Publicado en Animal Político
Por Marcela Aguilar, directora de Formación de Nosotrxs
En los últimos meses, la participación de la sociedad civil en nuestro régimen democrático ha sido motivo de polémica en diversos medios de comunicación. Los discursos y narrativas en torno al tema se han centrado en la discusión de múltiples ideas, tales como: ¿Sociedad civil fifí?, ¿Sociedad civil: el espacio público de la deliberación social?, ¿Sociedad civil igual a membretes?, ¿Sociedad civil debe recibir recursos públicos?, por mencionar algunas.
Si bien, el propio presidente de la República ha sido el actor más relevante en cuestionar y poner en duda el desempeño de la sociedad civil en los asuntos públicos –a partir de sus discursos y narrativas—, la configuración del alcance que pueda tener la sociedad civil organizada en la toma de decisiones de política pública y en la defensa colectiva de derechos, no debe depender de si ésta coincide o no con la visión del gobierno en turno, sino de las acciones e incidencia que logren para consolidar el régimen democrático en nuestro país. Sin embargo, también es una realidad que la reputación de las organizaciones se construye –en alguna medida— a partir de sus acciones y del discurso dominante que logre imponerse y permear en la conciencia de todas y todos los ciudadanos.
No obstante, la ciudadanía mexicana se ha caracterizado por su escasa participación en la política, en la democracia y, en general, en los asuntos públicos. Según datos del último informe del Latinobarómetro, solo el 38% de la población apoya a la democracia, 1 de cada 2 mexicanos opina que este régimen tiene grandes problemas y solo el 18% de los mexicanos está satisfecho con su funcionamiento. El problema o riesgo que esto implica, radica en la construcción de una percepción del papel que desempeña la sociedad civil en la democracia, sesgada o equivocada. En otras palabras, cualquier actor o grupo con discurso sencillo, pero bien construido (y con un poco de suerte) tiene grandes posibilidades de gestar cambios políticos, persuadir actores y, por tanto, moldear la toma de decisiones que afectarán a todos los mexicanos.
Conscientes de ese riesgo y de la responsabilidad que implica construir una ciudadanía comprometida con mejorar las condiciones de vida de las y los mexicanos a partir del uso de las leyes e instituciones que ya existen en nuestro país, Nosotrxs apostó por la formación como uno de los principales ejes de acción. La formación para Nosotrxs consiste en la construcción de significados compartidos a partir de hacernos conscientes de la importancia de actuar en el presente, aquí y ahora, contra la vulneración sistemática de derechos.
Sin duda, dicha construcción constituye un gran reto para Nosotrxs y para la sociedad civil en general ante la indiferencia de un gran porcentaje de la ciudadanía por participar en los asuntos públicos. Por tanto, en Nosotrxs consideramos que para hacer frente a la vulneración de derechos, debemos empezar por difundir y hacer conciencia de la importancia de dar forma y contenido a la participación de las y los ciudadanos. Es decir, la formación para Nosotrxs, consiste en construir e incidir en la realidad del país a partir de la suma de las necesidades propias, la exigencia colectiva de los derechos que ya son nuestros y no como resultado de la adopción de un discurso dominante del Estado. Estamos a favor de la construcción de una realidad a partir de la narrativa resultado de la cohesión de la ciudadanía y no de la apropiación del discurso del gobierno.
Para ello, en el último año, Nosotrxs ha formado aproximadamente 180 líderes para la exigencia colectiva de derechos a través del Programa de Liderazgo e Innovación para la Democracia (LID), el cual tiene como objetivo capacitar a ciudadanos y activistas comprometidos con sus comunidades para organizar colectivos de exigencia de derechos en todo el país. El resultado: una red de líderes y activistas que hacen frente a la vulneración de derechos, a la corrupción y a la desigualdad que suman aproximadamente 30 proyectos de exigencia de derechos funcionando en colectivos ciudadanos en distintas partes del país, así como la puesta en marcha de la replicación del Programa LID en 7 regiones que incluyen todas las entidades federativas, con el cual esperamos formar 240 líderes más en los próximos meses.
El Programa LID para Nosotrxs ya es ejemplo y motivación para seguir actuando políticamente más allá de medios y plataformas electorales, pues las ideas importan, los medios e instrumentos importan, pero lo que más importa es el proceso mediante el cual se posibilita la construcción de un cambio político que todas y todos queremos ver en la vida democrática de nuestro país.
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