Marx contra Goldin: el triunfo del aparato

Por Mauricio Merino, coordinador nacional de Nosotrxs

Publicado originalmente en El Universal

No ha hecho otra cosa que dedicarse a promover la lectura. Desde que comenzó su carrera en el Fondo de Cultura Económica hace más de treinta años, Daniel Goldin decidió que esa sería su vida: enseñar a leer en los libros y fuera de ellos. Fue quien concibió, impulsó y dirigió la colección de libros para niños en la editorial del Estado, que a la postre habría de convertirse en la más importante de México y, probablemente, del mundo que habla español.

Salió de allí con el cambio de siglo y de siglas, porque disintió de la orientación comercial que imprimió la nueva dirección general a esa editorial, pues estaba convencido del papel que debe jugar el Estado en la conducción de una conversación libre, informada y plural entre quienes se leen y se entienden, a conciencia, como una comunidad que debe ser solidaria con quienes más lo necesitan y no sólo con quienes más pagan. En este sentido, Goldin se anticipó con muchos años a la narrativa que hoy enarbola el nuevo gobierno y se dispuso a diseñar una política de promoción de lectura que pensara, a un tiempo, en los más pobres, en sus condiciones de vida y en el largo plazo.

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