud de otros.
La labor del personal de enfermería en estos entornos va más allá de la atención médica; se convierten en figuras de apoyo emocional, consejeras y defensoras de la dignidad de sus pacientes. En medio de la adversidad, muestran una valentía admirable, permaneciendo al servicio de las personas que más lo necesitan, incluso cuando ello implica riesgos extremos para sus vidas.
La región fraislesca, en el estado de Chiapas, es un ejemplo claro de este tipo de situaciones. Enfrentando una grave crisis de inseguridad, las enfermeras, a quienes dedico este texto con profunda admiración, han elegido quedarse y continuar con su labor en medio de la violencia. Ellas son un símbolo de resistencia, profesionalismo y compromiso con su comunidad. A pesar de vivir en un entorno controlado por el crimen organizado, con recursos limitados y un sistema de salud precario, siguen desempeñando su trabajo con una dedicación inquebrantable, arriesgando sus vidas cada día.
La situación que enfrentan ellas, no es única. A lo largo de México, miles de enfermeras enfrentan condiciones similares en áreas marginadas. Su entrega y valentía deben ser reconocidas y apoyadas. El personal de enfermería, en especial en estas zonas, merece el respaldo total de las autoridades y la sociedad, así como medidas concretas que garanticen su seguridad y el cumplimiento de su importante labor. La violencia no debería ser parte de la rutina de quienes tienen como misión cuidar la salud y la vida de los demás.
Es fundamental generar conciencia sobre esta problemática y exigir cambios estructurales que protejan a los trabajadores de la salud en las zonas mayores índices de violencia y con mayores carencias estructurales. La seguridad, el apoyo emocional y psicológico, así como mejores condiciones laborales, son derechos que deben ser garantizados. El coraje y la dedicación del personal de enfermería en estos contextos es un ejemplo del compromiso humano con el bienestar de los demás, pero no debería ser a costa de su propia seguridad o su vida.
Este texto es para todas las enfermeras que luchan cada día no solo contra la enfermedad, sino contra un sistema y una realidad que muchas veces las deja desprotegidas. Su labor es invaluable, y su coraje, admirable. Que este mensaje sirva para visibilizar su situación y honrar el inmenso valor de su trabajo, no solo en Día de la Enfermería sino todos los días.
Publicación original: https://oem.com.mx/elsoldemexico/analisis/la-valentia-del-personal-de-enfermeria-20883731